BRUNELLA.Una semana.
Siete días en los que la información sobre el murciano no tenía validez, ya que no había información alguna de una fuente directa. Lo único que sabía es que estaba bien, sólo por haberlo visto en las historias de sus amigos, pero en éstos días pasados no cruzamos una palabra siquiera.
Miré el periódico que se encontraba entre mis manos, la caída de una nueva mañana aterrizaba directamente sobre el balcón todavía mojado gracias al rocío nocturno y algunas gotas de lluvia. Repasé mi habitación una vez más, cuadros con frases motivadoras, un armario con cantidades excesivas de ropa, un escritorio con detalles que podrían no estar. Una clásica habitación burgués.
Quizá él tenía razón, quizá sí estaba harta de todo este mundo de juguete. Mi interior lo sabía, pero no podía decirlo.
La blanquecina puerta se abrió de par en par, haciéndome soltar el periódico y esconderme bajo las frazadas simulando haber caído en un sueño. Joan miraba la situación con una sonrisa cómplice, antes de acercarse a mí.
—Todavía no me he convertido en mamá, así que puedes confiar en mí.—Besó mi cabeza, sentándose sobre uno de los bordes del colchón.
—Últimamente, proceso una secuencia de cambios en mi vida. Amorosos, personales, familiares. No sé, me gustaría cambiar.—Respondí, sin moverme.
—¿Y por qué quieres cambiar? O mejor dicho, ¿por quién?
—Por mí misma, no creo ser la verdadera Brunella debajo de ésta capa de falsa prepotente. Creo que hay otra persona adentro, y no me siento conforme con ésta.
—Continúa, te escucharé.
—Bien, entendí que quiero vivir en una película y pensar que todo tiene un guión y hay algo más detrás de ello. Así piensa ésta Brunella. Pero no, estoy aquí en la realidad y mi terquedad junto con mi poca capacidad de expresar verdaderamente quién soy, hacen que lastime a los míos.
—¿Te has peleado con él?—Habló en voz baja, pero el escalofrío volvió pese a que no era su nombre el pronunciado por su boca.—¿No se han hablando aunque sea difícil?
—Hemos desaparecido. Todos creen que está muerto, salvo nosotros y sus amigos, puesto que está con ellos. No puedo ir así como así buscándolo porque daría más controversia. No hemos hablado en la semana y es probable que lo extrañe.
El problema que conformó nuestro debate me importa poco ahora, es lindo poder volver a tener una charla abierta con mi hermano como si fuera lo más normal del mundo, pero para nosotros nunca lo era.
—¿Estás enamorada de él?
Sí.
—No sé si enamorada sea la palabra, pero me gusta su compañía y lo que me hace sentir. Puedo ser yo con él, aunque mi alter ego termina rompiéndolo todo.
—Querida hermana, las cosas se resuelven hablando, no escapando. Yo sé que es complicado, pero si ambos se quieren tienen que demostrarse que el amor es verdadero.—Asentí, como siempre tenía razón.
Tomé la iniciativa, levantándome de la cama para ponerme algo más decente. Opté por un jean oscuro con algunas roturas y alguna remera para complementar, junto a mis vans blancas.
—Iré a dar una vuelta, quiero tomar el capuccino en la cafetería de la vuelta del parque. ¿Vienes?
—Paso, pero llámame si algo sucede. Ten cuidado.
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leyenda; walls
FanfictionL | cuando las almas prohibidas se junten, se producirá una conexión que arrasará con todo lo que toque, incluido dos pueblos o las barreras de su amor.