BRUNELLA
No había manera lógica en la que dos personas de la realeza desaparecieran de España como si nada encaminándose a la mismísima fuente de los dioses: Grecia. Simplemente por la sencilla razón de que quizá todo careciera de explicaciones que no fueran algo más que mágico, divino, o sobrenatural.
Pensamientos a los que terminabas aferrándote antes de subir a un avión con maletas que no han sido hechas por ti, y que alguien más hizo. Subiéndote a un viaje que nadie planeó, que simplemente te lo han dado a mano armada, sin saber el paradero en el que estaríamos por vaya a saber uno, cuántos días. Sin saber cómo tendríamos los pasajes de vuelta luego de una explicación diciéndole a nuestros padres: "Oh sí, apareció el padre de Brunella y nos dijo que vengamos a Grecia."
Lo único que me consolaba era saber que tenía a alguien más. Estábamos perdidos, como si volviéramos al principio, pero estábamos juntos.
Ninguno tenía la menor idea de la osadía que nos esperaría luego. Empezando por no tener idea de como manejarnos en Grecia, ni en que parte parar.
—Vale, estamos en el aeropuerto de Atenas y es una sorpresa para ambos. Tú eres la que conoces a tu padre, así que yo te sigo a ti.—Habló sobre el murmullo de todos los que viajaban en ese vuelo, bajando la escalera.—Han sido tres horas bastante tranquilas, sacando que casi muero por la turbulencia.
—No sabía que tenías miedo a las alturas.—Me encaminé a buscar la maleta en la rueda giratoria, maleta que alguien más había hecho por mi, entrando al piso y revolviendo en mis cosas.
Joan, no recordaba haberlo vuelto a ver luego de bajar del auto, no me había cruzado con él en ningún momento. Me hubiera gustado despedirme, por más de lo peligroso que podría haber sido. Quién sabe si volvería a verlo, las cartas seguían en la mesa y en un movimiento podía desaparecer algo, o alguien.
—Tengo algo de vértigo, pero no sé hasta que punto se debió a las alturas. Todo esto me sabe mal, porque como siempre, cuando avanzamos un paso retrocedemos cinco casillas atrás. Y da bastante fatiga haberlo normalizado.—Inspira el aire y frota sus brazos debido al aire frío que corre por el lugar.—Pero bueno, ya hablamos de eso y lo hemos desmenuzado al tema para no presentar quejas. Busquemos en dónde se nos encomendó quedarnos para algún paso que retroceda más las cosas.
—¿Y si esto es el final? Papá dijo que faltaba poco para terminarlo..
—Te fías de él, entonces.—Se acercó a un puesto de revistas informativas hacia el público, sacando un mapa de la zona y abriéndolo frunció el ceño.—Es un desorden.
—No, no me fío de nadie de mi familia si quieres mi verdad, ni de Joan que es la persona que más quiero. Pero tampoco creo que el destino, o lo que sea, sea tan malo para extenderlo hasta la coronación de Junio.
—Eso me sigue pareciendo una mierda. Pues, festejan la separación de dos regiones pero el día de la ciudad como tal continúan coronándose ante el pueblo como si nada.—Se encogió de hombros, rozando sin querer la palma de mi mano. La estiré mejor hacia él, deseando no hundir el aeropuerto en lava, pero nada de eso pasó.—Bueno, no hemos roto ningún avión, es un buen comienzo.
—¿Recuerdas cuando fuimos a Málaga? Que nos hemos besado por primera vez y toda la pesca esa.—Comencé a explicar notando un sonrojo leve en sus mejillas.—Bueno, ahí nada pasó, es como si esa barrera se hubiera roto, pero en Murcia la barrera volvió a su curso natural, mientras no estemos ahí podemos hacer lo que queramos, eso espero vaya.
—Bueno, puede ser que sí. Aprovechemos lo que nos dé el tiempo.—Aconsejó, agarrando con mejor firmeza con la otra mano en la maleta.—Creo, que en espacio geográfico estamos bien.
—Explícate mejor.
—La profecía cinco hablaba de tierras sin lluvia, lo recuerdas, ¿verdad?—Asentí, sonrió levantando sus pómulos.—En Los dioses del Olimpo, que es la continuación de Percy Jackson, se hablaba de Atenas como tierras sin lluvia.
—¿Piensas relacionar todo lo que pasa con una saga mitológica?—Cuestioné sin poder creerlo, volvió a encogerse con los hombros y suspiró.
—¿Por qué no? Yo sé que no es lo mismo que nuestra historia, pero quizá pueda ayudarnos. No sé, para tener una base de momento.
—Ya, da igual.—Cerré los ojos al tener una idea en la cabeza, y con mi mano libre le pedí que se callara por ahora.—La puerta de Atenas.
—¿Qué?—Su voz me sacó del trance, lo miré entrecerrando los ojos con una confusión notoria.—No lo recuerdas, claro.
—Lo siento.
—No es tu culpa, no pasa nada.—Tomó mi mano hasta llevarla a su boca y dejar un beso en el dorso de esta.—Has dicho la puerta de Atenas, ¿te suena de algo?
—No, al menos de ese modo no.—Quitándole el mapa de la mano comencé a leer la lista de los hoteles que figuraban allí. Colocando mi uña en una dirección, llegué a la respuesta.—The athens gate. Es la traducción de lo que he dicho antes, y es un hotel.
—¿Segura que debemos ir allí?
—¿No confías en mi?—Giré para verlo fijamente, negó ladeando su cabeza sin estar muy conforme de su acción anterior.
—No, no es eso. Es que me da miedo a equivocarnos con todo.—Respondió, volviendo a poner la vista en el plano, murmuró algo tallándose los ojos como si estuviera cansado.—No sé, me da temor que hagamos algo ml y terminar perdiéndote, me da miedo que se repita lo del hielo en algo mucho peor.
—Ei, lo hemos superado a eso, ¿bien? Seguiremos adelante como sea, pero lo sacaremos a flote.—Murmuré acunando su rostro en mis manos, me incliné depositando un beso en su frente.—Ahora vamos, que debemos encontrar un sitio para dormir y ver que actividades extravagantes nos esperan por la ciudad de los dioses, una hermosa tanda para vacacionar.
—Además, en pleno invierno, como si no te daría una hipotermia en pleno aeródromo. Menuda idea la de tu familia de mandarnos a un lugar sin nada.
—En una de esas nos quedamos a vivir aquí y nos liberamos de gobernar una región.
—No es mal plan, yo voto porque lo hagamos.
—También yo, pero vamos que quiero probar el Mousakás.
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leyenda; walls
FanfictionL | cuando las almas prohibidas se junten, se producirá una conexión que arrasará con todo lo que toque, incluido dos pueblos o las barreras de su amor.