capítulo 42

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Capítulo 42:

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01 de Julio.

Conduje lo más rápido que pude.

Luego me preocuparía por una multa. Pensé.

En todo el camino me hice ideas locas, mientras apretaba la mandíbula haciendo que doliera. Quería alejar esos malos pensamientos de mi mente, quería dejar de preocuparme para llegar rápido y poder alejar a mi hermana del imbécil de su ex, sin embargo, era muy bueno para atormentarme llenando mi mente de mierda.

Mi teléfono no dejaba de sonar en todo el camino, pero estaba tan concentrado en mi tarea de no atropellar a alguien que no le presté mucha atención.

Estacioné el auto en cuanto llegué, sin perder mucho tiempo. La dirección que me había enviado Kate me llevó a un barrio casi en las afueras de Londres. Era un bario pequeño y solitario; las casas estaban vagamente pintadas de colores pálidos, el asfalto del suelo estaba gravemente deteriorado y el lugar daba aspecto lúgubre e inquietante.

Tomé una aspiración profunda, aun estaba en el auto, y aun seguía deteniéndome para pensar si seria mejor idea llamar a mi padre. Agarré mi teléfono desde el asiento del copiloto, con las manos temblorosas, encendí la pantalla. Noté de inmediato las llamadas de la castaña, y sin darle mucha importancia me limité a enviarle un mensaje diciéndole que la vería luego.

Te veré luego, amor. Le dije.

Decidiendo que la mejor idea era no llamar a Lee, abrí la puerta del auto para salir e ir a buscar a mi hermana y llevarla a casa. El frío de la noche me impactó por completo en cuanto mi cuerpo estuvo afuera del vehiculo, así que acomodé la gorra de lana gris que llevaba en la cabeza, estiré el material de mi sudadera de la suerte hasta casi cubrir mis manos con ella, y haciendo puños metí mis manos en los bolsillos de mi pantalón de deporte. Listo al fin, caminé por la desolada calle.

Caminé por unos cortos minutos y me paré en seco cuando supe que había llegado a mi destino. Casa azul con ventanas rotas, decía en el mensaje de Kate, junto con el número de la misma y todo lo demás.

Sin molestarme en tocar la puerta, simplemente entré —sólo tuve que medio empujar la puerta gastada de madera, ya que estaba abierta—. Y tampoco tuve que molestarme en caminar un poco más ya que, era un reducido espacio donde se podía ver y oír todo en cuanto entrabas a la casa.

Y ahí, en frente de mí, mirándome con sorpresa, estaban mi hermana y su jodido ex novio.

La escena me escandalizo tan rápido como la vi. Mis ojos se fijaron en los dos cuerpos, y una expresión de horror mezclada con asco cruzó mi rostro. Me quedé inmóvil por unos segundos, tal vez minutos, no sabría decirlo, pero los músculos de mi cuerpo se tensaron. Mi respiración se volvió débil y la horrorosa sensación de picor en mis ojos mi invadió.

Un corazón para Amelia Donde viven las historias. Descúbrelo ahora