GINÉS
Miraba como las primeras luces del alba resplandecían apareciendo por el gran ventanal de la sala de mi apartamento, sin poder volver a conciliar el sueño.
En mi cabeza todavía se reproducía la imagen del tinte amarillo del libro, que por alguna razón me estaba atormentando.
Bufando, me levanté de la cama, dirigiéndome a la cocina en busca de una taza. Necesitaba un café para un amanecer tan descomunal como el que estaba asomando por la ventana.
Me apoyé en el suelo, quedando enfrente de la ventana, y, sintiendo una gran energía, o algo como un impulso, volví a tomar mi teléfono para marcarle a Javier.
Una, dos y tres. En ninguna contestó, estaba seguro que había dicho estar viéndose con Astrid bastante seguido, y eso me daba un poco de miedo, no quería que volvieran a aislar a toda la ciudad por otro caso de cruce de ciudades.
Aunque, podría jurar que moría por ver a Brunella otra vez, pero se trataba, de ni más ni menos, que otro deseo puesto en una libreta de cosas imposibles.
De repente la lucecita de la inspiración parecía haberse prendido, era más que obvio que estaba con Astrid, y si no era así, era obvio que daría con el paradero de Bonet, sea como sea.
-¿Ginés?-Inquirió mi ex compañera de colegio.
-Buen día para madrugar eh.-Comenté bebiendo de la bebida entre mis manos.-Dime que Javier está contigo, que me dará un infarto si no.
-¿Tanto me acortejas? Joder, que no sabía que eras bisexual.-Bromeó Javier del otro lado de la línea, mientras reprimía una leve carcajada.
-No me toques los cojones que no estoy de humor.-Aparté el libro de la mesa, atrayéndolo hacia donde yo estaba.-Además, saben bien ambos que juegan con fuego.
-Quemarse es bueno si estás en el infierno correcto.-Comentó, y sentí como la sonrisa de Astrid se había formado, había aprendido a entender emociones sin ver a la gente con el paso del tiempo, y ésta era una de esas ocasiones.
-Como sea, necesito uno de tus consejos.-Comencé a hablar, escuchando el cálido silencio que se había formado del otro lado.-Hoy estaba hablando con Brunella, y hemos llegado a la conclusión de que tenemos los libros de una leyenda algo así como "encantados".
-¿Qué?-Preguntó confundido, pero de todas formas parecía poder lograr entenderlo.
-Que hasta a mí me ha tomado por sorpresa, en fin, ambos libros tenían una especie de compartimento atrás de todo con varias palabras escritas en el mismo color de tinte y que parecían estar relacionadas.-Terminé de contar lo acontecido anteriormente, empezando a bostezar, ¿justo ahora venía a agarrarme el sueño?
-Esto cada vez parece ser más una película de terror a ser algo de la realidad.
-Cierto, pero en plan que haya una barrera que no nos deje cruzar y tal es bastante descomunal.-Jugué con mi pelo viendo de una vez por todas, el sol en su máximo esplendor.
-Es una jodida mierda vivir aquí, no sé como lo soportas y eso que yo soy de Madrid.-Dijo suspirando, ambos empezábamos a estar consumidos por el sueño.
-Si hablamos de atracciones y todo ese rollo es la puta hostia pero por lo demás, jodida ciudad.-Recordé, amargamente, cuando Brunella y yo solíamos recorrer el parque mientras jugábamos a las adivinanzas, y tragué algo de saliva para evacuar esos pensamientos de mi cabeza, todavía me costaba hablar de ello.
-Sí, tiene buena arquitectura.-Hizo una pausa, en la que suponía, había suspirando de una pesada manera.-¿Crees que tenga algo que ver con lo del beso fallido?
-Tengo el presentimiento de que sí, y eso me está asustando. Has visto que generalmente mis corazonadas terminan siendo correcta.-Respondí, jugando con la cadena perteneciente a mi padre, quién me la había obsequiado en mi cumpleaños.
-Eso no es una buena señal, supongo.-Suspiró, y supe que se puso a pensar en algún consejo.-¿Has buscado respuestas en algún libro o algo?
-Claro, pero aquí casi no es convencional que haya muchos libros de mitologías antiguas, y tampoco encontré mucho.-Intenté fijar mi cerebro en un vago pensamiento que pasaba por éste.-Aunque, he escuchado que mi papá siempre hablaba de libros de éstas, pero que estaban algo así como escondidos o bajo llaves.
-Tú padre tiene acceso a los registros de la biblioteca municipal y de las librerías, ¿no?.-Contestando con un sí de mi parte, carraspeó su garganta antes de contestar.-Míralos, bueno, intenta poder llegar a éstos, y verás si existen los famosos libros escondidos.
Guardando silencio bastante sorprendido por el consejo, decidí darle la razón y halagarlo por esto.
-Joder, eres un puto genio.
-Lo sé.
-Creo que por ahora ya no necesito ningún consejo nuevo, nos vemos la otra semana supongo.-Me despedí, esperando su respuesta, y después de eso, corté la llamada.
Volví a mirar al cielo, sin saber que hacer, tenía que pensar con detalle como haría para meterme en la bodega a buscar los archivos, y en cuál de las cajas podría estar.
Tratándose de algún impulso, tomé mi teléfono de nuevo, suponiendo que contaba con algo de batería, para empezar a pasar por las redes sociales aunque no estaba encontrando nada realmente interesante para ver, por lo que volviendo a dejar el teléfono sobre la cristalina mesa comencé a anotar frases en un cuaderno. Eran frases bastante sueltas y no hablaban de una canción en específico, pero de cualquier modo y siendo un tanto modesto iban de una u otra forma dirigidas a la chica que comenzaba a robarse mi corazón, mis suspiros y mis momentos felices.
Aunque claro, yo no lo sabía todavía.
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leyenda; walls
FanfictionL | cuando las almas prohibidas se junten, se producirá una conexión que arrasará con todo lo que toque, incluido dos pueblos o las barreras de su amor.