capítulo 30: confesiones y preocupaciones

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Para sorpresa de todos, Lily no fue la única que estaba embarazada, Molly y Alice también esperaban un bebé. Eso tranquilizó mucho a Lily, ya que todo el tema de la maternidad le daba muchísimo miedo. Sin embargo, Molly le dio muchos consejos (que James iba anotando en una libretita) e incluso le enseñó a tejer. Además, se volvió mucho más sensible.

-Me aburro- soltó Sirius, tirado en el sofá de la casa de Imogen- voy al parque.

A Sirius le gustaba transformarse en su forma animaga e ir a los parques para observar a los niños y jugar con ellos. Decía que así cogía más práctica para cuando el bebé naciera.

-¡NO!- gritó James- no te puedes transformar delante de Lily.

El chico Black lo miró confuso mientras Imogen soltaba una risita.

-¿Por qué no?

-¡Está embarazada!- señaló con obviedad- ¿sabes cómo se ponen las mujeres embarazadas con los animales? ¡Casi se pone a llorar el otro día pensando en el gato de Immy!

-Por el amor de Dios, James- dijo Lily molesta- es completamente diferente. Salem es prácticamente un cachorrito todavía. Sir...

El chico se transformo y Lily se calló, empezando a llorar levemente.

-Te lo dije...- dijo James.

-Mira esa nariz...esas orejas...

-Godric dame paciencia- James miró hacia el techo con súplica.

-¡MIRA ESAS PATITAS!- Lily abrazó a Sirius, bueno, a Canuto.

-Solo unos meses más, campeón- dijo Peter divertido.

Remus miró el reloj.

-¡Son las once de la mañana!- exclamó- tenemos que ir a La Madriguera.

-¿Por qué?- preguntó Lily mientras se secaba las lágrimas.

-El mes que viene empiezo la misión para intentar atraer a más hombres lobos a nuestro bando- dijo nervioso- creo que lo más correcto es que la orden sepa de mi condición.

James asintió orgulloso. Sirius volvió a su forma humana.

-Eso estará mucho mejor que dejar que los niños pequeños me tiren de la cola.

Todos rieron y marcharon hacia La Madriguera.

...

Remus había citado a la Orden entera allí, así que se encontraba delante de absolutamente todos los miembros, incluso Dumbledore, más nervioso que nunca.

-Espero que esto sea importante- dijo Moody- estaba teniendo un maravilloso sueño antes de venir aquí.

-Aparentemente sí que es importante- observó Frank Longbottom- Remus está muy pálido, espero que no esté enfermo.

-Está perfecto, querido Frank- habló Albus- un poco nervioso, quizás.

-Tiene razones para estarlo...- murmuró Imogen.

Remus sonrió débilmente.

-Vale, escuchadme todo el mundo- soltó Remus de golpe, haciendo que todos se callaran- hay algo que necesito deciros. Algo que debería haber dicho hace mucho tiempo...

-Ahórrate el drama, Remus, solo suéltalo- dijo Lily, cambiando de haber estado llorando hace 15 minutos por un perro a estar impaciente.

-Vale...em...Yo... puede que no sea quién creéis que soy, o era... bueno, sigo siéndolo, pero...

Sirius suspiró pesadamente y se levantó de su silla.

-Remus Lupin, aka Lunático, el mismo que está delante de vuestras narices, es un hombre lobo. También es el tipo más fuerte, valiente...

-Mono- añadió Imogen, dándole la razón a su amigo.

-Sí, eso. Gracias Immy- Sirius la miró y continuó- que he conocido nunca. Y si alguien le intenta hacer daño, le corto en dos. Yo, o mis colegas aquí- señaló hacia donde estaban sus amigos- ¿alguien quiere decir algo?

Nadie se movió bajo la atenta mirada grisácea del chico. Nadie habló. Sinceramente, a nadie le importaba el pequeño problema peludo de Remus. Siempre había sido amable y bueno.

-Perfecto, señoras y señores- asintió- que tengan un maravilloso día.

-Cariño- Molly sonrió tiernamente- ¿quieres que te haga un pastel de chocolate?

Imogen rió y le extendió la mano a su hermano, con quien había apostado 3 galeones a que la señora Weasley decía eso.

-Mereció la pena despertarme- habló Moody, liberando la tensión.

Los chicos tenían ese día libre, así que aprovecharon para ir al centro de la ciudad, mirando cosas para bebés. Ningún mortífago atacaría en un sitio tan lleno de muggles.

Lily se había ido con Peter y Remus a mirar cosas para su bebé, que por cierto ya sabían que iba a ser un niño, mientras que Sirius, James e Imogen fueron a la tienda de música que tanto les gustaba.

Cuando terminaron, se dirigieron a Hyde Park, donde esperarían al resto.

Los tres estaban tumbados y miraban hacia las nubes.

-Todavía me cuesta creer que en unos meses serás padre- soltó Imogen.

-Yo tampoco me lo creo- sonrió James atontado- me preocupa que mi hijo sea como nosotros.

-¿Qué?- Sirius frunció el ceño- nosotros somos lo mejor que le ha pasado a Hogwarts en años.

-¡Soy un ciervo ilegal!- se señaló- tú- señaló a su hermano- un águila ilegal, y tú- señaló a Sirius- un chucho ilegal.

Sirius abrió la boca ofendido.

-Hicimos un mapa que muestra a todo el mundo en el colegio- continuó- todas esas bromas... ¿cómo va a sobrevivir un niño que se parezca a mí?

-Entonces esperemos que se parezca a su madre- Imogen rió- venga ya, James. Siempre has sido la mamá del grupo, aunque a los profesores les guste creer que es Remus. Serás un buen padre.

James se incorporó y los demás lo siguieron.

Hacía sol y la gente jugaba y comía en el parque. Los tres jóvenes sentados juntos observaban cada movimiento de las personas a su alrededor. Todos parecían estar felices, como si no tuvieran ninguna preocupación. Sirius se rió entre dientes, sarcásticamente.

-¿Qué pasa?- preguntó la chica.

-La gente- miró a su alrededor- parece que no está pasando nada.

-No saben lo que está pasando- habló James- piensan que son coincidencias.

-Bueno, incluso si no saben que la magia existe, no pueden ser tan estúpidos, ¿no?- el chico de pelo largo frunció el ceño.

-Tal vez- dijo Imogen- pero no te creerían si se lo explicaras.

-Lily me dijo que cuando Dumbledore llegó a su casa para decirle que era una bruja, pensó que era un viejo que se había escapado de un asilo- rieron- entonces se lo explicó todo, después de una conversación de dos horas con sus padres.

-Espero que estén a salvo- dijo Imogen mientras se tumbaba- sus padres, digo.

-Sí ,yo también- añadió su hermano- la Orden ha puesto hechizos de protección en la casa nueva, pero quién sabe de lo que esas sucias alimañas son capaces.

-Son capaces de hacer cosas que nosotros nunca creeríamos posibles- dijo Sirius serio, mientras se apoyaba en su codo, tumbado- ese es uno de los problemas de la Orden.

Imogen pudo ver el miedo en los ojos de sus hermanos. Sabía que los suyos también reflejaban miedo. No sabía que decir.

-Ella estará bien- dijeron los tres al mismo tiempo, sonriendo.

Nunca dejarían que fuera de otra forma.

it isn't in my blood [black]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora