cinco

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BRUNELLA


Reposaba junto a la palmera que mis abuelos habían plantando en mi jardín junto a mí en mis primeros años de educación primaria , sin nada que hacer más que leer algún libro de la amplia biblioteca expandida por el living de mi casa.

Me levanté de la silla en la que estaba sentada hace varias horas después de haber leído varios libros que de chica mi madre solía leerme, dispuesta a encontrar alguno más o menos decente.

Que gustos de la mierda que tenía cuando era una cría.

Y en todo sentido.

Volví a poner todo en su lugar y me topé con un libro que era característico en la zona de la que provenía yo, supuestamente ésta era la leyenda que explicaba el por qué no se podía pasar al otro lado de la ciudad y viceversa.

Supuestamente la historia se situaba un poco más de doscientos años atrás, aunque yo creía que por la manera de la narración no se situaba más de sesenta o cincuenta años atrás, más o menos cuando mi madre era adolescente, pero bueno, no podía discutir sin argumentos.

Y suponía que si tenía una teoría tan fuerte sobre una leyenda actual algo debería significar.

LA LEYENDA DEL HADA AMARILLA Y EL DUENDE AZUL titulaba con un color dorado en la tapa del libro, siempre hubo algo que me llamaba la atención de ésta leyenda en particular, como si indirectamente estuviese relacionada a ella, pero creo que sólo era mi imaginación retorcida. Siendo sincera, esperaba alguna aventura el próximo año y creía que algo tendría que pasar.

Ginés y yo estábamos intentando descubrir ese tan anhelado porque, estábamos intentando, pero seguíamos sin tener una respuesta prudente para las preguntas que merodeaban en nuestras cabezas, pero eso nos acercó un poco más, hablábamos más seguido y era una conversación bastante fluida. Cosa que hace mucho tiempo no podíamos conseguir, las razones eran variadas, o porque nos evitábamos o porque nos quedábamos sin nada por decir, como si ni hubiese nada que decir.

Puse mi atención nuevamente en las hojas que estaban más amarillas de como las recordaba, producto del tiempo y su consecuencia, lo saqué de la biblioteca sacándole el polvo que tenía encima gracias a los años en los que no se había sacado. Quizá unos once

Terminé de leerlo, y me sorprendí al notar la existencia de una parte que nunca había escuchado por parte de mi mamá, o que quizás simplemente había olvidado, pero al verla sentí algo bastante inexplicable, como si hablara de mí, o de algo cercano a mí.

Anotaría en mi agenda que ésta podría ser mi aventura veraniega, pero le pondría que solo era producto de imaginación propia por el aburrimiento.

Saliendo de mis abruptos pensamientos, el tono de llamada de mi teléfono comenzó a sonar haciendo que tenga que irlo a buscar.

ginés el + bonito

¿Cabe aclarar que él se había agendado así? No lo sé, pero lo ha hecho.

hoy he visto un meme y me acordé de ti.

Riendo un poco al ver el inesperado mensaje decidí responder.

joo, que esperas que te diga?

que va tía, lo que quieras.

si pretendes que te diga que eres un chaval tierno y te dé un beso en la mejilla, vete olvidando de eso.

oh no te la tires de modesta cari,
qué tu no me besas porque no te
animas a hacerlo.

tú tampoco puedes, ¿o lo has olvidado?

¿me tomas por imbécil?

Definitivamente no lo estaba tomando como un imbécil, sabía que lo era.

no, bueno quizá un poco

tonta.
visto

no me ignores mucho tiempo más.
¿has descubierto algo?

nada interesante para contar.

En verdad sí había algo pero no era algo que nos perteneciera a los dos, aunque necesitaba contárselo a alguien.

hoy me ha pasado algo inusual, ¿te puedo llamar así te cuento?
me da demasiada pereza contarte por aquí.

vale, pero deja que te llamo yo.

-Hola.-Dijo del otro lado de la línea una vez que el tono hizo el típico ruido de que la llamada había sido atendida.-¿Estás bien?.

-Sí, solo sigo un poco atontada por lo que me ha pasado. ¿Tú estás bien?

-Sí, ¿que es lo que ha pasado tía? ¿tengo que preocuparme?

Reí antes de contestarle, todavía la faceta de protector no se había desprendido de su piel. -No tienes que preocuparte Gin.

-Hace mucho no me llamabas por ese apodo, jo, que recuerdos me trae aquello.-Estaba por preguntar a que se refería hasta que me di cuenta de la razón que tenía, solía decirle así cuando éramos niños.

Cuando éramos colegas de nuestro propio equipo y estado.

Cuando la vida nos tenía algo de piedad. Y no había sentimientos de por medio.

-Hace mucho que no dejabas de ser un imbécil.-Escuché su risa del otro lado, fresca como la brisa que se sentía en donde vivía.-Conoces la leyenda del hada amarilla y el duende azul, ¿no?

-No me tomes el pelo Brunella, claramente la conozco. Mi padre me la solía leer antes de ir a dormir, además no podría no conocerla viviendo aquí.

-Lo suponía.-Dije, fijando mi vista en la página que estaba abierta, recorriéndola con mis dedos.-Pero, ¿alguna vez te dijeron o has visto algo así como una profecía en sus páginas?

-Parece que si te han drogado y empieza a hacer efecto.-Ironizó, aunque prefería no decir nada a pesar de que el comentario no me gustara.
-A ver, ahora me fijo, pero tienes que estar drogada tía.

-Puede ser, pero en el libro que yo tengo hay una parte que nunca leí, y no sé, es raro.

Escuché como se produjo el silencio de parte de la otra línea, probablemente había ido a buscar el libro o algo de eso.

-Mierda Brunella, a veces te odio un poco mucho.-Suspiró volviendo a levantar el teléfono para que pueda escucharlo.-¿Tomarías como una broma si te digo que en el mío también hay algo así?.

-¡Yo te he dicho que había algo raro! ¿Qué dice tu libro?.-Exclamé en un tono medio.-Mi parte parece estar unida a algo anterior.

-Dice algo así: cuando las almas prohibidas se junten, se producirá una conexión que arrasará con todo, y termina ahí. Aunque creo que debería seguir.-Relató, escuché con atención lo que decía y abrí los ojos al darme cuenta de que conectaba su parte con la mía perfectamente, como un rompecabezas.

-Creo que la parte que sigue la tengo yo.-Dije, tratando de buscar alguna explicación lógica.-Bien, mi parte dice: lo que toque, incluido dos pueblos o las barreras de su amor.

-Si, supongo que se conectan.-Habló de forma muy tranquila, o eso aparentaba.-Pero, ¿por qué justo a nosotros nos apareció esto?

-Más misterios que resolver en nuestra corta vida, qué va.-Reímos.-Mi madre ha vuelto, debo irme.

-Adiós Brunella, luego hablamos.-Cortó la llamada, dándome la impresión de que quiso agregar algo más, pero dejé de pensar en eso cuando vi como mi madre entraba al patio.

Si antes estaba confundida, realmente estaba mareada ahora mismo. No sabía cómo conectar los cables y temía dar pasos en falso.

leyenda; wallsDonde viven las historias. Descúbrelo ahora