One Shots GTA +18

Volkacio

Volvernos a ver.

Las manos de Horacio apretaban con fuerza el volante hasta que los nudillos se volvieran de un tono blanquecino, desde que regresó Conway y Gustabo estaba de peor humor y las personas cercanas lo habían notado, y aún más que Conway pensaba que necesitaba una pareja para ser feliz, que estupidez más grande, el es autosuficiente, no necesita a nadie, el siempre salió de sus problemas solo, siempre fue el, nadie más y lo tuvo que aprender de la peor manera de que el siempre estuvo solo, el siempre estuvo para ellos pero nadie para el, tristemente se dio cuanta de eso muy tarde.
 
Ahora mismo se dirigía a una cena con una chica que "es su tipo" él no tiene un tipo, el se consideraba un alma libre, el era del pueblo y el pueblo de el, ya no buscaba un compromiso ni alguien que lo hiciera feliz, el esta bien consigo mismo y ahora todas sus mentas son el y nadie más.
 
Bajo del coche dando zancadas para empezar una cena que probablemente le terminaría pidiendo ayuda alguno de sus amigos para que le mandaran un mensaje o llamada diciendo que lo necesitaban para escapar de esa incómoda situación.
 
Era un bonito restaurante, era elegante pero casual, la mesas estaban lo suficiente separadas para que las conversaciones fueran privadas, apenas entrar le dio el olor a comida y muchos murmullos de gente hablando, con la mirada busco a la persona asignada de esta noche, si asignada, cada semana Conway lo hacía tener citas con diferentes personas, y según supo que era una chica por la descripción, y le dijeron que iba a tener un vestido rojo.
 
Cuando la vio se acercó a la mesa y la chica se paró para saludarlo de un beso en la mejilla, no podía durar de que la chica es muy hermosa, sus sutiles facciones, su cabello largo negro cayendo como cascada por los hombros su piel Morena que hacía constante con el vestido sus tacones eran altos así que dedujo que la chica era baja, sus labios rojos te invitaban a besar los y su intensa mirada con un delineado.
 
Se sentó con ella enfrente se presentaron, se llama Alison y es enfermera dedicada a su oficio, vive sola, su círculo social se basaba en su mascota dos amigas y compañeros de trabajo, era muy linda y nunca quitó la sonrisa de su cara, supo que esa chica noble gustaba, pero podría formar una linda amistad con ella, de todas las citas que tuvo con ella fue quien mejor se lleva, Alison es simpática.
 
Hablaban, sonreían y carcajeaban, Horacio tenía en su cara una hermosa sonrisa y que mostraban sus dientes blancos, sintió un escalofrío pasarle por toda su columna y pesada su espalda, como si le estuvieran vigilando levanto la mirada y en unas mesa adelante encontró algo que le hizo borrar su sonrisa en segundos, su cara endureció y chocó mirada tocándose con unos ojos grises como un día nublado, levanto una ceja y de repuesta estuvo una sonrisa ladina que correspondió, el primero en voltear hacía otro lado fue Volkov por la interrupción de su acompañante.
 
Pensaba que se lo iba a tomar mal pero no, se alegraba de que Volkov encontrara alguien y fuera feliz, Volkov merecía ser amado y amar, no pida cerrarse a que un amor tan precioso y puro como el de él fuera desaprovechado.
 
Volvió a sentir esa misma morada volviendo a juntarlas, pero esta vez había algo diferente en ella un brillo, movió esos ojos ligeramente hacia la derecha para regresarlos hacia el para sonreír completamente que le puso los pelos de punta a Horacio y después vio cómo se paró para ir a los baños.
 
Se disculpo con Alison se paró para seguir la silueta, cuando entro al baño vio a Volkov recargado en el lavamanos.
 
-Horacio- su voz salió como un suspiro.
 
-Volkov ¿Qué tal? - Respondió con una sonrisa acercándose -Un lugar un poco raro para charlas siendo sinceros- eso hizo que Volkov soltar una risita.
 
-Si, pero, me sorprendió verlo-
 
-Eso debería decirlo yo, usted fue el que se fue no yo- Volkov se sorprendió por la contestación -Me alegro que sea feliz con su pareja- le dio una sonrisa ligera, pero Volkov negó rápido.
 
-No, no, no Conway me obligó- soltó una carcajada.
 
-A mi igual- Volkov amplió su sonrisa.
 
No sé dio cuenta en el momento en el cual él fue quien estuvo recargado en el lavamanos.
 
-Me alegra que esa chica no sea su pareja- susurro para acercarse aún más dejándolo entre sus brazos y rozar sus labios, dejando a Horacio muy sorprendido, pero sin inmutarse.
 
- ¿Qué hace Volkov? -
 
-Viktor- lo corrigió.
 
-Viktor- repitió y al instante unos labios apresaron a los suyos.
 
Fue un beso duro, inesperado pero correspondido, sus labios jugaban con los de el, su boca era cálida, tenía sabor a Vodka, pero su aliento es fresco, sus labios paran finos pero suaves, adentro suavemente su lengua con miedo al rechazo pero eso no pudo estar más alejado a la realidad, sintió su lengua ser mordida y después succionado para romper el beso, gruñó por el alejamiento del beso pero fueron calladas cuando sintió los besos seguir en su mejilla descender por su mandíbula y después en su cuello, donde dejaba besos húmedos y sonoros, sintió la lengua recorrer hasta su clavícula y con toda su fuerza de voluntad lo separó.
 
- ¿Qué haces?- trataba de regularizar su respiración.
 
-Te extrañé soltnse- su estómago se revolvió ante el apodo usado, hace mucho que no lo llamaban así.
 
Esta vez el fue quien lo agarro del cuello para unir sus labios en un beso que le quitó el aliento, extrañaba mucho esos labios, esas caricias, lo extrañaba a el.
 
Las manos de Volkov se pusieron en sus muslos para levantarlo y ponerlo en el lavamanos, abrió sus piernas para que Volkov se pusiera entre ellas.
 
-Me encanta como te vez con ese traje- le dijo con su voz más ronca en el oído haciendo que soltara un jadeo, Volkov todavía se acordaba de los lugares sensibles.
 
Acaricio los muslos pasándolas lentamente sobre la tela de pantalón morado para apretar el miembro de Horacio quien soltó un gemido.
 
Desabotono con agilidad la camisa blanca junto con el saco quitando de su camino, toco el pecho blanco sintiendo la piel fría y su toque caliente por donde pasará, Volkov no se quedó atrás y quitó de su camino el traje del otro, que al momento de bajar el pantalón tuvo que levantarlo ligeramente para sacarlo y se dio cuenta de que no tenía ropa interior eso lo hizo sonreír internamente.
 
Se alejó para ver a la persona que tenía enfrente de él, la piel morena donde se reflejaba la luz artificial, los ojos de dos tonalidades que eran ocultados por las pupilas dilatadas, el tonificado y grande cuerpo, sus muslos marcados, al igual que su abdomen, la sonrisa pícara, el moreno miembro que chocaba con el vientre no lo pensó mucho y se volvió acercar, pero esta vez se quedó de rodillas le guiño el ojo para poder perderse entre sus piernas.
 
Agarro el miembro y paso su lengua desde la base para succionar el glande y después bajar un poco y encontrase con esa entrada que sería su perdición, las puertas del paraíso o del mismo infierno, pero él no le importaba en lo más mínimo, con Horacio haría todo.
 
Paso su lengua por encima escuchando el gemido bajito que soltó metió tres dedos.
 
-No grites o nos encontrarán- aviso y se metió los tres dedos para lubricarlos.
 
Presiono la entrada con la lengua saludando más adentrándola para penetrándola sintiendo como se ajustaba a su miembro rosado, saco los tres dedos no antes de darle una mirada de advertencia, no quería ser interrumpido.
 
Metió un dedo viendo cómo se perdía sin dificultad por el juego previo con su lengua adentro un segundo sintiéndolo allí más ajustado, hizo tijeras para dilatado y meter un trasero simulado embestidas, miraba ensamblado y su miembro dolía, lloraba y suplicaba por ser el estar adentro y no esos tres dedos pálidos.
 
Horacio lo agarro de los hombros mirando suplicante para que dejara de jugar.
 
-Por favor Vik- pido y el entendió.
 
Agarro su miembro primero metiendo el glande y después dolo así consecutivamente hasta que sintió una fuerte mordida y una mirada de deseo y enojo que le hizo sonreír para enterarse, aunque más cada vez, hasta el punto de no poder hacerlo más donde los dos gimieron.
 
No espero más y empezó a dar estocadas rápidas y uno sus labios para acallar los gemidos de Horacio ahogando con su gruñidos y gemidos.
 
Lo agarro con fuerza de las caderas hasta el punto de marcar sus dedos lo recostó para poner una pierna en su hombro y dejarle besitos siguiendo aún con más fuerza y llegando mas profundo llegando al su próstata haciendo que se sintiera alucinar, se agarró de un grifo con fuerza, salvaba con su dorso trataba de acallar sus gemidos mientras Viktor lo hacía en su cuello que mordía con cierta fuerza, se tiene que todos sus problemas y estrés se iban a la mierda con cada embestida que le daban por cada beso, lágrimas salían de sus ojos por el placer que le nublan la vista.
 
Acerco su mano a su miembro cuando sintió un cúmulo de sensaciones en su vientre y bombeo para que el líquido saliera manchando los dos abdómenes, cerró sus ojos con fuerza mientras su entrada se contraiga y bajo su pierna para enroscarlas en las caderas de Viktor cuando sintió que iba a salir, siendo retenido para correrse dentro de sonrieron y dejaron un beso casto para recomponerse.
 
Cuando se vistieron se dieron otro beso para acomodarse entre los dos los trajes.
 
-Luego te acostumbras a las citas de Conway, se terminar cansado- le aconsejo.
 
-Yo no quiero ninguna cita, no quiero a nadie en mi vida que no seas tu- le dio un beso casto.
 
-Que romántico te pusiste, pero en mi vida ya no hay espacio para el amor- le guiño un ojo ya valió del baño para volver con su cita.
 
Apenas se sentó y vio la cara de confusión de ella, y pensaba darle una explicación por tardar y no se lo ocurrió nada mejor que;
 
-Perdón tengo diarrea- eso le hizo soltar una carcajada.
 
-Claro, la diarrea te dejo esas maracas en el cuello y los labios así- negó riendo.
 
Vio a Viktor volver con su cita, se sonrieron mutuamente, tal vez volverían al pasado y aseguran con ese jueguito de antes y ya el destino sabrá lo que sucederá, lástima que el destino sea Yarely y Yarely sea una mierda.