78. Sentir

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THIAGO


Llevaba demasiado tiempo esperando ese beso, sí; puede que haya sido un capullo con ella de vez en cuando, pero es que esta chica alteraba mi paciencia y eso me daba la vida.

Ese beso fue perfecto, planificado perfectamente con aquella canción que tocaría su alma. Ella era especial y se merecía alguien que la valorara, que la quisiera de verdad. Tanta inocencia no podía estar en manos de ese pijo de mierda que no sé qué buscaba en ella, pero creo que nada bueno.

Cloe parecía frágil, aunque a veces era una bomba de tiempo que te callaba con sus expresivos ojos y te enfrentaba sin titubear. Era consciente que la hacía rabiar, pero era a propósito. Lo único que buscaba era llamar su atención. Desde que llegué a Coruña, ella, sin saberlo me había cambiado. Todas las mañanas me levantaba con la ilusión de poder verla, aunque no pudiera tocarla. Ella me había dado algo que creía perdido y me di cuenta de que era posible recuperar... La esperanza... Lo último que deberíamos perder en la vida, pero a mí me la habían arrebatado con siete años. Y, por primera vez, había sentido la necesidad de tenerla nuevamente; esa esperanza de luchar por alguien, esa esperanza que te motiva a cumplir tus sueños, esa que nos hace seguir adelante a pesar de los duros tropiezos.

Cloe era la luz al final del mi túnel, la claridad en mi tormentosa y oscura noche, la mano que me salvaba de caer en un profundo acantilado. El brillo de sus ojos cuando se ilusionaba, o cuando fruncía el ceño y ponía morritos al hablar con Yezzy para parecer tierna... ¡Joder, es que daba igual lo que hiciera! Ella, simplemente, era el bálsamo que necesitaba en mi vida.

Yezzy era un tío que la quería con sinceridad y buscaba lo mismo que yo, que sus ojos tristes se llenaran de ilusiones, porque ella era como yo, triste. Sé que ella se negaba a sentir por estar con el mierda de Erik. Era una tía con principios, con valores de una familia conformada, demasiada mujer para el cayetano ese. No iba a forzarle a hacer cosas que no quisiera, pero cuando estábamos bailando y la tuve tan cerca, sentí el impulso de besarla. Me contuve todo lo que pude aunque al final el deseo estaba por encima de todo. No lo pude evitar y creo que la cagué. Se metió durante cuarenta minutos en la habitación y al único que dejó entrar fue a Yezzy, aunque estuve todo ese tiempo esperando a que bajara clavado en el sofá con la mente en blanco. Lo había arruinado todo, lo sabía y me iba a arrepentir el resto de mi vida. No me quería alejar de ella, la necesitaba, solo esperaba que me diera la oportunidad.

Mis días de adolescente.  Amar. I (Publicado en físico)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora