Capítulo 01

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Capítulo 01:

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22 de marzo.

El estacionamiento del instituto no era tan malo para pensar en las idioteces que había hecho estos últimos meses.

Solté un largo suspiro, mientras apoyaba mi espalda contra la pared de ladrillos.

Mi madre tal vez me mataría al ver mis calificaciones. Siempre había tratado de que mis notas fueran perfectas y tener un comportamiento decente o al menos pretenderlo. Sin embargo, todo se fue a la mierda luego de divertirme estando borracho con Annie en la fiesta de Logan.

Pero no me arrepiento de nada. Pensé con una pizca divertida.

Sonreí mirando a Annie acercarse a mí con su lindo vertido color pastel y sus largos rizos.

—Hola, cariño. —Me regaló un beso tímido en la mejilla y yo la abracé desde la cintura.

—¿Cómo estuvo tu fin de semana?

—Fui a visitar a mi padre, y aún sigo odiando a su esposa e hijas. —Rodó los ojos.

Solté una pequeña carcajada. Los padres de Annie se divorciaron hace cuatro años, y según ella a los pocos meses le llegó una invitación de la boda de su padre a su puerta. Desde entonces aún no se traga de que sus padres se hayan divorciado y, que su papá se consiguió a otra justo después de firmar los papeles de divorcio.

—Creo que deberíamos entrar o Lee me joderá la semana —dije, chasquee la lengua con fastidio.

Entramos al salón de cálculo y Annie y yo tomamos caminos separados por así decirlo, ella corrió con sus amigas y yo me senté junto al imbecil de Logan.

—A Annie le queda muy bien ese vestido, me pregunto si le quedaría mucho mejor sin el —dijo Logan.

Logan era mi mejor amigo, lo conocía desde toda la vida. Nos hicimos amigos en el jardín de niños cuando me golpeó por no prestarle un crayon y llamaron a mis padres por haberlo mordido, desde entonces no nos hemos separado. 

Él era moreno con el pelo azabache y mechones rebeldes, sus ojos tenían un tono esmeralda con un destello color miel en ellos. Era alto y atlético con espalda ancha por practicar natación. Repitiendo sus propias palabras, era una maldita obra de arte, y sí, a el cabrón le gustaba presumir.

—A callar, que no me importará romperte la cara si vuelves a hacer otro comentario de mierda sobre mi novia.

Logan soltó una sonora carcajada que causó que todos nos miraran, incluso Lee que venía entrando. Éste dijo algo entre dientes sobre nosotros y trató de empezar la clase ignorando el echo de que Logan seguía riendo como idiota.

La clase y el día trascurrió con normalidad. Logan no dejaba de hacer comentarios inapropiados sobres las chicas y yo no dejaba de lanzarle miradas de desaprobación y respuestas sarcásticas u ofensivas.

—Necesito una cerveza —habló mi amigo, después de varios segundos sin decir nada.

Me extrañaba su silencio.

—No me hables de eso —le dije, suspirando con cansancio—. Esta última semana mi madre no ha dejado de fastidiarme.

—Oh, vamos, hermano —se quejó—. Nos divertiremos.

—He dicho que no. Ya he tenido suficiente estos últimos meses. Necesito aprobar las materias o me sacaran del equipo de natación.

—Volverás a ser el come libros Harris. La decepción, amigo. —Me dió un golpe en el hombro.

—Usar el cerebro alguna vez no duele, te lo recomiendo —le dije, me lanzó una mirada de pocos amigos antes de marcharme a mi auto.

Ya dentro, le envíe un mensaje a Annie asegurándole que iría a su casa en cuanto acabara mi turno en el restaurante. Me puse en marcha y escuché cuando me llegó su respuesta a los pocos segundos. Me estiré para coger el teléfono, pero antes de responder escuché un grito que me hizo detener el auto de inmediato.

Oh, mierda.

Una chica castaña de coleta alta me asesinaba con la mirada, mientras estaba de pie frente a mi auto.

—Casi me atropellas, imbécil, ¿qué no ves o te estabas midiendo el pito? —espetó. Salí del auto.

«Vaya...»

Mis ojos viajaron a su cuerpo y al suelo para asegurarme que no hubiera sangre o algún indicio que me dijera que la había herido. Nada. Mis hombros se relajaron un poco.

—La verdad lo siento, no suelo conducir así. —No estaba seguro sí acercarme o no. Se veía muy furiosa— ¿Te encuentras bien? ¿Te he hecho daño? ¿Quieres ir al hospital o... que haga algo por ti?

Me observó por unos segundos con la misma expresión furiosa y dijo:

—Jódete.

Me quedé boquiabierto mirando como se alejaba de mi, me debatí sobre alcanzarla y volver a disculparme o dejarlo pasar y subirme al auto para llegar al trabajo a tiempo. Sin embargo, la chica siguió caminando a paso apresurado sin siquiera girar a verme. Y entonces, le grité otra disculpa, y al ver su indiferencia me subí al auto, procurando no intentar matar alguien esta vez.






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Un corazón para Amelia Donde viven las historias. Descúbrelo ahora