Kim Sihyeon se niega a aceptar lo que siente por su inexperta mejor amiga Park Jiwon, hasta el día en que aparece el capitán del equipo de básquetbol.
Ambas se encontrarán en una redada de sentimientos que les hará darse cuenta que son más cercanas...
En cuanto el cuadro de porristas entró en descanso, Jiwon se acercó rápidamente a su amiga.
— Estoy exhausta.
— Se nota.
— Lo peor es que no traje ag...
Sihyeon le pasó la botella con agua antes de que Jiwon pudiera terminar la oración.
— ¿Qué haría sin ti?
— Morir seguramente.
Bebió casi toda la botella hasta que Sihyeon la detuvo recomendandole que dejará para más tarde ya que ella no le iba a conseguir más.
— Yo sé que sí lo harás.
— A ver, bebe toda el agua y pruebame.
Jiwon estaba dispuesta a hacerlo pero su menor le arrebató la botella.
— Ten, te traje esto. — le dijo Sihyeon mientras le entregaba la flor en la mano que solía sostener la botella.
— ¡Que hermosa!
— ¡Verdad!
— Están más bellas que la temporada pasada.
— Y el próximo año estarán aún más lindas.
— De verdad estoy orgullosa de lo que hemos hecho con ese jardín. — dijo Jiwon mientras ponía la flor en su cabello.
— Yo también. — expresó Sihyeon, admirando la belleza de la planta, y de su acompañante.
— ¿Te gustó mi rutina?
— Estuvo increíble, me gustó mucho el paso de...
Su plática fue interrumpida por los gritos de la entrenadora, el equipo de básquetbol estaba llegando.
— ¡Vamos chicas, practiquemos animando a los muchachos!
Dicha declaración fue celebrada por los varones con silbidos y gritos hasta que su mentor les regaño para que se detuvieran.
Empezaron dividiendo el equipo en dos partes para que jugarán entre sí y evaluar sus posiciones y pases.
Todo iba bien, se unió la mascota de la escuela, el cuadro de porristas estaba haciendo un increíble trabajo, y el grupo que tenía al líder del equipo estaba ganando.
El susodicho era un prodigio en lo que hacía, fluía entre los integrantes del equipo contrario como delfín entre las aguas, nadie lograba quitarle el balón. Se estaba acercando al aro para encestar pero en cuanto iba a dar el salto, alguien lo empujó.
El chico fue arrojado hacia las porristas, ellas lograron separarse antes de que el cuerpo del muchacho colisionara con alguna de ellas.
Sintió que alguien agitaba sus hombros intentando despertarlo y soplaba aire en su cara con un cartón o algo parecido.
No veía nada, ni era capaz de distinguir las voces a su alrededor.
Abrió los ojos torpemente y entre tantas personas pudo visualizar un hermoso rostro, de labios rosas y ojos brillantes, con unos mechones rubios que colgaban de sus hombros y un delicado moño azul recogiendo su cabello.
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