Sus años en Hogwarts fueron los mejores de sus vidas.
Pero las risas se fueron apagando cuando se vieron forzados a convertirse en los soldados de una guerra que amenazaba con arrasar con todo lo que alguna vez quisieron.
Donde Imogen Potter conoce...
-Harry me ha pedido que le ayude para que se defienda contra los dementores- Remus miró a su amiga sin saber muy bien qué esperar como reacción. Dejó la tostada en el plato y lo miró.
-¿Y lo vas a hacer?- él asintió lentamente- me parece bien. Necesita tu ayuda.
Remus suspiró aliviado.
-¿Cómo estás?- le preguntó refiriéndose a la luna llena que hubo unas noches atrás.
-¿Yo?- Imogen levantó las cejas- lo importante es cómo estás tú, Remy.
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Sonrió.
Terminaron de desayunar y salieron del Gran Comedor.
-Remus, voy a ir a Hogsmeade con Hagrid a tomar algo en las Tres Escobas- le dijo en la salida- ¿vienes?
-Mmm, vamos a tener que dejarlo para otro día, Immy, tengo mucho que corregir- ella asintió y él se marchó a su despacho.
-¡Tía!- Harry se acercó corriendo- ¿no puedes hablar con McGonagall para que mi quite el castigo? Hoy van otra vez a Hogsmeade y...
-Oh, Harry...- lo miró con pena- lo he intentado ya. No hay nada que se pueda hacer.
-¡No es justo! ¡Malfoy no está castigado!- sonó bastante enfadado y eso le molestó a Imogen.
-La vida es muy injusta Harry- respondió seria- pero yo no tengo la culpa de que te hayan castigado, ¿vale? La próxima vez intenta controlarte, no merece la pena malgastar el tiempo peleando con gente como Malfoy.
Imogen se fue, dejando a Harry arrepentido por haberle gritado a ella.
...
Imogen entró con Hagrid a las Tres Escobas, seguidos de McGonagall y el profesor Flitwick. Cornelius entró poco después. No había nadie más.
Todos empezaron a pedir sus bebidas después de sentarse en una mesa.
-Una cerveza de mantequilla, por favor- le pidió a Rosmerta.
- ¿Qué le trae por estos pagos, señor ministro? —dijo la voz de la señora Rosmerta.
—¿Qué va a ser; querida? Sirius Black. Me imagino que sabes lo que ocurrió en el colegio en Halloween.
Imogen se encogió en su sitio y se encontró con la mirada de apoyo de Minerva.
—¿Cree que Black sigue por la zona, señor ministro? —susurró la señora Rosmerta.
—Estoy seguro —dijo Fudge escuetamente.
Empezaron a hablar sobre lo poco que les gustaban los dementores, aburriendo a la chica a más no poder.
—De todas formas —objetó Fudge—, están aquí para defendernos de algo mucho peor. Todos sabemos de lo que Black es capaz...
—¿Sabéis? Todavía me cuesta creerlo —dijo pensativa la señora Rosmerta—. De toda la gente que se pasó al lado Tenebroso, Sirius Black era el último del que hubiera pensado... Quiero decir, lo recuerdo cuando era un raño en Hogwarts. Si me hubierais dicho entonces en qué se iba a convertir; habría creído que habíais tomado demasiado hidromiel.