Capítulo 31

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Capítulo 31:

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13 de Junio.

La noche estaba fría, la luz de la luna atravesaba la ventana y caía de lleno en mi rostro. Había tomado una píldora para poder relajarme. Mis hombros estaban tensos y mi cabeza no dejaba de palpitar.

Sólo faltada un mes para el campeonato, los exámenes finales estaban a la vuelta de la esquina y por más que quería poner toda mi atención en obtener la beca y ganar ese trofeo mi mente estaba en la castaña.

Este último tiempo había aprovechado para salir con Amelia y enseñarle la ciudad. Me gustaba hablar con ella en la madrugada cuando ambos teníamos insomnio, ir a su casa y ver películas tontas, mientras yo buscaba una escusa para críticar, ella intentaba convencerme de que era una buena película. Me gustaba sentarme viendo cómo dibujaba mientras que el silencio se apoderaba de la habitación. Me gustaba escucharla reír cuando hacía uno que otro chiste malo. Me gustaba cada momento que pasaba con ella, pero no me gustaba cuando la veía vulnerable, vomitando, apenas con fuerzas para hablar y deteriorándose cada día.

Quería a Amelia sana, pero,¿cómo eso iba a pasar?

Estaba sumergido en un sueño profundo cuando de pronto, sentí un peso a mi lado. Las sábanas que estaban enredadas entre mis piernas fueron retiradas de un golpe.

—¡Despierta, pequeña durmiente!

Mis ojos se abrieron de inmediato. Tardé un poco para analizar la situación, pero al cabo de unos segundos visualicé a Logan, sonriéndome de manera siniestra.

—¿Qué mierda te pasa? —ataqué, levantándome de la cama. Me giré para mirar el reloj de mi mesita de noche—. Son las cuatro de la mañana.

—Es hora de levantarse —dijo, mientras se encogía de hombros para restarle importancia a mi mal humor.

Lo asesiné con la mirada, pero mi ojos viajaron a una sombra que estaba localizada a una esquina de mi habitación. Entrecerré los ojos por la confusión.

—Hola, Harris.

Fruncí el ceño y me incorporé mejor en mi cama.

Esto tenía que ser una broma, pensé.

—¿Alguno podrá decirme que están haciendo en mi habitación a las 4 de la mañana y... —Le eché un vistazo a sus ropas—, vestidos así?

—¿Qué? Nos pareció divertido. —Amelia me sonrió, luego me lanzó unos lentes negros.

—¿En serio? Ni siquiera sale el sol —dije, con una ceja alzada.

—¿Y eso qué? Te verás igual de cool que nosotros, vamos a combinar. —Logan hizo un extraño movimiento, pareciendo realmente emocionado.

Un corazón para Amelia Donde viven las historias. Descúbrelo ahora