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Último día de la semana, aún se hablaba mucho sobre lo que Luke había dicho ayer, Rachel se había quedado en casa ya que se sentía mal.

El vídeo que habían grabado de Luke dando una advertencia sobre chismes acerca de él o sus cercanos tendrían consecuencias ya sean legales u otras más fuertes.

Pero dicho eso ya nadie mencionaba nada acerca del tema, y ahora es como si nunca hubiera existido. Caminaba sola en dirección a el gimnasio para ir a los vestidores ya que había olvidado algo en mi casillero, todos estaban en clase, menos yo, los pasillos eran silenciosos.

Abrí la puerta del gimnasio y me llevé una gran sorpresa al ver a Jennie jugando con el balón sola y parecía bastante entretenida.

—Hey —saludó.

—Hola —sonreí.

—¿Qué haces por aquí?

—Vine por algo que olvide en mi casillero, ¿Y tú?

—Tratando de relajarme un poco —señaló el balón.

—¿Y esta funcionando?

—En lo absoluto, resulta que el voleibol solo me relaja cuando cuento con un contrincante.

—Pues creo que ya tienes uno —dejé mi bolso en el suelo y sujete mi cabello en una coleta—. Creo que jugar me hará bien.






[...]






—¡Maldición! —llevé mis manos a mi cara—. Dejar de entrenar por dos días no resulta muy favorable.

—Ni lo menciones —suspiró.

Mi pecho subía y bajaba, sentía mi cara muy caliente y me sentía cansada, estaba en el suelo del gimnasio. Jennie estaba a mi lado tan cansada igual que yo y eso que solo habíamos jugado una media hora. Ella levantó su mano y vio su reloj y suspiro sentándose.

—Tengo que irme —se levantó y me ofreció su mano la cual tomé y me ayudó a levantarme del suelo.

—Y yo tengo que ir por la llaves de mi auto —murmuré.

—Este partido fue genial —me sonrió.

—Digo lo mismo.

—Bueno, te veo mañana en la fiesta de Halloween, ¿Irás verdad? —enarcó una ceja.

—Allí te veré, aún decido de que iré vestida pero seguramente te veré ahí.

—Bien, dile a Rachel que la saludo y que espero que se recupere pronto.

—Yo le diré.

—Hasta mañana entonces Madeline.

Me despedí de ella con un movimiento de mano y ella salió del gimnasio con pereza, caminé en dirección a los vestidores para ir por mis llaves que había dejado allí por la mañana, no estaba a más de media hora para que las clases finalizarán e irme a casa.

Los vestidores estaban vacíos y mis pasos hacían eco, caminé hasta mi casillero y después de poner la combinación de esta, se abrió y entre las toallas que tenía ahí comencé a buscar arduamente mis llaves pero no había rastro de ella.

Suspiré un poco desesperada por no encontrarlas, pero cuando todo parecía tener un final para mí las encontré en un rincón del casillero, sin duda tengo que organizar esto.

Lo tomé y la metí en el bolsillo de mi blazer, lo cerré y volví a poner la combinación y justo cuando me di la vuelta sentí una respiración y un cuerpo muy cerca de mí, cuando mi mente logró caer en cuenta, él ya estaba muy cerca de mí.

—¿Qué haces aquí? —dije en un susurró casi inaudible.

—Te estaba buscando, pensé que encontrarte era una de las cosas más fáciles, pero parece que me he equivocado, Mason —murmuró.

—¿No crees que estás muy cerca de mí?

—No, yo digo que está es distancia considerable.

—¿Conoces el espacio personal? —asintió—. Pues en este momento estás invadiendo el mío.

—No quiero sonar grosero, pero no me interesa Mason.

—Mi nombre es Madeline, no Mason.

—Se escucha mejor Mason —se acercó aún más, como si fuese posible.

—¿Cuál es la razón por la que estés invadiendo mi espacio personal de esta manera, Hemmings? —sonrió—. ¿Qué es lo que quieres? Y me harías un gran favor si me lo dices rápido, alguien espera por mí.

—¿Tu príncipe azul? —burló—. Calum está demasiado ocupado con el equipo de soccer, no creo que salga temprano hoy, Madeline.

—No me refería a  Calum, idiota —bufé—. Rachel me espera en casa.

—No creo que a ella le moleste que su hermana llegue unos minutos tarde, ¿O si?

—¿Por qué llegaría tarde a mi casa? Saldré ahora y estaré en mi casa antes de lo normal.

—Quizás algo haga que no llegues a tiempo.

—¿Algo cómo qué, Hemmings?

—Algo como esto.

Fruncí mi ceño y antes de decirle algo más, paso tan rápido que apenas y pude reaccionar a tiempo, sus labios se habían estampado a los míos y sus manos estaban en mi cuello acercándome más a él.

Sus labios se movían con suavidad pero también con rapidez, apenas podía asimilarlo, Luke Hemmings estaba besándome.

Otra vez.

Y esta vez era de verdad.

Una de sus manos bajo hasta mi cintura para acercarme aún más a él y la otra aún estaba en mi cuello, al parecer mis labios y la parte de mi que se derretía por Luke lo necesitaban, y era algo que les estaba fascinando, puse mis manos hasta los bordes de su blazer para atraerlo aún más a mi, el sonrió en el beso y sus labios actuaron con más fuerza hasta me atrevo a decir que tenía cuero toque de sensualidad en él. Admito que se siente muy bien.

No quería alejarme de él, en realidad no quería hacerlo, pero como siempre estaba esa parte que me gritaba que me alejará de él, le diera una bofetada y saliera de los vestidores para irme a el estacionamiento y largarme de aquí de una vez por todas, pero no lo hice y no tenía intención de hacerlo.

Hasta que...

—Madeline, llevaba buscándote, no sabes lo que me pasó, Luke Hemm...—se quedó muda y entonces lance rápidamente a Luke lejos de mí, y vi a Katherine tratando de ocultar mi vergüenza.

De reojo ví como Luke se acomodaba el saco, se relamió los labios y sonrió burlón, estaba segura de que mis mejillas deben de estar rojas y Katherine estaba más que sorprendida, sabía que tendría que soportar la emoción de ella y de Rachel.

Perfecto Mentiroso | L.HDonde viven las historias. Descúbrelo ahora