CLOE
Cada día le odiaba más... Sí, y mucho.
Hoy Thiago nuevamente me había llevado al límite, como siempre, pero me tocó lo último que me faltaba para que, al sentirlo cerca, me dieran ganas de darle un sonoro bofetón. Su silencio había durado poco.
Llegaba con cinco minutos exactos de retraso. Literalmente había corrido hasta más no poder y con la mascarilla estaba asfixiada nuevamente. Entré en el aula y no había llegado el profesor. Recorrí el pequeño camino que me llevaba a mi sitio, me senté, dejé que mi respiración se relajara, saqué los libros y saludé a Yezzy. Ignoré esa mirada inquisitiva que me observaba fijamente sin pestañear. La sentía. Ya me había acostumbrado, sabía perfectamente que si le dedicaba un mísero segundo me haría la burla y, seguro, le saltaría encima.
Pasó el tiempo volando. La clase de Latín y Lengua Castellana se fueron en lo que parecían veinte minutos. Llegó la hora del recreo y cogí cinco euros para ir con Yezzy a por bocadillos al bar del instituto. Me acerqué a mi amigo y empezamos a hablar. Con mi nene, como le llamaba cariñosamete, me sentía genial, siempre con risas y buen humor; era mi alegría hasta en los peores momentos. Con su cabello rubio alborotado y sus deslumbrantes ojos azules, tenía a todo el instituto babeando. Siempre vestía a la moda, en plan deportivo; tenía un cuerpazo de infarto, era muy alto, por lo menos me superaba en diez centímetros, delgado y fibroso. Reconozco que sería el chico ideal y juro que no le metía fichas porque estaba pilladísima por Erik. Pero, sin duda, creo que era un chico encantador y que enamoraría a cualquiera.
—¡¡Te aceptaron!! —Grité emocionada abrazándolo.
Solo con ver su estampa lo ficharon en el Centro Profesional de Danza. Sabía que tendría suerte. Yezzy era el Cristiano Ronaldo de la felicidad, todo lo que tocaba lo convertía en alegría. Cristiano lo transformaba en oro, pero mi chico de sonrisa perfecta hacía feliz hasta a Kaavan, el elefante más triste del mundo.
—Estoy emocionado, Cloe, entrar allí no era fácil.
—Eres una joya y no te iban a dejar escapar.
—Tú sí que eres una joya —dijo abrazándome cariñosamente.
—Yezzy, Yezzy, Yezzy, ¿no me vas a decir a quién le pertenece ese bonito corazoncito? —Le observé con una gran sonrisa que tapaba la mascarilla. Ya conocía sus gestos y descifraba cuándo estaba feliz con solo mirarle a los ojos.
Cada día tenía más confianza con él.
—Uy, Cloe, ya te dije que mi corazón no pertenece a nadie más que a mí, pero si de gustos se trata, no sé cómo no aprovechas las oportunidades...
—¿Qué oportunidades? —Reí nerviosa— ¿Qué es eso? ¿Se come? —No sabía a lo que se refería, no parecía que me estuviera flirteando. Soltamos una carcajada, él sabiendo lo que decía y yo sin entender sus señales.
—No, Cloe, no se come, aunque podrías, pero con el pibón que te mete ficha no sé cómo no espabilas —comentó con una sonrisa pícara. Y no sabía si se refería a Thiago o a él.
«Cloe, a ver si espabilas y empiezas a entender las indirectas de la vida».
—Oye, —continuó acercándose en un abrazo cariñoso— tu relación con Erik no está muy bien, ¿verdad?
—Bueno, quizás tenemos nuestras diferencias, ya sabes..., —dije con tristeza.
—No me gustaron sus formas, tía, es un poco controlador y creo que no está bien; te sacudió el brazo y no te puede hablar así por nada... —Cogió el café y le dió un sorbo observando mi reacción.
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Mis días de adolescente. Amar. I (Publicado en físico)
RomancePrimera parte de la trilogía MDDA. (Completa). Publicada en físico en Amazon el 15/4/21. Cloe vive la peor etapa de su vida, la ingenua adolescencia. Nada le ilusionaba hasta que lo conoció a él... Así por casualidad y sin esperarlo apareció en su...