Capítulo 16

769 144 13
                                    

Capítulo 16:

Capítulo 16:

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.


30 de Abril.


Había pasado algunas semanas desde la última vez que tuve una conversación con Keelan. Lo único que nos habíamos dicho todo ese tiempo eran palabras cortas y necesarias en el trabajo. Seguía un poco enojada por lo que me dijo. Podía cuidarme sola, no necesitaba que él me protegiera. No quería un héroe, sólo un amigo. Además, creo que él también estaba enojado porque me había visto últimamente con Carl. Ni siquiera entendía por qué no le caía bien, era agradable. Podría jurar que estaba celoso, pero no era posible, aun seguía loco por Annie.


—¿Quieres algo de beber? Tengo cervezas y… refresco de uva —dijo carl, desde el otro lado de la cocina.

—Un refresco estaría bien —contesté.

Carl salió de la reducida cocina y me entregó el refresco. Le regalé una pequeña sonrisa forzada.

—¿Qué sucede? Has estado muy callada. —Frunció el ceño, sentándose a mi lado.

Me encogí en el pequeño sofá. No debí haber venido, tenía que haberle hecho caso a Wanda y ver un maratón de series en Netflix.

Carl era un chico agradable, sin embargo, vivía en un asco de casa, todo era tan pequeño y había un olor extraño que no me dejaba pensar con claridad. Me invitó a ver una película, creí que me llevaría al cine, pero no, me trajo a su casa.

—Sólo estoy un poco nerviosa por la película, como te dije no me gustan las de terror —le recordé.

—Será divertido, ya lo veras. —Chasqueó la lengua, poniéndole play a la película.

Asentí sin mucho ánimo.

La película no estaba tan mal, realmente no estaba poniendo mi total atención a ella. Me limité a parecer interesa en el asesino que perseguía con un martillo en la mano a un grupo de adolescentes. Sin embargo, poco rato después noté como el chico se iba acercando más a mí, me removí incomoda en mi asiento, mientras me apartaba con disimulo.

—Vamos, no muerdo —dijo, en mi oído, causando que un escalofrío recorriera mi cuerpo.

—Estoy bien así —espeté, entre dientes.

Le restó importancia, y yo traté de fingir ver la película otra vez. No quería salir corriendo o ser paranoica.

—Eres hermosa… —me dijo más cerca de lo que me gustaría.

Sentí algo tibio en mi cuello. Me estaba besando.

—¿Qué haces? —espeté, separándome con brusquedad.

—¿Qué no es obvio? Me gustas. —Estiró los brazos como si fuese el macho alfa.

—No me vuelvas a tocar, ¿entendido? —amenacé. 

Un corazón para Amelia Donde viven las historias. Descúbrelo ahora