En el que regresamos al tema de la fiesta

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Sam


Cuando se estacionó frente a mi casa, ya eran las ocho de la noche. Lo miré antes de colocar la mano en la puerta para abrirla y él se giró un poco para mirarme también.

—Me gustó el helado, pero sinceramente el tuyo fue mucho mejor.

—Gracias.

Por alguna razón, mi pecho se sentía más ligero; en realidad todo mi cuerpo se sentía mucho mejor. Adam colocó su mano sobre la mía que estaba posada en mi rodilla, entrelazó sus dedos con los míos y luego volvió su mirada dorada a mi rostro.

—¿Has intentado arreglar las cosas con ella?

Suspiré y asentí con cansancio.

—Hace dos años lo intenté. No aceptó mis disculpas... y la entiendo. Sé que está muy dolida.

—Quizá deberías intentarlo más. ¿Vas a querer ir a la fiesta en la playa? —preguntó y yo me sorprendí por el cambio de tema. Su sonrisa burlona me hizo sentir nerviosa y él lo supo, así que comenzó a acariciar las yemas de mis dedos.

Repentinamente recordé que Don me había abordado en la escuela por la mañana de nuevo para recordarme lo de la fiesta en la playa. No tenía idea de por qué deseaba ir... pero la verdad era que lo hacía y tenía muchas ganas de ir con él.

—¿Podremos ir? —quise saber con interés genuino. Adam se mordió el labio inferior, acarició el volante con la mano izquierda y luego asintió.

—Pasado mañana es tu turno de nuevo para elegir el lugar. Así que, si eso es lo que quieres, entonces iremos.

—¿A qué venía el tema? —quise saber sin retirar la mano cuando uno de sus dedos rozó un punto sensible en mi piel y un escalofrío me recorrió.

—Preguntaba porque tal vez te interese decirle a Candace que vaya con nosotros.

Mi prima era muy popular pero generalmente rechazaba invitaciones a fiestas porque eso la hacía verse inaccesible.

—Seguro que Don ya intentó invitarla más de diez veces —agregó con una sonrisa divertida.

—¿Don?

—¿No lo sabes? Está enamorado de ella desde que iniciamos el año. Todo el campus está enterado.

—Parece que las únicas occisas somos ella y yo. No me fijo en esas cosas y normalmente no me interesa enterarme de los chismes... me aburren —acepté y me encogí de hombros—. Creo que es una buena idea. Hablaré con ella. Ahora que lo pienso... no recuerdo si tengo un traje de baño —susurré preocupada. Nunca había ido a fiestas en la playa y hacía demasiado tiempo que no íbamos a vacacionar.

Adam sonrió al escucharme y apretó mi mano ligeramente antes de soltarme.

—Entonces... escríbeme para decirme si lograste convencerla o no.

—Bien. Buenas noches —susurré y sonreí un poco.

—Buenas noches, Sam. 

Un juego peligrosoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora