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Me sentía algo nerviosa al sentir la mirada de Calum sobre mi que ni siquiera podía concentrarme en terminar de desayunar.

Ellos dos charlaban de la manera más tranquila y divertidos posible, era sorprendente como ellos dos pudieron hacerse tan amigos en tampoco tiempo, aunque no lo creo imposible, Calum es el tipo de chico que le agrada a todo el mundo.

—¿Que te pasa Mads? —murmuró Rachel—. No has comido casi nada, ¿te sientes bien?

No en realidad, no.

—Si Rachel —medio sonreí—. Estoy bien solo que no tengo mucho apetito.

—¿Segura? Porqué podemos ir al médico si eso quieres...

—En serio, estoy bien no te preocupes por mí.

—Eres mi hermana, claro que me preocupo por ti.

—Rachel tiene razón Madeline, si no te sientes bien con todo gusto podría llevarlas a el hospital.

—En serio que estoy bien, gracias por preocuparte pero no necesito ir al doctor tal vez solo sea la resaca, con una Aspirina se me pasará.

—¿Necesitas una? —me pregunto Calum, mantenimiento el contacto visual entre ambos.

—Si, quizás eso sea lo que necesite.

—Bien iré por una, no dejaría que una de mis invitadas se fuera de mi casa insatisfecha.

Al terminar su oración Calum se levantó de la mesa y camino hasta la que supuse era la cocina dejándome sola de nuevo con mi hermana quien comía mientras me veía preocupada.

—Mad, ¿en serio estás bien?, ¿No tiene nada que ver con tu periodo o si?

—Estoy bien, y no tiene nada que ver con mi periodo.

—Vale confiaré en ti, pero sabes que no hay razón por mentirnos y menos si es sobre la salud.

—¿Crees que te mentiría con algo así?

—No.

—Entonces solo cree en mí.

Ella asintió y segundos después el moreno apareció en nuestro campo de vista con un vaso de agua y la Aspirina, llegó hasta mí y me entrego amabas cosas y le respondí de forma tajante con un gracias.

Abrí el envoltorio y deje caer la pastilla en el vaso de agua y después de haber vaciado el envoltorio bebí del vaso de agua, quizás mi falta de apetito si sea por causa de la resaca, no tenía un dolor insoportable de cabeza como pensaba que tendría.

Al terminar el desayuno le ayudamos a Calum a levantar la mesa y lavar los platos ya que él nos había dicho que las personas de limpieza no llegaban hasta mañana por la mañana, ya era tarde y era hora de regresar a casa. Mamá sabía que estábamos en casa de un conocido pero ya era momento de regresar a nuestro nuevo hogar y sentir la confianza familiar.

—Gracias Cal, te veré mañana en el instituto que tengas un buen día.

Rachel se despidió de él y camino lejos de nosotros en busca de nuestro auto y yo me quedé en el pórtico con él, en silencio un completo silencio.

—En serio gracias por habernos dejado quedarnos en tu casa, apreció demasiado ese gesto.

—No hay de qué, después de todos no se llevaron una buena impresión de lo que son mis fiestas —dijo con cierta burla, y sabía que se refería a lo del incidente del chico muerto en su sala.

—Creo que ya no volveré a venir a tus fiestas —bromeé.

—Mierda...creo que tendré que ser muy específico en la invitación para que sigas viniendo a ellas, pondré en letras grandes y roja un texto que diga "Queda totalmente prohibido que alguno de ustedes mueran en mi casa o si piensan hacerlo que no sea en ella"

Perfecto Mentiroso | L.HDonde viven las historias. Descúbrelo ahora