Kim Sihyeon se niega a aceptar lo que siente por su inexperta mejor amiga Park Jiwon, hasta el día en que aparece el capitán del equipo de básquetbol.
Ambas se encontrarán en una redada de sentimientos que les hará darse cuenta que son más cercanas...
— Ahora, el beso. — anunció la menor como si nada hubiera sucedido.
Jiwon, por otro lado, tembló ante las palabras de la castaña. Su falta de experiencia hacia que ese momento se sintiera más que aterrador. Le gustaba creer que si llevaba las cosas lento y pausado sería más fácil prepararse para ese momento. Aún así, paniquearse cuando Seoho intentara algo de nuevo le frustraba.
— El beso se da en un momento especial. — Continuó su amiga. — Como en una cita, o algo parecido, donde estén los dos solos. Quizás te lleve a un lugar elegante.
— ¿Elegante?
— Ajá...
— Pero tenemos 16... lo más elegante a lo que me puede llevar es a un McDonalds...
Sihyeon rió ante la tontería de la rubia, aceptando lo que dijo.
— Bueno, supongo que tienes razón.
Después de pensarlo un poco, se dirigió a su armario y se puso los tacones más altos que tenía. — Creo que con estos me voy a ver casi igual de alta que Seoho.
— S-sí, un poco. — La mayor respondió confundida, no entendía cual era la razón por la que Sihyeon hacia eso, pero ya se había rendido en adivinar lo que su amiga tenía planeado para ella.
— Perfecto. — dijo, posicionándose para tener de frente a su mayor. Debía inclinar mucho su cuello para poder verla bien. — Qué enana eres.
La rubia abrió la boca sin lograr decir nada. Molesta, le daba golpecitos para que perdiera el equilibrio de nuevo.
— Ya, esta bien lo siento. — se disculpó, riendo.
Sihyeon iba a tomar su mano para enseñarle el próximo movimiento, pero tembló ante la posibilidad de volverse débil, y ponerse en la misma vulnerable posición de antes, a propósito. Sabía lo que hacia, ahora su cuerpo actuaba por sí solo, buscando cualquier excusa para tener a Jiwon lo más cerca posible.
Tomó su mano al fin, y la puso sobre su mejilla, intentando no hacer obvia la manera en como su interior se estremecia ante aquel tacto obligado.
— Cuando él quiera besarte. — dijo poniendo su mano alrededor de la cintura de su contraria. — Acaricia su rostro.
Jiwon acarició a Sihyeon moviendo suavemente el pulgar sobre la colorada tez de su mejilla.
La menor cerró los ojos queriendo disfrutar cada segundo de ese momento, desconectandose brevemente de la dura realidad.
— ¿Y-y si soy yo quien quiero besarlo? — Jiwon sacó de golpe a la contraria de sus fantasías.
Incomodamente Sihyeon se recompusó, frunciendo el ceño ante la pregunta de su amiga.
Le dio un zape en la frente, tomando por sorpresa a la mayor, haciendo que esta se alejara unos pasos, llevándose una mano al lugar donde su contraria la golpeó.
— ¿Dónde está tu honor basura?
— ¡Me lastimaste!
— No seas chillona. — exclamó volteando los ojos.
Jiwon se acercó a ella con rapidez intentando devolver el inocente golpecito que su amiga le había proporcionado.
Los tacones que la menor traía puestos hicieron todo más difícil para la rubia. Sihyeon logró esquivarla fácilmente, pero Jiwon no se rendiría ahí. El juego se volvió otra de las redadas que hacían seguido y que estaban teniendo en exceso ese día.
— Es inútil. — dijo riendo al ver los esfuerzos de su contraria. — Date por vencida.
— Ya quisieras.
Sihyeon tenía intenciones de responderle, pero la almohada que se dirigía directo a su cara la interrumpió. Se hizo a un lado, mientras veía el arma blanca impactar contra la pared detrás de ella, dándole la oportunidad perfecta a Jiwon para atacar.
Para desgracia de la mayor, Sihyeon tenía mejores reflejos de lo que esperaba y detuvó a Jiwon tomándola de la muñeca cuando esta estuvo a punto de alcanzar su frente.
La fuerza con la que Jiwon se abalanzó contra ella hizo que ambas terminarán contra la pared. El agarre de la castaña mantenía sus rostros a una distancia tan escasa, que podían sentir con sigilo la respiración de la otra.
Jiwon se soltó suavemente del agarre, llevando su mano hacia la mejilla de Sihyeon, como le había enseñado.
La menor acunó el rostro de la contraria entre sus manos, intentando desesperadamente detenerla de lo que estaba a punto de hacer. El descontrol que eso provocó en su pecho no la dejaba razonar.
No sabía como, ni con que excusa iba a salir de esa situación; la cual era aún más comprometedora que la anterior. No podía despegar su mirada de los carmines labios de la rubia. Su vista viajó desde su boca, hacia su respingada nariz, hasta llegar a esos profundos y oscuros ojos que la veían con confusión y deseo. Sihyeon se perdió en ellos, como hojas de otoño que se esparcen en la primera brisa de la mañana.
Suavemente dirigió el pulgar hacia la boca de Jiwon, creando una barrera entre sus labios, y se besaron sin contacto.
Fue breve, efímero; dejando a las dos chicas perplejas por lo ocurrido.
Jiwon fue la primera en separarse, aún viendo fijamente a Sihyeon, quien permanecía inerte contra pared.
Se mantuvieron en silencio por unos segundos hasta que Jiwon reconoció la bocina del auto de su padre.
Corrió hacía la entrada principal, pero se detuvo antes de salir de la habitación.
— Te veo el lunes. — soltó, cerrando la puerta detrás de ella.
Sihyeon se deslizó débilmente por la pared hasta llegar al suelo. Una sonrisa se dibujo en su rostro, mientras escondía la cabeza entre sus piernas, tratando de ahogar la emoción que Jiwon había dejado en ella.
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ustedes no saben lo difícil que fue escribir esta capítulo
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