La oportunidad de besar tus labios (Levi y tú) [ COMPLETA Y EDITANDO]

Capítulo 19

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Abro los ojos, y todavía es de noche. No sé a que hora me dormí, pero pasé inconsciente gran parte del día de ayer, lo cual asumo que ha sido en parte la razón por la que me he despertado ya. 

Las gasas que tengo sobre mi cara están resecas. Miro hacia mi lado, y Levi está tumbado en una pequeña esquina de la cama, durmiendo plácidamente, yo sonrío. Me pregunto cuándo se habrá quedado dormido, y si estuvo despierto hasta que volvieran; él prometió que lo haría. 

Me levanto despacio, procurando no despertarlo, y voy hasta el baño a quitarme las gasas de la cara y los brazos. Siento que están adheridas a mi piel, y me duele arrancarlas, sobre todo las que tengo sobre mi cara. Lo hago despacio, y al acabar me lavo con agua. No sé que sería, pero mi piel parece tener mejor aspecto, aunque con solo la luna como fuente de luz, no podría asegurarlo. 

Siento movimiento en la puerta, y cuando miro hacia ahí, Levi está en el umbral, y coge mi mano.

—¿Qué tal? —me pregunta con un tono de voz suave acariciándome con su pulgar el dorso.

—Creo que bien, al menos no me duele —le respondo.

—Ellos han vuelto —sus palabras me producen un cosquilleo en el pecho—. Eren está bien. Ha habido bastantes bajas, sobre todo entre los de la policía militar, pero nadie que conocieras. Erwin ha perdido el brazo derecho —mis ojos de abren.

—¿Cómo está? —pregunto.

—Hasta arriba de sedantes, pero vivirá —me relajo un poco—. Vuelve a cama... estaba muy cómodo —su voz suena cansada, ligeramente pastosa, y ronca.

—¿A ti no te bastaba con dormir tres horas? —pregunto ligeramente bromista, mientras soy arrastrada por él fuera del baño.

No me responde y me empuja sobre la cama, tumbándose a mi lado, abrazándome y besándome la cara.

—Que estés viva me hace feliz —sus palabras me pillan por sorpresa. 

—No tengo pensado dejar de estarlo —le respondo.

—Más te vale —me dice, y besa mi boca—. Vamos a seguir durmiendo.

—No tengo sueño, la verdad —le digo, y me siento.

Alza una ceja sorprendido.

—¿Tú? ¿Tú no tienes sueño? —pregunta con una mueca de incredulidad.

—No. ¿Por que no hacemos algo? Nunca hacemos nada tranquilo.

—¿Qué quieres decir? —pregunta curioso.

—Siempre vamos de un lado a otro armados, matando Titanes, entrenando, cumpliendo misiones... Es frustrante.

—¿Y qué quieres hacer? —me pregunta. Entonces me quedo en blanco.

—No sé —respondo sinceramente—. Algo normal. Algo como lo que hacía antes de entrar al cuerpo. Pasear mismamente.

—¿Pasear? ¿De madrugada? —dice divertido.

—Vale, quizá eso ahora no, pero no sé... ¿Qué hacías tú antes de entrar aquí para divertirte? —su expresión se torna oscura de repente, y guarda silencio unos instantes, hasta que vuelve a recomponerse.

—¿Te apetece limpiar algo?

—Espero que no estés hablando en serio —le respondo tajante.

—Pues no sé que pretendes que te diga, ____ —nos mantenemos callados un momento—. Pero yo ya me he desvelado, ahora tenemos que hacer algo —me regala una sonrisa de lado, y me besa—. ¿Segura de que no te apetece limpiar la bañera? Antes de dormir te bañaste y no está tan limpia como yo la tenía.