Bajamos el muro a gran velocidad, pero en cuento llegamos al suelo, nuestros pasos se vuelven lentos, hasta detenerse del todo. Miro en todas las direcciones de esa ciudad destrozada, y siento pena por ellos.
—Oye —la voz de Levi rompe el silencio—. ¿Dónde está tu casa?
—Oh... —Eren parece traído de nuevo a la realidad a la fuerza—. Sí...
Empieza a caminar en una dirección, junto con Mikasa, y nosotros los seguimos. Doy un codazo a Levi, haciendo que se queje en un susurro, aunque sé que no le ha dolido.
—¿A qué ha venido esto?
—No seas desagradable —hablo en voz baja—. Esto es difícil para ellos.
Caminamos en un silencio perpetuo. Ellos se detienen mirando un objeto en el suelo, pero esta vez Levi no dice nada. El lugar desprende una tristeza profunda, y yo me arrimo a Levi, que me da la mano para seguir caminando. Eren y Mikasa avanzan y van parando de vez en cuando, sin dirigirse la palabra entre ellos, pero coordinándose perfectamente, deteniéndose al mismo tiempo a ver los mismos objetos, que para mí no significan nada, pero para ellos deben significar mucho. Cruzamos una esquina, y entonces nos detenemos, más tiempo del habitual, delante de una casa destrozada, que tiene encima una roca enorme.
—¿Es esta? —pregunta Hange, pero ninguno de los dos responde nada, solo avanzan despacio entre los escombros, observando en todas las direcciones, y eso solo indica claramente que sí, que sí es esa—. Por suerte, el fuego no llegó hasta aquí.
Levi examina también por su lado, mientras yo me siento sobre una de las piedras furente a él, con mis pies sin alcanzar el suelo.
—Tiene que ser muy duro para ellos haber vuelto... —susurro.
—Probablemente —me responde él, y me da una suave caricia—. Pero... ¿A ti no te gustaría volver? —pregunta—. A la casa en la que te criaste.
Yo niego con la cabeza.
—¿Y a ti? —no me responde, dejándomelo claro.
—Aquí está la escalera que lleva al sótano —escucho la voz de Eren, y me pongo en pie, recorriendo los pocos pasos que me llevan hasta él
—Bien —dice Levi.
La puerta está tapada con una roca, que conseguimos apartar haciendo palanca con una de las vigas de madera. Eren aparta los restos de tierra y piedras que la cubren con las manos, y abre la trampilla, descubriendo unas escaleras que recorren un camino oscuro. Trago saliva y me acerco a Levi.
—Qué mala espina, ¿no?
—Ahora no me vengas con que tienes miedo...
Hange ilumina el hueco con una de las linternas.
—Qué bien que no se haya acumulado el agua —dice ella.
Levi saca una linterna y avanza primero, sin soltar mi mano, arrastrándome a mí de segunda.
—Espera... —bajo sintiendo el corazón en la garganta, y al llegar hasta la puerta, me fijo en la cerradura.
—Eren —dice Levi.
El nombrado saca la llave de su cuello.
—Sí.
Me acerco a Levi, que me abraza por la cintura, mientras escucho a Eren mover la llave en la cerradura, pero sin llegar a abrir la puerta, y empieza a ponerse nervioso.
—¿Qué pasa? —pregunta Hange.
—Eren.
—Date prisa.
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La oportunidad de besar tus labios (Levi y tú) [ COMPLETA Y EDITANDO]
Fanfikce-Puede acabársenos la vida en un solo pestañeo, habiendo dejado de lado todo aquello que ansiábamos cuando estábamos vivos... _____, la única razón por la que te he dejado ir hoy ha sido que sabía que si te pasaba algo podría seguir viviendo por el...