43. Tiempo

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ERIK


Pasaron tres días en los que decidí darle tiempo para que pensáramos qué era lo mejor en este momento. No podía ir a Coruña porque estaba con los trámites de la matrícula y la residencia para la Universidad. Nunca había vivido solo; me faltaban unos días para arreglar las cosas porque mis clases empezaban la semana siguiente y tenía prevista la mudanza el fin de semana. Los tres primeros meses reservé una habitación en una residencia universitaria porque no era seguro que las clases fueran a ser presenciales todo el curso. Si al final tenía que asistir todos los días buscaría un piso para mí solo.

Escribí a Lola reclamándole el por qué había hablado con Cloe. Teníamos un trato: ella dejaría en paz a Cloe y, a cambio, ella y yo nos veríamos de vez en cuando sin nada serio, una relación abierta. Tú no me exiges, yo no te exijo. Ella contestó que fue una casualidad, que se la encontró en el portal, que hablaron amigablemente y Cloe le sacó las palabras. No le creí, pero ahora me tocaba enmendar mis errores.

¿Me lié con Lola? Por supuesto. En San Juan me lo puso a tiro fijo, era una chica muy guapa y dispuesta a satisfacer a cualquiera. Era complaciente como yo estaba acostumbrado y desahogaba mis necesidades. Claro que ella no era una tía para tener una relación formal, todo lo contrario de Cloe, pero lo que no podía permitir era que me controlase, aunque en este caso llevara razón. Si yo viera a Cloe con otro tío creo que enloquecería, pero eso no iba a suceder.

El problema era que mi cabeza no había dejado de pensar en mi chica misteriosa llena de vida y ganas de ser feliz. Reconozco que con Cloe me sentía a gusto, tenía ganas de ella, de ser su primera vez en todo, pero eso me comprometería a muchas cosas y no sé hasta qué punto yo estaba dispuesto a eso. Ella estaba perdidamente enamorada de mí, se le notaba a leguas y no conocerá a nadie que me sustituya tan rápido, estoy seguro. Creo que optaré por mandarle un mensaje conciliador. Con ella sé que era imposible tener una relación abierta, así que la mejor opción era darnos tiempo, que me extrañase hasta el punto de que fuera capaz de aceptar mis condiciones...

Mis días de adolescente.  Amar. I (Publicado en físico)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora