Capítulo 23

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Capítulo 23:

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Amelia quedó impresionada mirando la gran noria y yo no podía dejar de mirarla a ella. Una fila de personas nos esperaba, y al igual que ella, la mayoría también estaban impresionados.

—Este es el London eye. Increíble, ¿no? —Señalé el gran círculo.

Asintió, regalándome una sonrisa.

Saqué mi teléfono del bolsillo y busqué la página que abrí antes de llegar. Carrapeé un poco para llamar la atención de la castaña y me preparé para hacer del tonto.

—Bienvenida al London eye, la atracción turística más popular del Reino Unido y la noria más alta de Europa. Cuenta con 201 cabinas que permiten 25 personas cada una... wow... Esto es genial. —Leí lo que decía en mi teléfono, poniendo una voz un poco parecida a la del chico con lentes que se encontraba a lo lejos informando a los turistas sobre la rueda.

Escuché a Amelia reír.

—¿Estas leyendo en tu teléfono?

—No. —Me hice el que no sabía nada, y guardé mi teléfono en el bolsillo.

Amelia dejó de sonreír y su expresión se volvió una de preocupación.

—¿Crees que sea muy alto?

—No lo sé, pero estaremos juntos, ¿de acuerdo? No sucederá nada malo. —Tomé su mano, tratando de darle confianza. Ella me sonrió y volvió a asentir, no muy convencida.

—Se ve muy alto, ¿es alto? ¿No te dió miedo cuando subiste? —preguntó, con voz nerviosa.

Alcé una ceja.

—¿Tienes miedo, Potter? —Bromeé, haciendo que ella me regalara una mala mirada junto con un codazo en la costilla. Me reí—. Lo siente, no más bromas. —Levanté las manos en señal de rendición.

—No lo sé, Keelan... Parece muy peligroso. —Se mordió el labio y su entrecejo se frunció por la preocupación.

—No, no lo es. Pero si tienes tanto miedo podemos ir a otro lado... —aventuré, y llevé mis manos frías a los bolsillos de mi chaqueta.

—No tengo miedo —dijo, evité reír.

—¿Ah no? —cuestioné. Y ella negó con la cabeza—. Entonces subamos.

—Pero... ¿podemos hacerlo otro día? —pidió.

Solté una pequeña risilla. Me acerqué a ella y sus mejillas estaban muy rosadas por el frío.

—De acuerdo, pero te digo que eres una mala mentirosa —susurré.

—¿Da miedo estar allá arriba?—preguntó.

Un corazón para Amelia Donde viven las historias. Descúbrelo ahora