Visiones
No fue directamente a la gran casa, pues estaba hincado recuperándose e intentando estabilizar sus emociones.
Cuando se incorporó estaba en dentro de una casa. Más precisamente en la sala, un hombre apareció y se tumbó en el sofá, al analizarlo con más detenimiento se percató de que era su abuelo, una versión más joven de él. Olía a alcohol y había matices de otros aromas que aún no podía reconocer.
Una puerta se abrió, Danny llegaba de la calle. Parece que venía de la preparatoria, tenia una mochila a espaldas y su tío Jack entró al segundo siguiente.
—Sube, voy unos sándwiches y ¿quieres café o una gaseosa? —pregunto una versión algo más joven de Danny a una versión más joven de su tío.
Por un momento se quedó sin aliento. Estaba viendo a su padre ahí frente a él.
—Ya sabes que pediré—respondió Jack subiendo las escaleras. Danny se alejó negando con diversión. Su abuelo ni siquiera se había inmutado por la conversación y solo subió el volumen de la televisión.
Cuando Danny volvió de la cocina con unos sándwiches y dos latas de cola tuvo la intención de hablarle.
—Yo evitaría intervenir de ese modo con el pobre muchacho—tras de él sonó una voz que le pareció conocida. Una versión más adulta del Danny que estaba subiendo las escaleras sonrió—. No queremos alterar estas líneas de tiempo.
El vidente se acercó a la puerta y la abrió, le dio una mirada y luego abandonó la casa. Decidió seguirlo.
Afuera estaba nublado, el barrio estaba tranquilo y el vidente observaba la casa.
—Tenía tiempo de no verla—dijo cuando Taddeo se puso a su lado. El hijo era más alto que el padre, había casi una cabeza de diferencia—tampoco recordaba a Jack con tanta claridad.
Taddeo observó la casa, el cielo y el vecindario. Inspiró hondo y la brisa que soplo después dejo en claro que, en algún sentido, lo que estaba pasando era real.
—Eres bastante más simpático de lo que podía apreciar en mis visiones—Danny lo estaba observando con una sonrisa—es un gusto poder conocernos en persona, Taddeo—se acercó un poco y estiro su mano derecha—un gusto, soy Danny castillo, un vidente y tu padre—hubo un corto silencio—tu otro padre, claro—una risa pequeña también hizo sonreír a Taddeo.
Miró la mano y la estrecho.
—Taddeo—respondió—Taddeo Castillo.
Danny sonrió y luego hizo una negación.
—Así que optaron por dejar mi apellido en primer lugar—dijo en voz baja.
Taddeo observó a Danny y frunció los labios.
— ¿Dónde estamos? —preguntó.
—Creo que es veintiséis de mayo, han pasado unos meses desde la desaparición de tu abuela y mi madre, Mery—respondió Danny mirando la casa—creo que también dentro de poco tratare de suicidarme—la boca de Taddeo se secó de pronto—. Ahora que lo recuerdo, está fue la última semana tranquila que tuve.
Danny se acercó a Taddeo y con timidez llevó la mano al hombro derecho, dio un apretón y escudriño el rostro del menor.
—Tienes los ojos de mi madre y no te pareces en nada a mi—río tras decir eso—tienes demasiadas preguntas y el tiempo no da para responderlas todas, Taddeo—dijo Danny apartando la mano del hombro—. Estás aquí porque escuche a Edwin rugir como hace mucho tiempo no lo hacía y porque el dolor que ahora está experimentando lo puedo sentir, es por eso que decidí traerte aquí, a un pequeño paraje temporal de una parte oscura de mi línea temporal en la que nadie sospecharía que me reuniría contigo. Y organicé este pequeño encuentro para conocernos de manera formal, si es que así podemos llamarlo—el vidente hizo una pausa—la última vez que te vi eras una pequeña esfera de luz y ahora eres todo un hombre. Como se nos van los años, ¿no crees?
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El de ojos Azules © #PGP2024
Fantasia•|Libro 2 - Videns|• »Porque no todo azul reflejó el océano, hubo alguna vez uno que reflejo el ojo de la muerte» Ser padre nunca es fácil; no existe un manual que te indique paso a paso qué hacer con un pequeño que solo llora a cada media hora y pi...