Capítulo 50

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—¿Nerviosa?

—No puedes imaginar cuanto —digo, con los latidos de mi corazón en el cuello, sintiendo que en cualquier momento se me escapará por la garganta—. Debiste decírmelo antes. No puedo creer que no me lo dijeras antes. Me parece fatal que no se te ocurriera decírmelo antes.

—Claro que se me ocurrió —dice calmado, poniendo a punto mi caballo, como si yo misma no fuera capaz de hacerlo, aunque para ser francos, con las manos temblando, me cuesta hasta ajustar mi equipo.

—¿Y entonces por qué no me lo dijiste?

—Porque sabía que te pondrías así —dice, acercándose a mí—. Deja que te eche una mano con eso también.

Aparto mis manos, para que no estorbe, y él mueve las suyas con precisión y delicadeza a mi alrededor.

—Querría haberlo sabido antes.

—Te hubieras puesto histérica antes de tiempo sin motivos. ¿Y qué más da ahora? Está apunto de pasar.

Mi corazón vuelve a dar un vuelco con esas palabras.

—Está a punto de pasar... —susurro.

—¡Chicos, salimos! —escucho a Hange gritar.

Levi tiene razón, está a punto de pasar.

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—¡____, frena! —al oír de nuevo la voz de Levi llamándome la atención, me muerdo el labio, y hago lo que me ordena, porque sigue siendo mi superior.

Clavo la vista en el horizonte, escudriñándolo.

—Diviso un titán —informo—. Lanzo bengala roja —digo, y a continuación lo hago—. No se mueve —digo, bajando el volumen—. ¿Vamos a pararnos? —pregunto con voz quejosa.

—Sí —y quiero quejarme, pero sé no servirá de nada.

Tanto Levi como Hange se bajan del caballo, pero yo no lo hago.

—No parece que pueda moverse, pero desde luego, lo ha hecho.

—Eso ya lo he dicho yo —interrumpo de mala manera, ganándome una  mala cara.

—Contrólate.

—¿Podemos continuar? —digo, ignorándolo ligeramente.

Como respuesta solo recibo un largo suspiro, pero cuando se sube de nuevo a su caballo y pasa por delante de mí asumo que la respuesta es afirmativa, y vuelvo a galopar, como no, adelantándome de nuevo.

Lo voy a ver. Lo voy a oler. Lo voy a tocar. ¿Me sumergiré en él? Pues claro que sí. No perderé la oportunidad. ¿Cómo se sentirá? ¿Estará tan fría como el agua del río? ¿Más fría aún? ¿Más cálida acaso? Nunca nadie me lo dijo... Seguro que la arena es más suave de lo que imagino. ¿Como se sentirán las olas? ¿Cómo de grandes serán? No sé si estoy preparada.

—No sé si estoy preparada —digo en voz alta, cerca de Levi, para que solo él pueda oirme.

—¿Cómo? ¿Después de todo este tiempo?

—¿Qué voy hacer? —pregunto, con un ápice de miedo en mi voz, que no sé si detecta—. ¿Qué haré después de cumplir el deseo de mi familia durante generaciones? ¿Cuál será mi objetivo entonces?

La oportunidad de besar tus labios (Levi y tú) [ COMPLETA Y EDITANDO]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora