71. Directa y sin filtro

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CLOE


Yezzy no estaba enfadado conmigo a pesar de que su mensaje me había demostrado que le dolía que volviera con mi chico. No entendía la obsesión que tenían él y Thiago por separarme de Erik. Yo era feliz con él, ¿tanto les molestaba?

Hoy el día fue tranquilo, excepto por un momento en la clase de Valores. En el instituto hay un chico que se llama Joaquín que va conmigo en esa materia; es bajito, de cabello negro, igual que sus profundos e inquietantes ojos, acompañados de unas gafas finas de pasta a modo intelectual. Es un poco huraño y nunca he intercambiado más de dos palabras con él, por lo que no puedo opinar cómo es. El niño no me ha quitado la mirada de encima y desde siempre eso me hace sentir muy insegura e incómoda. Desde que empezamos las clases, ese chico tenía una obsesión conmigo, estaba claro; se pasaba la hora entera mirándome y nunca he sabido qué decirle para que no lo hiciera. Tampoco le había dicho nada a Yezzy. Thiago también me veía, pero su mirada era diferente, a veces creo que me odiaba y a veces sus ojos decían lo contrario.

Joaquín, en cambio, era perturbador.

—Dios, Yezzy, te tenías que haber apuntado a Valores. No aguanto al Joaquín este, me mira todo el día, en clase de Valores, en los pasillos, en los cambios de clase, en el patio...

—Uy, Cloe, tú tranquila, dudo que sea un problema. También te mira el pringao y no te quejas —me guiñó un ojo con risas.

Eran diferentes la mirada de Thiago a la de Joaquín.

—Me voy, que no llego a mi clase; te quiero. —Me lanzó un beso y se fue corriendo.

Estaba recogiendo mis cosas cuando, de repente, sentí que alguien se sentaba delante de mí. Otra vez a aguantar una hora a los insoportables ojos negros de Joaquín. Levanté la mirada rápidamente y vi a Thiago con su mirada fija en mí, ¿otro más? ¡Coño, se les perdió una igual!

Aunque me molestaba su presencia, me alegraba que fuera él. No le entendía mucho, llevaba tres días sin hablarme... ¡Este chico necesitaba un manual de instrucciones! Jugábamos al tonteo "a ver quién deja de mirar antes", hasta que desde la puerta alguien le gritó:

—García, ese es mi puto sitio —dijo Joaquín con muy mala ostia.

—Y a mí me la suda, capullo —respondió y le sacó el dedo. Me miró y susurró por lo bajini: —te escuché con Yezzy.

¡Qué puedo decir! ¿Que me alegraba su respuesta? Pues sí... Aunque no tuve a Joaquín delante, sentía sus ojos negros como la noche sobre mí, durante toda la hora. ¿Qué tenía que hacer? ¿Ponerme un cartel en la frente en el que dijera "no me mires"? Al terminar la clase Thiago se despidió muy serio, seguía enfadado. Yo le dije un simple:

—Gracias Thiago...

—De nada, estirada. Si necesitas ayuda y tu novio pijo no está, avisa.

Tenía esa sensación que siempre me generaba, una mezcla agridulce e incomprensible. Al tenerlo sentado en el puesto de Yezzy mi estómago estaba contraído viendo su ancha espalda, su cabello revuelto, su perfil cuando se daba la vuelta cubierto por la mascarilla. Me gustaba tenerle cerca, al igual que a Yezzy, pero a la vez no sabía cómo actuar.

Con Thiago seguía esa extraña sensación de molestia, pero no entendía porque. ¿No podríamos simplemente llevarnos bien? ¿Ser amigos, sin juzgarnos? No sé si sería posible con él. Con Alicia, en cambio, me llevaba genial. Los primeros días tonteó con Thiago aunque ella dijo que no tenían nada serio, que él no terminaba de enrollarse y ella aún seguía con el lío entre su novio y Enzo. Con Yezzy todo era increíble aunque seguía esa espinita ahí, no quería mucho a Erik, pero bueno, algún día se entenderían o, por lo menos, eso esperaba. Hemos quedado que mañana a la salida del instituto. Iremos a la biblioteca, me pidió que le ayudara con Economía, pero creo que, al final, nos ayudaremos mutuamente porque hay cosas que yo tampoco entiendo.

En cuanto a Erik, todo genial. De Lola no hemos vuelto a hablar. Regresamos a nuestra rutina de hablar hasta muy tarde contándonos nuestro día a día...

—¿Cloe? —Me sacó de mis pensamientos la profesora de Matemáticas. 

Levanté la vista y todos me estaban mirando.

—¿Qué? —dije rápidamente.

—Que si me puedes decir el resultado.

—¿Qué resultado?

Todos rieron ante mi lapsus por estar en otra nebulosa.

—Uy Cloe, ¿estás enamorada? —me reí ante el repentino comentario de la profesora.

—Eso, Cloe, ¿estás enamorada? —puso la puntillita Thiago.

—¡Cuánta importancia, García!, ¿no estarás enamorado tú? —dijo la profesora y él comenzó a reírse con burla.

—¡Jódete! —le dije por lo bajini y le guiñé el ojo. Pero, por supuesto, tenía que cargar su armamento y disparó a matar.

—Dos no se enamoran si uno no quiere, profesora. —Soltó mofándose y se calló toda la clase. Observó mi reacción, ni me inmuté. Preferí dejar mi vista fija en la libreta, no podía contestar a aquella insinuación.

«Dos no se enamoran si uno no quiere». El pringado era directo, pero al igual que se le lanzó a Alicia, podía estar tonteando conmigo. Pasé de su comentario y lo ignoré el resto de la clase.

Al salir de clase fui directa a casa y estuve haciendo una videollamada con Erik, a la vez que hacía los deberes

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Al salir de clase fui directa a casa y estuve haciendo una videollamada con Erik, a la vez que hacía los deberes.

¡Este chico me volvía loca! Hablamos y nos reímos de sus anécdotas de la universidad. Yo obvié mi molestia con Joaquín y la intervención de Thiago. Quería evitar sus celos de algo sin importancia. Erik iba a dejar una huella muy profunda en mí. Y daba igual que llegaran mil. Yo le elegía a él, aunque sentía que mis días se estában volviendo un bucle interminable: me levantaba, me cepillaba los dientes, me vestía, desayunaba, preparaba la mochila, iba al instituto, salía del instituto, llegaba a mi casa, comía, me duchaba y hacía los deberes en videollamada con Erik. Era un círculo infinito que nunca acababa y eso me estresaba. El repunte de contagios de la pandemia nos había limitado demasiado.


:(:

Mis días de adolescente.  Amar. I (Publicado en físico)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora