CLOE
Las horas se hacían eternas mientras observaba la cara magullada de Erik. Tenía un ojo hinchado en degradación de morado a rojo, el labio roto y un raspón en la mejilla. Llevaba horas sin despertar; estaba sedado por una posible conmoción cerebral que acababan de descartar.
Thiago desató una rabia profunda que no sabía de dónde había salido. Me recliné en el sillón incómodo de esa habitación blanca sepulcral. Estuve un rato dándole vueltas a la cabeza, ¿esa reacción que tuvo Thiago fue por mí o había algo detrás de aquella ira? No parecía él cuando golpeaba sin parar a Erik. Él siempre había sido un enigma, poco a poco iba descifrando cosas, pero eran irrelevantes; hasta cuando nos dimos el beso en Halloween, sentía que había algo detrás. Me encogí al recordar aquel bonito momento, ¿quién me iba a decir a mí que en menos de un año me iba a ocurrir todo esto? En ese momento levanté la cabeza para ver aquel niño de ojos verdes y sonrisa perfecta que me encantaba. Sentía pena y, a la vez, rabia. La noche anterior me había hecho daño y mucho, y sé que esto sería una cicatriz difícil de cerrar; esto marcaría un antes y un después en nuestra relación y ahora tenía los sentimientos aún más confusos que antes. ¿En quién piensas cuando sonríes? ¿Y quién apaga esa bonita sonrisa? Sin duda tenía muchas cosas que solucionar y una de ellas eran mis sentimientos. Me moví al sentir la vibración del móvil por un mensaje y al abrirlo una ola de tristeza cruzó mi cara cuando lo leí.
THIAGO:
Te quiero estirada y lo siento, lo siento mucho por haber hecho lo que hice. Debes pensar ahora mismo que soy un gilipollas, pero no pude resistirlo Cloe, tú vales mucho más que ese imbécil. Él no ha sabido valorarte ni un poco, porque ayer lo demostró al hacer lo que hizo. El odio que siento hacia él ahora mismo nadie me lo quitará porque sabes que, aunque a veces sea un capullo contigo, tú eres demasiado especial para mí. Sacas cosas que sinceramente nunca me imaginé sentir por nadie. Cloe tienes que saber lo que vales y lo que te mereces. A lo mejor yo no soy el más indicado para hablar de estas cosas, pero sin duda yo puedo decir que sí te conozco, sé qué te hace feliz, qué te pone triste, qué te gusta y qué odias, qué quieres ser de mayor, cuál es tu estilo de música preferido, que te gusta bailar, patinar... Eres una persona increíble de la que sabes perfectamente que estoy enamorado. Yo soy un tío con un pasado de mierda en el que nunca fui feliz. Tú, con esa sonrisa tan bonita, tus expresivos ojos verdes con un destello marrón y tu forma de ser, me has aportado felicidad, alegría e ilusión y sé que todo lo que pasó traerá mil y un problemas, pero, ¿sabes qué? ¡A la mierda! No me importa que me hagan lo que sea. Lo único que no quiero es que sigas sufriendo por un tío así. Y si no quieres verme, me alejaré. Te lo prometo.
Al leer todo esto simplemente me quedé sin palabras, ¿qué le podía decir yo a todo esto? Las lágrimas brotaban de una manera descontrolada, «joder, Thiago». En ese momento recordé el libro que me había dado y lo cogí de mi bolso. Lo abrí y ya la dedicatoria me tocó el corazón.
«Para la estirada más estirada de todas las estiradas. Con este libro te digo todo lo que no sé formular con palabras.
Tu Thiago favorito :(: ».
Comencé a pasar de poema en poema y cada uno hacía que mi corazón se acelerara dando golpes tan fuertes que lo sentía a flor de piel galopando como un caballo salvaje. ¿Dónde estaba el chico que consideraba duro?, ¿dónde había quedado toda esa fachada?
Leí cada marca, post-it a post-it, uno a uno... "Ruleta rusa", "Idiotas", "Golpes", "Echar de menos", "Las comparaciones".
Había uno muy marcado...
"La diferencia es que lo que siempre han sido ganas de huir, ahora lo son de quedarme. Y todo por ti".
«Joder, pringado». Sentía en mi mente la voz de Thiago, leyéndome cada poema, con su bonita sonrisa y su preciosa mirada.
Empezaron a sonar pitidos más rápidos en la máquina a la que estaba conectado Erik y me moví rápidamente para ver si se había despertado.
—Rubio, ¿estás bien? —me incorporé en la cama apoyando la escayola en el suelo, levantándome con una muleta. Le escribí a su padre, que había bajado a la cafetería minutos antes.
Una voz confusa me hizo pensar que sería por la medicación, pero me equivocaba, había oído bien. Repitió con ira al cruzarse nuestras miradas.
—Le voy a matar —dijo suavemente con una voz aterciopelada. Sus ojos verdes llenos de rabia se posaron en los míos haciéndome temblar.
***********
Hola amores, siento un inmenso nudo en el corazón.
Esta historia culmina con un final muy triste y desolador, lo escribí el 02 de Enero del 2021 en un banco con vistas al mar en Santa Cruz en Oleiros, en La Coruña.
Para mí ha sido un gran reto crear esta historia que amo de principio a fin, espero que vosotrxs la améis tanto como yo. Todo comenzó con unos simples post en Instagram y mirad a dónde ha llegado.
Por supuesto que esto sigue con muchas emociones y misterios por descubrir.
Conoceréis al verdadero Thiago y su oscuro pasado.
Que planea Erik para vengarse de su gran rival.
Me adentraré en el amor de mi querido Yezzy con su famoso influencer ¿Su relación durará?
Vuelve Lola con grandes deseos de ser feliz cueste lo que cueste.
A Cloe le toca "decidir" y así se llamará la segunda parte de ésta Trilogía que está a continuación y que espero os guste.
Una vez más quiero agradecer todas las colaboraciones que recibo de parte de lxs chicxs que representan estos personajes.
Me ayudáis muchísimo permitiéndome compartir vuestras fotos.
A los que me seguís desde Mayo del 2020 y a los que acaban de llegar, a todxs lxs que se toman su tiempo en leerme. Soy una novata con mucha fantasía en mi cabeza.
Os quiero y simplemente GRACIAS.
Opinad, corregid, criticad, os aseguro que día a día aprendo de los comentarios buenos y bienvenidos también los no tan buenos.
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Mis días de adolescente. Amar. I (Publicado en físico)
RomancePrimera parte de la trilogía MDDA. (Completa). Publicada en físico en Amazon el 15/4/21. Cloe vive la peor etapa de su vida, la ingenua adolescencia. Nada le ilusionaba hasta que lo conoció a él... Así por casualidad y sin esperarlo apareció en su...