⠀𝑱𝒂𝒓𝒅𝒊𝒏 𝒅𝒆 𝑺𝒖𝒔𝒑𝒊𝒓𝒐𝒔 ִֶָ 𝐸𝑣𝑒𝑟𝑔𝑙𝑜𝑤

𝑒𝑠𝑝𝑒𝑐𝑖𝑎𝑙 𝑖𝑖

7 años después

—

—Asegúrate de poner doble seguro cuando salgas ¿esta bien? —pedía la curvilínea mujer mientras guardaba sus cosas antes de retirarse.

—Sí señorita Ahn.

—Y por favor, no regreses tarde a tu casa.

—Esta bien señorita.

—Más te vale —le dijo viendo a la menor de pies a cabeza—. Buenas noches Jo.

—Buenas noches.

Serim termino rápidamente el inventario. Salió del local cerrando y asegurando la puerta dos veces antes de encaminarse a la parada de buses.

El trayecto fue pacífico, aunque sentía que se congelaba.

Al salir del transporte se abrazo a si misma cubriéndose con su gran chaleco gris y su bufanda azul, sentía que moriría de frío.

Tomó el ascensor hasta el apartamento que logró pagar con sangre, sudor, y lágrimas gracias a su trabajo con Ahn Hyejin, una empresaria que no sólo le había dado un empleo sino que también le ayudaba a pagar su carrera de diseño de interiores.

Sonó el conocido tono de las puertas del elevador abriéndose, salió de este y se adentro al pasillo que la llevaba a su hogar.

Bajo la vista hacia su bolso para buscar las llaves del lugar, y al tomarlas alzó la mirada donde se encontraba la puerta de su casa, encontrándose con una silueta familiar dándole la espalda, recostada en la pared que daba a su apartamento.

Se acercó dudosa, y tocó el hombro de la extraña.

—Disculpa, creo que te confundiste de apart-

Su voz se estanco cuando vio el rostro de la mujer.

Era Eunji.

Más bajita, más madura, más alegre... más bonita.

—Hola Jo —la mayor ahora tenia un largo cabello castaño, vestía un extenso saco marrón que dejaba al descubierto su conjunto completamente negro. La mayor ladeo la cabeza al no tener respuesta de la chica—¿Feliz de verme? —bromeó.

Serim regreso a sus facultades al escucharla —S-sí... claro... pasa.

—No es necesario, si estas cansada lo entiendo, no quiero molestar.

—No, no me molesta, pasa.

La mayor elevo los hombros y se incorporo en el hogar. Se quitó su abrigo y lo coloco en el perchero que yacía cerca de la puerta, justo al lado del de Onda.

—Toma asiento —pidió amablemente mientras se dirigía a la cocina, saliendo de esta con una botella de whisky y dos vasos.

Vertió el líquido en ambos y volteó hacia la sala, notando que Mia ya no se encontraba en ella. Se adentro en esta viendo que la castaña ahora estaba parada en el balcón.

Se acercó a ella ofreciéndole la bebida.

—Gracias —pronunció al tomarla.

Serim asintió dejando salir un suspiro— Cuanto tiempo.

—Demasiado —musitó —y... ¿como has estado?

—Bien, bastante bien en realidad —admitió volteando hacia ella, y arrugando la frente al notar como el vaso se agitaba en la mano de la mayor—Uhm... ¿y que hay de ti?¿como te trataron los americanos?

—Como china.

Serim rió—Vaya sorpresa.

Hubo un silencio contundente, que era interrumpido por el sonido de los autos o por las chicas al tomar de la añejada bebida. Apreciaban la ciudad, ambas preguntándose porque habian esperado tanto tiempo para verse.