· cɑpítulo 35 ·

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Serim intentaba con todas sus fuerzas ocultar su nerviosismo, últimamente se sentía mucho más intimidada por Mia; apenas podía pronunciar una palabra cuando estaba con ella.

— ¿Te sucede algo?

— N-no ¿Por qué?

— Te ves muy tensa, además estas roja y casi no has tocado tu comida. — dijo mientras ponía su palma en la frente de la menor. — ¿No éstas enferma?

— N-no, no, no. — tartamudeó con el corazón a mil por hora y quitando la mano de la pelicorta, sentía que en cualquier momento comenzaría a sudar a chorros. — Sí tengo algo de calor, ya vuelvo. — se excusó rápidamente, dirigiendose a la máquina expendedora más cercana.

Calmate, Jo Serim, calmate. — pensó.

Dio un vistazo detrás de su hombro, percatándose de que la mayor tenía los ojos puestos en ella.

Cálmate. Cálmate. Cálmate - murmuró sonrojada por haberse encontrado con la mirada de Eunji.

Introdujo temblorosamente las monedas en la máquina y presionó el código para sacar una Sprite. Escuchó la bebida caer, y metió su mano en la abertura para sacarla; pero al hacerlo se dio cuenta de que en realidad habían caído dos refrescos.

Sonrió al notarlo y no dudó en regalarle el sobrante a Mia.

Giró sobre sus talones para regresar al comedor, pero al levantar la vista Mia se encontraba con aquel chico que había sido grosero con ellas en las canchas hace semanas.

Su ceño se frunció al reconocerlo, y se acercó con más rapidez hacia su asiento, pensando que el tipo estaba molestando a su amiga.

— Vamos, dame una oportunidad.

La pelinegra intentaba esconder su molestia ante la imprudencia del chico, bajó la mirada hacia su comida ya que sus facciones podrían delatarla.

— Ya te dije que no. — exclamó la rubia con autoridad, sin embargo, no sonaba incómoda.

— Ay por favor, déjame llevarte a una cita, soy un buen chico.

— Lo dudo mucho. — dijo. — Déjame tranquila. — ordenó, dándole poca importancia a las insinuaciones de Byounggon.

— Llevas semanas dándome tutorías. ¿Acaso he hecho algo malo? — puchereo, a lo que Eunji sólo respondió con una mueca.

— Deja de insistir o dejaré de darte tutorías también.

El tipo se sentó al lado de Mia con disimulo. — No podría vivir con eso.

Eunji apartó la mirada para que el contrario no notará la sonrisa que le había provocado aquello. Volteó hacia Serim alegrandose porqué la menor había comenzado a comer al fin.

— ¿Compraste dos refrescos? — preguntó al ver ambas botellas al lado de su amiga.

— No. — contestó — Cayeron dos en la máquina, toma una. — dijo la menor empujando con delicadeza la lata de Sprite hacia la rubia.

— ¡Muchas gracias! — exclamó con los ojos brillantes. — Había olvidado mi bebida en casa. — rió. - Me salvaste de nuevo, Jo Serim.

— Con que tú eres Serim.

Dirigió su mirada hacia el chico cuando este mencionó su nombre.

— Mia habla mucho de ti.

Serim fruncio las cejas. ¿Mia? ¿Por qué usaba ese apodo? Solo le está dando tutorías, ¿Por qué habla de manera tan informal de ella?

⠀𝑱𝒂𝒓𝒅𝒊𝒏 𝒅𝒆 𝑺𝒖𝒔𝒑𝒊𝒓𝒐𝒔 ִֶָ  𝐸𝑣𝑒𝑟𝑔𝑙𝑜𝑤Donde viven las historias. Descúbrelo ahora