cuarenta y nueve

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OMNISCIENTE

MARZO 2020.

[ESCUCHAR REST OF MY LIFE- BRUNO MARS] 

Ginés, no consigue calmarse. Sabe perfectamente que no tiene los votos preparados, pero sabe también que improvisar siempre es una opción y nunca falla. Su mirada se dirige al armario, la funda de su traje está ahí, suspira antes de acercarse a éste, se topa con una de las primeras fotografías analógicas que tiene con, ahora, su casi esposa, sonríe ensimismado, tiene ganas de verla y la espera lo mata de a poco. Piensa, inevitablemente, en ella, la conoce desde pequeño y todavía no logra explicar el desenfrenado sentimiento que genera en él, siempre fue y siempre será su lugar seguro. Ama cada parte de ella, ama su comportamiento torpe, su forma tan atropellada de decir las cosas y lo dramática que puede llegar a ser. Ama verla entrar por la puerta con una sonrisa que revoluciona su mundo de pies a cabeza. No imagina un futuro sin tenerla en cuenta, no puede.

La puerta con decoraciones borrosas del muchacho recibe unos ligeros golpes en ella, se dirige a abrir encontrándose con su hermana, su madre y su otro hermano que recién ha vuelto de las vacaciones con su mejor amigo, el murciano más grande se lleva las manos al pecho al ver a todos los miembros de su familia.

—Hola.—Murmura con algo de dificultad, su madre es la primera en acercarse a él. Lo rodea con los brazos por arriba de las costillas, siente la ropa humedecerse.—Jo, no os pongáis tan sentimentales ahora que luego no habrá lágrimas.—Bromea ganándome una mala mirada de su hermana.

—Todavía no entiendo que te ha visto Brunella para casarse contigo.—Ataca suavemente su hermana, mueve la cabeza y Ginés ríe molesto.—Que va, es coña. Mira tú, que decías que la primera en sentar cabeza sería yo con el primer pavo que se cruzara. 

—Ya, no me imaginaba que todo esto pasaría, no me da la imaginación.—Una ola de inseguridad le recorre la espalda al varón, se encoje de hombros tumbándose sobre la cama.—No sé si puedo hacer esto...

—Gin...

Con una seña visible, su hermana se encarga de sacar a las otras dos personas del cuarto. Se acuesta a su lado, mirándolo con ese calor fraternal que siempre han tenido como soporte.

—¿Qué hago si sale mal? ¿Y si todo se va por la borda y no lo sé, provocamos algún desastre? No puedo Jimena, será un desastre. 

—No saldrá mal, tontorrón.—Ginés suspira sin decir nada.—Escucha, Brunella y tú tienen algo que va más allá de su relación formal y de los mandatos, es una conexión que lo trasciende todo, son imparables si están juntos. Son el uno para el otro, tú no te das una idea del brillo en sus ojos cuando estáis juntos.—Le golpea el hombro con suavidad.—Además, tienen dos hijos tío. Se adoran, y eso es suficiente. 

—Pero...

—No, sin peros. Tienes dos hijos preciosos y estás a punto de entrar a un altar para formalizar un compromiso con la mujer de tu vida, la que te ha embobado desde pequeños. Asimílalo, estás creando a tu propia familia. Y, en mi opinión, no creo que salga alguien más fan de Oasis y de Bruno Mars que esos dos pequeños.—Siente sus mejillas volverse carmines.—Pero es eso, en algún momento llega una persona que es la ideal, y a pesar de los altibajos que tengan como cualquier pareja normal, todos los sacrificios que has hecho para seguir en pie hoy lo valen, y todo lo que pase ahora será con los conocimientos de antes. 

—Gracias, de verdad.—Dándole un beso en la frente a su hermana, da un salto y se vuelve a erguir. 

—Venga, deja de dar vueltas y date una ducha así te cambias, yo estaré abajo tratando de entretener a Nicólas, Atenea está con el hermano de Brunella, así que relaja los nervios. ¿Vale?

leyenda; wallsDonde viven las historias. Descúbrelo ahora