Capítulo 23

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—¿Qué dices? —la voz de Levi suena indiferente, pero sé que si lo pregunta es porque él tampoco puede creérselo.

—El pastor Nick. Está muerto. Lo han matado —las lágrimas se asoman a mis ojos, y en la mirada de Levi se distingue la rabia—. Esta mañana, en el cuartel de Trost.

Hange comienza a explicar su historia, pero apenas soy capaz de seguirla.

Así pues, que se consagre vuestro matrimonio, y prospere entre la seguridad de estos muros... Es un decir... Pero bueno, ya sabéis, podéis besaros.

Su voz hace eco en mi cabeza. Siento a Levi tomarme la mano por debajo de la mesa, y acariciar el anillo. Sabe que es lo que estoy pensando.

—Sabía que no iban a permitir que un pastor de la Iglesia del Muro como Nick colaborara con el cuerpo de exploradores, por eso oculté su identidad y lo instalé en la residencia del cuartel. No esperaba que vinieran a matarlo desde el mismo ejército. He pecado de ingenua. Ha sido culpa mía. 

Levi da un sorbo a su té, y nadie dice nada. El pastor Nick ha muerto. Lo han asesinado. Lo han torturado y después lo han asesinado. El único hombre que conocía nuestro secreto, el que nos casó a cambio de nada, con todo en contra. Y ahora está muerto.

—¿Han intentado averiguar si Nick habló de nosotros en el interrogatorio y qué dijo en caso afirmativo? —escucho las palabras de Armin, pero es la voz de Levi la que me hace salir del trance.

—Seguramente. Y para que la policía militar central esté involucrada es que detrás hay algo gordo. ¿Y bien? —dice mirando hacia Hange—. ¿Cuántas uñas le arrancaron a Nick? —miro hacia él con los ojos tan abiertos que se me van a salir de las cuencas. Sus palabras me repugnan, me revuelven el estómago.

—¿A qué viene eso? —pregunto con rabia, apretando con fuerza su mano. 

Él no me hace caso, y vuelve a dirigirse a Hange.

—Lo viste, ¿no? ¿Cuántas?

—Solo lo vi un segundo, pero, de las que vi, yo diría que todas —los ojos se me llenan todavía más de lágrimas mientras los clavo en mi regazo, y siento que voy a vomitar.

—Los que cantan, cantan con la primera. A los que no dicen nada da igual cuántas les arranques. Creo que el pastor Nick era un idiota, pero parece que fue fiel a sus principios hasta el final. Es decir... Que tal vez aún no sepan que estamos investigando a la familia Reiss. Pero está claro que en la capital hay alguien interesado en vigilarnos —me pongo cada vez más nerviosa, parece que la calma se acaba, y la tormenta se aproxima. Escuchamos los truenos, ahora solo falta que caiga la primera gota de lluvia.

La puerta se abre, y vuelve a cerrarse rápidamente.

—¡Capitán Levi! —veo hacia la puerta, Nifa avanza hacia aquí veloz—. Traigo un mensaje del comandante Erwin —ella le entrega una nota que Levi lee. Intento leer de reojo, y él la gira ligeramente hacia mí para facilitarme el trabajo—. Le he informado de la muerte del pastor Nick y él me ha entregado esto.

Abro los ojos cuando acabo de leer el mensaje. Ya siento la lluvia encima, calándome hasta los huesos.

—Evacuamos esta base. De inmediato —él se pone en pie, pero yo aún no puedo moverme—. No dejéis ningún rastro.

Todos empiezan a moverse, sin pedir muchas explicaciones, recogiendo todas sus cosas. Procuro no rezagarme y hago lo mismo. Voy de una habitación a otra recogiendo todo lo mío, y lo que no también. Cuando por fin hemos acabado, me detengo en la puerta de la habitación, observándola por última vez.

La oportunidad de besar tus labios (Levi y tú) [ COMPLETA Y EDITANDO]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora