Capítulo 3

1.5K 94 11
                                    

_____:

Acabo de hacer mi cama y me dispongo a salir de la habitación cuando alguien me detiene.

—_____.

La miro sorprendida.

—Mikasa… —Apenas distingo su cara en la oscuridad de la habitación.

—Quizá no sea asunto mío, pero… —dice en un susurro casi inaudible—. ¿A dónde vas con el capitán Levi todas las noches?

Su pregunta me pilla por sorpresa, y no sé bien qué responder. Hasta ahora no le había dicho nada a nadie acerca de todos estos entrenamientos que hacía con Levi, ni siquiera a Sasha. Él no me había pedido explícitamente mantenerlo en secreto, pero la cuestión es que tampoco me había dicho que podía contarlo a quien yo quisiera, y ante la duda, preferí callar.

—_____, si te está haciendo algo que… 

—¡No! —me apresuro a interrumpirla, sin darme cuenta de la forma en la que he elevado el tono de voz—. No… —susurro— Es complicado… Digamos que en un principio estaba cumpliendo un castigo por mal comportamiento… —Ladea la cabeza, confundida—. Pero ahora es más como… ¿Un entrenamiento especial? No te preocupes, Mikasa, estoy bien.

—De acuerdo… 

—Tengo que irme… Nos vemos, ¿sí? —ella asiente y vuelve hacia su cama, mientras yo salgo por la puerta.

No espero mucho apoyada en la pared hasta que él aparece, pero esta vez no lleva el uniforme, sino que va vestido de traje.

—Qué guapo, capitán… —susurro bromeando, mientras él se acerca a mí con cara seria, como siempre, para variar.

—¿Guapo? —Por primera vez lo veo sonreír aunque sólo ligeramente, pero eso hace que me ponga nerviosa ante esa situación desconocida.

—Me refiero a formal… ¿Celebramos algo? ¿O es que hoy el lugar de entrenamiento es el mismísimo palacio real? —le pregunto, pero por algún motivo la sonrisa se borra pronto de su rostro.

Al llegar hasta mi lado me sujeta por el brazo y tira de mí en dirección contraria a la que seguimos normalmente.

—Tenemos que hablar —me dice.

Su actitud me resulta totalmente sorprendente en todos los aspectos, y lo sigo sin decir una sola palabra. Sin soltarme, continúa caminando conmigo hasta que entramos en un cuarto, más pequeño que el mío, pero con una sola cama en vez de literas, y exageradamente ordenado y limpio. Las cortinas están como nuevas, al igual que todos los muebles de madera, y el suelo está cubierto con una alfombra negra tupida, lo que evita que la madera cruja. Parece una habitación nueva, preparada para alguien que está a punto de mudarse.

—¿Dónde estamos? —pregunto.

—Es mi habitación. —Vaya…—. Esto es importante, Galia; hoy no habrá entrenamiento. —Lo miró confusa—. Ahora mismo, la Policía Militar está a punto de llevar a cabo el traslado de Eren Jaeger para someterlo a juicio, donde se decidirá si lo matan, o lo dejan bajo la custodia del Cuerpo de Exploración. Yo iré por parte de la defensa, junto con el comandante Erwin; Mikasa Ackerman y Armin Arlert entre otros irán de testigos. Tú también. He intentado convencerlos de que no eres importante y no tienes información relevante que ofrecer, pero eres testigo de cómo Eren cerró el boquete del muro, y opinan que puedes ser importante para la defensa. No te lo creas.

No sé qué decir o qué pensar. De repente hay demasiada información en mi cabeza y no sé cómo reaccionar.

—Capitán, ¿por qué me cuenta todo esto a mí?

—Por varios motivos en verdad. Para darte una razón por la que no entrenaremos hoy, y porque no me gustaría que estuvieras allí. Por eso vengo a darte otra opción _____. Si desapareces ahora, si vas al otro lado del muro durante unas horas, no te encontrarán cuando vayan a por vosotros a la hora de comer. Después podré librarte de cualquier castigo alegando que tenías una misión individual que cumplir; pero si quieres ir… —Se queda en silencio, como si no encontrara las palabras—. Tú eliges, por supuesto.

—¿Por qué no le gustaría que estuviera allí? —Él parece dudar por un segundo.

—Eren y tú… ¿Sois amigos?

—Sí —respondo a su pregunta, aunque no me parezca relevante.

—No me gustaría que estuvieras allí porque no considero que puedas ser útil, y si puedes evitar pasar por un momento desagradable, no entiendo por qué no querrías hacerlo.

—¿Momento desagradable? Capitán Levi, si es para ir de parte de la defensa, si puedo ayudar aunque sea lo más mínimo, estaré dispuesta a hacerlo. —Él me mira con desaprobación y decepción.

—La decisión es únicamente tuya, _____, te lo he dicho, pero no le hables a nadie sobre esta conversación que hemos tenido. Puedes irte.

Levi abre la puerta y me hace un gesto con la mano; cuando salgo, él pasa detrás de mí, y me mira en silencio durante unos segundos interminables, antes de girarse e ir en dirección contraria a la mía.

Voy hacia mi habitación y entro despacio. Me siento totalmente exhausta después de todos estos días casi sin pegar ojo. Pienso en Mikasa, quizá esté despierta, pero no puedo hablar con ella, no podría mirarla a los ojos y no decirle nada acerca de esta conversación. 

Me quito el uniforme y me preparo para meterme en cama de nuevo, pero antes, una idea fugaz pasa por mi cabeza, y escribo una nota, dejándola sobre mi mesilla. 

NO ME DESPERTÉIS BAJO NINGUNA CIRCUNSTANCIA, _____.

No quiero dormir sola, y en vez de subir hasta la litera de arriba, que es la que me toca esta semana según lo acordado con Sasha, me tumbo en la cama de abajo, apretándome contra ella. Se revuelve bajo las sábanas, y me preocupa que mi presencia vaya a despertarla, pero solo me abraza, y vuelve a calmarse. Yo sonrío y cierro los ojos. Dormiré hasta que no sea capaz de dormir más.

Levi: 

No dejo de preguntarme por qué dije aquello, por qué pedí su opinión. Hubiera sido tan sencillo mandarla al otro lado del muro sola, sin dar muchas explicaciones, manteniéndola unas cuantas horas allí hasta que acabara el juicio. Pero si se quedara sola al otro lado también podría meterse en un lío, si la atacaran varios titanes de golpe… Quizá no podría librarse de ellos… ¿Hasta qué punto iría en serio cuando dijo aquello de que actuaría mejor si su vida corriese peligro…? ¿De verdad merece la pena arriesgar su vida para que simplemente no esté allí? Por supuesto que no, es una pregunta ridícula. Entonces, ¿por qué se lo propuse? Si me hubiera dicho que sí, ahora mismo no sabría qué hacer. Aunque era lógico que me diría que no, no tenía ninguna razón para aceptar no estar presente. 

Hubiera buscado la manera. Si me hubiera dicho que no iría, hubiera encontrado la manera de evitarlo. ¿Y ahora qué? Esta tarde… Sé qué tengo que hacer, sé que debo hacer; y lo haré. El plan tiene que seguir adelante, porque si no, no tendremos ninguna oportunidad, pero ahora mismo, pocas cosas me gustarían más que evitar que ella estuviera allí. ¿Por qué me importa tanto? _____ es una buena chica… Quiero tener una buena relación con ella, y si no hay respeto, si no confía en mí, no podrá formar parte de mi equipo, y dudo que después de lo que vea esta tarde pueda volver a confiar en mí. Ahora mismo… ¿_____ confiará en mí?

Debería estar a punto de salir hacia el tribunal, pero lo que quiero hacer solo me llevará un segundo. Voy rápido hacia su habitación, ahora mismo no debería haber nadie dentro, y abro la puerta, pero su cama no está vacía. Me acerco y la veo tumbada, durmiendo plácidamente y sobre la mesilla hay una nota escrita con distintas letras. Asumo que _____ ha escrito la petición de no despertarla, pues la ha firmado con su nombre, pero no sé quién ha escrito lo otro.

Si quedamos en que te toca la litera de arriba, no te metas en la cama de abajo conmigo, _____. Te quierooo.

Escribo en el papel, debajo del mensaje de la desconocida, y meto la nota en una de sus manos, que tiene entrecerrada, saliendo de la habitación con cuidado de no despertarla, asumo que está agotada después de madrugar todas las mañanas. Cierro la puerta despacio, dedicándole una última mirada, y aunque su respuesta cambie esta tarde, la única respuesta que quiero que me dé antes de ello, es un sí.






La oportunidad de besar tus labios (Levi y tú) [ COMPLETA Y EDITANDO]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora