capítulo 3: Quejicus

2.3K 173 9
                                    


Durante la comida, Imogen fue directa hacia su hermano y el resto. Necesitaba dejarles claro que durante el periodo en el que Snape fuera su tutor, debían dejarlo en paz, o sino estaba segura de que la tomaría con ella.

-Vosotros cuatro, tenemos que hablar.

-¡No hemos sido nosotros!- Sirius se anticipó a su amiga.

-Quejicus es mi nuevo tutor de pociones- James y Sirius estallaron en una sonora carcajada- Así que no le gastareis ninguna broma. Ni le molestaréis. Severus Snape no existe para vosotros, por lo menos hasta que deje de ser mi tutor.

James y Sirius se pusieron derechos y serios al escuchar a Imogen decir eso. ¿No molestar a Snape? ¡Es el blanco perfecto!

-Pero, nos-

-Ni peros ni nada. La nota de mis T.I.M.O están en juego, James, necesito que me hagáis el favor. Sabéis que pagará conmigo cualquier cosa que vosotros le hagáis. Por favor, hermano- interrumpió al chico.

-Está bien, pero sólo mientras sea tu tutor- hizo una pausa y volvió a reír- ¡Melín, Canuto! ¿Lo puedes creer? ¡Mi hermanita está condenada ha pasar tiempo con Quejicus! -rodé los ojos-Menuda tortura, Imogen. Me compadezco.

-¿Cómo es que de repente necesitas un tutor? Yo podría ayudarte, lo sabes, ¿no?-preguntó Remus.

-Claro que lo sé. Créeme,  lo habría intentado, pero sabéis que cuando a Slughorn se le mete algo en la cabeza, no se le saca ni con un escobazo. Supongo que siempre he necesitado un tutor- continuó Imogen- pero siempre sacaba la asignatura adelante con la ayuda de Marlene. No tendré a Marlene siempre, ya va siendo hora de que aprenda realmente algo de pociones.

-¿Me pasas la carne, Imogen?- preguntó Peter.

-Sí, toma- la chica miró a Sirius- Por cierto, Canuto, mi compañero ahora en pociones es tu hermano.

Al chico Black se le removió algo en el estómago ante la mención de Regulus. 

-¿Reggie? ¿Cómo está? Normalmente deja de hablarme cuando estamos en Hogwarts. Este verano ha sido bastante duro. Ya sabes como es mi querida madre...

-Supongo que bien. Prefiero estar con él antes que con cualquier otro Slytherin, la verdad. Aunque es demasiado serio, debería relajarse un poco más.

-Debería, pero no puede. Esa palabra no está en su vocabulario.


                                                                                   ...

-Son las diez y dos minutos. Llegas tarde, Potter- la recibió Snape- siéntate.

-Hola, Severus. Yo bien, ¿y tú?

-Déjate de tonterías. Estás aquí para aprender pociones- continuó el tutor- en la pizarra hay tres recetas, quiero que tomes nota y las memorices tal y como están anotadas en la pizarra. Olvídate de tu libro.

-¿De mi libro? ¿No se supone que es neces-

-¿Quién enseña a quién aquí, Potter?- la interrumpió- ahora haz lo que te digo y estúdialas aquí. Mañana las tendrás que hacer sin ayuda de nadie, y sin tus apuntes.

Mientras Imogen estudiaba, Snape leía un libro. Al levantar la vista, la chica no pudo evitar recordar el momento en el lago del curso pasado, cuando llamó "sangre sucia" a Lily. 

Sabía que él se arrepentía desde el momento en el que lo dijo, aunque nunca se hubiera disculpado. Imogen entendía que Evans hubiera perdido su confianza en él, pero también entendía que todos cometemos errores. Quizás comprendía y le daba pena Snape porque se sentía culpable de lo que pasó. Si hubiera parado a su hermano, si hubiera hecho algo, nada habría pasado. Y Quejicus no estaría tan amargado.

-¿Qué miras, Potter? No me hagas perder el tiempo y ponte a estudiar.

-De hecho, ya ha acabado la clase. Son las once- Imogen recogió sus cosas- nos vemos mañana a la misma hora.

-No te olvides de que mañana harás las pociones, sin ayuda. Y más vale que en tu diminuto cerebro haya entrado la lección- la miró con advertencia.

-¿Es una amenaza? - se levantó del asiento y lo miró-qué es lo peor que me puedes hacer? ¿quitarme puntos? Soy prefecta ahora, puedo sumármelos.

-Puedo decirle a Slughorn que no sirves para nada en lo que a mí respecta. A fin de cuentas, no estaría mintiendo. Créeme, Potter, mi opinión la tendrá en cuenta.

-¿Por qué eres así de amargado? Te recuerdo que no soy mi hermano, nunca te he hecho nada.

-Tampoco lo detuviste. Tu hermano es un abusón, al igual que los otros tres a los que llamas amigos, y tú no eres mejor que ellos-se giró hacia la puerta- en fin, no estoy aquí para discutir contigo. No llegues tarde mañana.

Por lo general, Imogen le habría respondido. No hubiera dejado que alguien ofendiera de esa forma a su hermano o a sus amigos, pero algo dentro de ella se removió. La culpabilidad no le permitió decir palabra. Se calló porque, en el fondo, sabía que había dicho la verdad.

Al salir del aula de pociones todavía seguían en su mente las palabras de Snape. Estaba tan absorta en su pensamiento que se acabó chocando con alguien.

-Perdona, no iba mirando hacia donde iba- levantó la vista y se dió cuenta de quién era- ¿Black? ¿Qué haces aquí? Ya ha pasado el toque de queda.

-Soy prefecto-le recordó- estaba revisando que no hubiera nadie por los pasillos. Supongo que tú acabas de tener clase con Severus, lo acabo de ver yendo hacia las mazmorras.

-Sí, eh...Bueno, mejor voy yendo hacia mi sala común. Ya es tarde- empezó a caminar.

-Claro. Por cierto, Potter- Imogen se giró- tu Sala Común está hacia el otro lado.

Pocas veces se podía decir que Imogen Potter se sintiera avergonzada. Esta era una de ellas, y lo peor es que Regulus se dio cuenta del rubor en sus mejillas. Imogen no podía evitar sentirse nerviosa cuando estaba tan cerca de Regulus. Era todo un misterio. Personalmente, ella intentó ser su amiga en varias ocasiones, sobre todo desde que Sirius le contó que una vez le preguntó por ella durante unas vacaciones de Navidad, lo cual le pareció bastante extraño. Sin embargo, ambos sabían que si los veían demasiado juntos, eso traería enormes consecuencias para Regulus.

Por eso nunca tuvieron el valor de ser amigos. Él por miedo a las consecuencias de relacionarse con traidores de sangre, y ella por miedo a que le hicieran lo mismo que le hacían a Sirius.

Y así, con las mejillas sonrojadas, Imogen se dirigió hacia su Sala Común, pero esta vez sin equivocarse.


it isn't in my blood [black]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora