Volkacio

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Sala de interrogatorios
[Omegaverse]

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No entendía como ese pequeño cuerpo lo hacía perder tanto los estribos en tan poco tiempo, su cara angelical, su pequeño y moreno cuerpo, esos hermosos ojos bicolores, su tentador olor a gomitas.
 
Lo quiere para él, solo para el, si lobo ruge sin desenfreno para tomarlo, para hacerlo suyo y marcarlo.
 
Estaba desesperado, y no le molestaría para nada tomarlo allí, en esa estúpida sala, en donde alguien pueda estar detrás de esa ventana polarizada, viendo como a poco el superintendente perdía los estribos por un omega con sonrisa arrogante, el cómo sus olores se mezclaban haciendo un embriagante olor, que te atraía, que te hacía querer olerla tal droga, sus olores se complementaban, uno tan dulce y otro tan amargo.
 
Horacio se sentía dominado y pequeño teniendo a Volkov enfrente con sus ojos ennegrecidos por lujuria, jamás se mostraría dócil frente a nadie, pero joder, su instinto lo llamaba para posarse encima de la mesa bajarse los pantalones y mostrar su entrada para que el disfrute del alfa. Quiere complacerle, quiere ser dominado, magullado y destrozado.
 
Estaban hambrientos del otro, sus feromonas tratando de hechizar al otro, el quien sucumbió primero al deseo, estaban en una lucha de feromonas, querían saber cuál sería el vencedor, pero siendo sinceros los dos salen ganado.
 
Horacio se levanta de esa silla donde era interrogado para posarse enfrente del alfa hambriento, suelta aún más feromonas dulces que envuelven a Volkov.
 
Lo agarra de las caderas atrayéndolo hacía el mientras hunde su cara en el cuello donde las feromonas era aún más concentradas, lame toda la extensión dejando algún que otro beso, Horacio solo hace su cuello para atrás en busca de más, sus ojos cerrados, mejillas enrojecidas, labios soltando esos suspiros que invitaban a Volkov a seguir, sus manos apretando con fuerza la camisa del Superintendente arrugándola por donde sus manos pasaran.
 
-Alfa- suelta en suspiro llamándolo por más.
 
-Omega- restriega aún más si es posible su nariz en su cuello dejándole marcas y mordidas.
 
Lo levanta con brutalidad sintiendo el cuerpo ligero entre sus brazos, se miran a los ojos buscando algo de incomodidad o de querer para... pero simplemente no hay.
 
Lo acomoda sobre la mesa para iniciar un desesperado beso, el calor lo ahoga, la asfixia de una manera espectacular, sus cuerpos tocándose, la ropa desapareciendo por cada beso, por cada marca, suspiro, jadeo, gruñido o gemido.
 
Tener de esa manera a Horacio tan expuesto, el lubricante escurriendo manchando la mesa y sus propios muslos, ese líquido calienta que olía a excitación.
 
Le parecía extremada mente encantador lo pequeño e inofensivo lo que podía parecer ese omega ahora, lo sumiso que aparentaba y lo dispuesto que estaba en su placer, todo era pequeño para ese omega, su pequeño y tierno pene, donde paso su lengua y succiona el glande, Horacio hacía su cabeza para atrás disfrutando de cada una de las sensaciones. Quiera morder todo de él, toda si tienes piel, succionar todo, comérselo todo y que sea, de el, solo de el, aunque ya lo fuera.
 
Dejo un último beso fuerte en los labios de una aturdida omega de puro placer, antes de darle la vuelta. Horacio como instinto levanto las caderas y secreto más líquido que hizo que Volkov se pasara la lengua por los labios.
 
Puso su pulgar en la entrada presionando ligeramente mientras besaba la espalda y le susurraba cosas obscenas de las que le quiera hacer poniendo la piel de gallina y sus pelos de punta.
 
Succiono un testículo dejando una línea mordida que le saco un chillido a Horacio para con su lengua seguir un recorrido hasta la entrada probando de ese dulce líquido. Separaba con sus manos el trasero mientras lo estruja a su gusto, tan blandito y tan marcable para el. Enterró su lengua haciendo retorcerse de placer y gemir suprimiendo en su mano. El lubricante escurría por su mentón, su cara enterrada en el trasero, sus manos acariciando todo a su alcance su respiración chocando mandando corrientes eléctricas directas al miembro de Horacio.
 
Separo su cara, le dio una nalgada que dejó una marca rojiza, y si antes le parecía preciosa esa piel, ahora le parecía aún más con sus marcas, con su propia huella, hacía que su pecho se llenara de orgullo y su lobo menear la cola de felicidad.
 
Se quitó la última prenda haciendo que su miembro al ser libre pegarse a su vientre de lo despierto que estaba, lo masajeo y esparció el pre semen mientras se morida el labio viendo a Horacio y su entrada que deseaba hundir.
 
Ya no eran Viktor y Horacio, solo eran Alfa y Omega, dos seres en busca de placer y consentir, dos lobos aullando en busca del otro, sus pechos ardían como si quisieran salir de allí para a juntarse y morir haciendo el amor, disfrutando cada jodido momento.
 
Se adentro de una estocada que hizo que Horacio se arqueara, y pusiera sus ojos en blanco para dejar su cabeza a caer pegándole a la fría mesa.
 
Las embestidas eran sin piedad alguna, la mesa rechina, sus gemidos eran fuertes y claros, los choques de pieles, el trasero golpeando con su pelvis, sus dedos enterrados en esa piel canela dejando sus dedos en ella, eran unas sensaciones espectaculares, querían sentirlas hasta el final, no quieran parar.
 
Agarro a Horacio del cuero cabelludo tirando hacia atrás bajado su mano hasta el cuello para ejercer sierra presión la saliva escurría de su boca, no la podía cerrar los gemidos salían sin tapujos adentrándose en la ceniza de Volkov.
 
El constante golpeo de pieles hacía que su trasero doliera, pero no lo suficiente como parar, su pene dolía se quería correr y manchar todo, no duraría con las fuertes sensaciones que a su cuerpo eran sometidas.
 
Beso su boca, en un morboso beso donde dejaba hilos de salvia, con una mano lo asfixiaba y la otra la bajo para masturbarle, sentía su propio miembro palpitar, Horacio no dijo mucho más cuando Viktor dio en ese punto haciendo que se estabilizará y no diera poder estar sostenido de sus piernas, su cuerpo vibró de una manera increíble, sino fuera por lo brazos que lo sostenían se hubiera caído.
 
Su entrada se agrandó haciéndole doler, no se movió pero su mordida fue reabierta haciéndole sangrar, se dejó caer en el pecho de Volkov donde pasaba su lengua en busca de que el dolor sea menos, se llenaba su boca de sangre mientras hacía cosquillas a Horacio, su lobo se acurrucaba haciéndose bolita mientras que el de Volkov buscaba curarle la herida reabierta, le dio media vuelta a Horacio sin salir de el viéndolo con sus ojitos cerrados y mejillas sonrojadas, lo acarició hasta que el anidamiento pasara.
 
Salieron de la sala de interrogatorios para salir escucho como hablaban descriptivamente de Horacio solo por ser omega y tener un puesto alto como jefe del FBI, Horacio como estaba acostumbrado no dijo no expreso nada, el no tenía nada que demostrarle nada pero como quiera los comentarios avances dolían, pero Volkov no se contuvo, dio un fuerte golpe a la puerta llamado la atención de todos.
 
-EL QUE VUELVA A DECIR COMENTARIOS SOBRE EL AGENTE DEL FBI SERA DEPEDIDO Y POBRE DE EL CUANDO VUELVA A PISAR LA COMISARIA! - agarro a un Horacio sorprendido la mano sacándolo de allí, le llenaba de enojo que hicieran eso, Horacio no era débil simplemente lo hacían ver débil.
 
Nadie se metía con su omega.

One Shots GTA +18Donde viven las historias. Descúbrelo ahora