42. Los amores de verano no llegan al otoño

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CLOE


Lola se había empeñado en arruinar mi felicidad ¿Por qué? ¿Qué le había hecho yo para que quisiera fastidiarme? Por más que lo pensaba no lograba entenderlo. Es verdad que ella conseguía todo lo que se proponía, pero nunca pensé que sacrificaría nuestra amistad; o quizás es que nunca me quiso como amiga.

Siempre se refugió en mi casa cuando sus padres discutían, mi familia la trataba de lujo, como una hija más; de hecho le tenían mucho cariño. Aún no les había contado nada de mis diferencias con ella porque albergaba una posibilidad de reconciliación, pero ahora ya no pienso en esa opción que para mí, ya es imposible.

En cuanto al rubio, creo que mi amor de verano duró poco, y quizás lo que más me dolía era la pérdida de confianza y romper nuestra bonita amistad. Estaba nuevamente sola. Lloré toda la tarde sin consuelo, ahora llegaba el momento de recoger mis piezas destrozadas en mil pedazos, esparcidas por el suelo y armarme nuevamente como la niña que arma un Lego que le acaban de regalar. Pieza a pieza me recompuse para enfrentar esta situación, sin lágrimas ni tristezas, con la valentía que tengo que tener porque cuando uno se propone algo, debe cumplirlo. Y voy a ser una tía valiente y decidida.

Estaba en mi habitación escuchando con los cascos "You broke my first". Sonó la notificación que tanto esperaba, pero no la abrí al momento. Aquello debía pensarlo bien, tenía que medir mis palabras, sobre todo, tenía que saber llevar mis emociones.

Hola, preciosa ¿cómo estás?

Dos llamadas perdidas.

Yo estaba en línea, pero no iba a abrir el mensaje aún.

Nena, ¿estás bien?

Cinco llamadas perdidas.

Sentía una presión en el pecho con cada llamada, no respondí a ninguna. Ya había leído sus mensajes, mis manos temblaban por la angustia que tenía. No sabía describir lo que sentía, era una mezcla de tristeza y fracaso.

Estás en línea y no me contestas...

¿Te pasa algo?

Mi consciente quería bloquearlo, pero a mi corazón, que latía precipitado, le urgía saber ¿por qué? Si no indago me quedaré con las dudas. Me limité a averiguar con una frase.

Todo era demasiado bonito para ser verdad.

¿Por qué dices eso?

Déjalo Erik, no quiero saber de ti.

Sé que eso le jodería, desde que lo conozco era muy persistente cuando quería algo, típico de los hijos que lo tienen todo. Reconozco que nunca había utilizado ese apelativo para describirlo, pero la rabia recorría mis venas.

¿Qué he hecho? Atiéndeme al puto teléfono.

«Detén tu caballo jinete, mide tus palabras».

Pregúntaselo a Lola y no se te ocurra volver a hablarme así.

¿Qué te ha dicho?

Pregúntaselo a ella.

Nena, en serio, no es lo que parece. Por favor, déjame explicarte, no sé qué te dijo, pero yo necesito hablar contigo.

Mis días de adolescente.  Amar. I (Publicado en físico)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora