venticuatro

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BRUNELLA.

Últimamente, podría decirse que mis mañanas parecían la tranquilidad en su totalidad. El aroma a café recién molido terminó de despabilarme, tallé mis ojos levantándome luego del colchón de dos plazas.

Una vez que tomé una de las sudaderas de mi casi algo y salí del cubículo con el cabello un poco más desenredado y sin ojeras, me sorprendió verlo tan tranquilo bebiendo de la taza de mármol el café sin prisa admirando la ventana de un nuevo día. Sin tardar demasiado, serví en otra taza lo que quedaba del agua caliente y le agregué la cucharada y media de café, tomando lugar al lado de él en silencio.

-Oh, hola preciosa.-Dijo, una vez que se percató de mi presencia.-¿Cómo has dormido?

-Bien, realmente bien. ¿Tú qué tal?

-Bueno, estoy bien, pero podría estar mejor si me hubieses despertado con un beso.

Reí, él también lo hizo. Mirándolo de a ratos, llevé mi vista hacia el cigarro escondido entre sus dedos. Movió el objeto recién nombrado, antes de darme un toque en el hombro.

-¿Tan temprano fumas?

-Lo suficiente para procesar la información que creo haber descubierto.-Dejó ambas tazas con la infusión a un lado, baja de la isla de la cocina y se sienta sobre el suelo junto a mi.-¿Te apetece fumar? Lo estás viendo con unas ganas increíbles.

-No fumo.

-¿Lo has probado alguna vez?

-No.

-¿Te molesta sí yo fumo?

-No.-Sonreí al escuchar el bufido contrario.-Pero abre la ventana.

Apoyó su cabeza contra el ventanal, corriendolo con los dedos. El cigarro se prendió segundos después y el humo salió exhalado hacia afuera minutos más tarde.

-Has dicho que tienes información, cuéntame.

-Empezemos por lo más obvio, será una especie de acertijo, ¿vale?-Asentí, pero antes de que siguiera hablando corté su historia.

-Creo que sí quiero fumar. ¿Me cuidarás si ves que me hace mucho efecto?

-Te cuidaré hasta que quieras dejar de tener mis brazos de sustento, nena.-Dejó el arma homicida flotando sobre sus dedos, lo tomé con algo de miedo y luego de un suspiro lo apoyé en mis labios. Tosí al soltar el humo, pero me acostumbré rápido pese a ser la primera vez en hacerlo.

-Vuelve al acertijo.

-¿Has visto el cielo? Está nublado, ha llovido recientemente. Ahora, me han dicho mis amigos que ha habido una especie de sismo horas atrás.-Solté un insulto por lo bajo, intuí lo que vendría después.-Ni tú ni yo lo hemos sentido, ¿sabes por qué?

-Porque cuando pasó, nosotros estábamos...-Las palabras quedaron en el aire, me sonrió de forma cómplice dándome pie a seguir, pero me detuvo al notar mi confusión.

-Piensas lo mismo que yo, yo lo sé. ¿Cómo ninguno de los dos no pudo sentirlo si ha sido un sismo bastante alto? ¿Cómo no hemos podido llegar a ver el piso temblar? Porque, nosotros lo creamos.

leyenda; wallsDonde viven las historias. Descúbrelo ahora