⠀𝑱𝒂𝒓𝒅𝒊𝒏 𝒅𝒆 𝑺𝒖𝒔𝒑𝒊𝒓𝒐𝒔 ִֶָ 𝐸𝑣𝑒𝑟𝑔𝑙𝑜𝑤

· cɑpítulo 46 ·

— Yo no soy una maestra — aclaraba la extranjera mientras veía a Sihyeon guardar sus cosas en el casillero.

— Lo sé — soltó —, pero sólo en ti he visto ese... Valor.

Yiren recorrió con la mirada la anatomía de la mayor, dejando salir un suspiro — Cuando te des cuenta de lo poderoso que es lo que sientes por ella, valor para demostrarselo tendrás de sobra.

— ¿Y si ella no siente lo mismo? — masculló, cabizbaja.

— Sabes que sí, unnie — posó su mano en el brazo de la contraria, acariciandole mientras le concedía una mirada compasiva —, pero... El miedo es dominante... — dijo sin separarse de Sihyeon —. Tú ya entiendes que te gusta, pero este es un mundo que a ella la golpeó sin avisar, justo cuando esta experimentando con su primera relación — su tono se tornó benevolente, para mantener la atención de la coreana —. Sonará injusto, pero se un poco más paciente con ella — le aconsejó —. Entiendela.

Sihyeon bajó la vista hacia el suelo, asintiendo mientras cerraba el casillero.

— Es difícil.

— Créeme — Yiren paso la mano por su espalda intentando consolarla —, lo sé muy bien — susurró —. ¿Le hablaste de tu audición?

— No, aún no.

— Le encantará la noticia.

— Siento que se emocionará más que yo — rió la mayor.

— Ya lo creo — admitió —. ¿Y ya sabes qué le regalaras de cumpleaños?

— ¡Sí! — exclamó — Espero que le guste.

— No lo dudes. ¿Celebraran juntas?

Sihyeon asintió — Como todos los años — dijo con una sonrisa.

— Hablando de celebraciones — añadió la menor —, te invito a mi fiesta de bienvenida.

La coreana ladeo la cabeza, alzando una ceja — Pero si regresaste hace semanas...

— Sí, pero no tuve fiesta — obvió Yiren poniendo los ojos en blanco —. Irás, ¿no? Será masiva.

— Claro — sonrió la mayor, expectante.

Su plática fue interrumpida por el violento agarre que sintió Sihyeon. Al voltear vio a Jiwon con su uniforme de porrista tomandola fuertemente del brazo para acercarla hacia ella.

— ¡Hola Sihyeon! ¿Como estas?

— B-bien — la repentina aparición de la rubia la habia tomado por sorpresa.

— No sabía que eras amiga de Yiren.

— S-sí, uhm — Sihyeon paso un mechón de cabello detrás de su oreja — Yiren ella es Jiwon.

— Es un placer — dijo la extranjera haciendo una reverencia.

— Igual — espetó, casi indiferente.

A la menor le pareció extraño, pero decidió no tomarle importancia para seguir con la conversación — Por cierto, Sih-

— ¡Sihyeonnie! — clamó la rubia, arrebatándole la palabra a la china —. Mi práctica ya va a empezar, ¿me acompañas?

— E-esta bien.

Antes de poderse despedir apropiadamente de la menor, Sihyeon ya estaba siendo arrastrada por Jiwon.

La rubia entrelazó fuertemente su brazo con el de la castaña mientras se retiraban. Al hacerlo, dio un vistazo detrás de su hombro dirigiendole una intimidante mirada a Yiren.

La china solo frunció el ceño confundida por toda la situación, pero decidió no pensar más en el asunto y solo suponer que era una buena señal.

Sihyeon y Jiwon llegaron a la cancha tomadas de la mano. Jiwon acompaño a su amiga hasta las bancas y se sentó junto a ella un rato.

— ¿Qué me compraste? — soltó la mayor.

— ¿Qué?

— ¡Para mi cumpleaños!

Sihyeon rió — Sabes que no importa cuanto insistas, no te lo diré.

— ¡Por favooor!

— No Jiwon — remarcó

— ¿Va a gustarme?

— Eso espero.

Justo después Jiwon tuvo que retirarse por el anuncio de su entrenadora.

Iban a practicar su coreografía.

El carisma que derramaba Jiwon durante toda la rutina era inmensurable. Se le veía más emocionada, energética, y radiante.

Pasó semanas preparando y enseñandole su creación a sus compañeras, sus esfuerzos estaban dando frutos. A la entrenadora le había encantantado la rutina una vez terminada, decidiendo que la usarían para le medio tiempo del torneo.

Sihyeon no podía explicarlo, pero el solo verla tan feliz y orgullosa de si misma hacía que se derretiera aún más por ella.

Estaba consciente de lo que sentía por Jiwon, pero por primera vez parecía estar verdaderamente envuelta por ella, hundida por completo en su sonrisa, en su ambición, en su alegría.

Una alegría de la que esperaba ser parte, algún día.