Especial

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Esta historia tenía un rumbo peculiar, sin embargo, debió a que la madre que todo lo decide ya no se encuentra no tendría que ser contada, pero ¿dejar una historia así a la mitad? No, no sería correcto. Seré yo quien termine de contarles esta historia, una alternativa a mi elección del pasado. Es, a mi parecer, una línea de tiempo muy curiosa teniendo en cuenta que nunca imagine a la madre apostando por Jacobo para ganar mi corazón.

Pero no divaguemos más de lo necesario, pues ahora Jacobo está cargando al joven vidente en sus brazos, dado que no pudo soportar su primera visión en aquella reunión de la gran mesa.

—Un vidente—repitió Adam a su lado— ¿esas criaturas no que estaban casi extintas?

—Según el consejo, no debería haber ningún vidente, ya que Maximiliano lo hubiera visto—respondió Nick—por lo que hasta para ellos es un desconcierto, sumándole el hecho de que su visión, de cumplirse, bueno.

—Llévenlo a la cabaña que está al lado de la gran casa, debemos tenerlo vigilado mientras despierta—pidió Adam a Jacobo, luego regreso sobre sus pasos rumbo a aquella sala de reuniones que estaba al borde de declarar una guerra.

—Creo que debería cargarlo, puedes soltarlo y hacerle daño—. Nick miraba de reojo a Jacobo, quien mantenía la vista entre el camino y el rostro del vidente.

—También soy un lobo, Nick—replicó Jacobo—y tengo la suficiente fuerza para cargarlo.

El mayor de los tres bufó con descontento, pero decidió no continuar con aquella riña. Aunque le parecía incómodo que alguien, que no fuera él, lo cargara de esa manera, prefería evitar dar alguna señal de lo importante que ese muchacho se estaba volviendo en su vida. Pero sin saber que él no estaría en ella.

Jacobo lo recostó sobre una cama de madera, lo arropó con una delgada tela y trajo un banco para sentarse a un lado de la cama. Nick estaba observando al vidente y a Jacobo. El joven lobo tenía los labios fruncidos mientras miraba al vidente. Fue en ese momento cuando pudo sentirlo.

—Así que tú también estás destinado con ese muchacho—murmuró Nick cruzado de brazos y ahora con la mirada en el piso de madera de aquella habitación.

— ¿A qué te refieres con que yo también? —preguntó Jacobo, Nick no respondió directamente, solo llevo sus ojos hasta el vidente y luego los regreso al joven lobo que frunció el ceño y gruño levemente—. Eso es imposible.

—Tanto como que haya un vidente del que no se sabía nada—respondió el mayor sosteniendo la mirada con Jacobo—. Pero no tienes que preocuparte, estará bajo la protección de mi manda, así que nada le pasará.

—Esperas que él te elija—Jacobo se tranquilizó y sonrió levemente.

—No es un deseo, cachorro, será un hecho—dijo Nick manteniendo un rostro inexpresivo.

—Esa confianza que tienen los Alpha es algo bastante particular—continuó Jacobo con una media sonrisa—, sin embargo, espero que no pienses que será tan sencillo.

La larga mirada que se dedicaron solo fue interrumpida por un joven vidente que empezaba a recobrar la consciencia. Danny se levantó lentamente de la cama hasta que quedo sentado, su vista fue primero a sus manos y luego a Jacobo para terminar viendo a Nick. Quiso decir algo, pero se detuvo.

— ¿Por qué siento como si hubiera corrido una maratón?

—Puede que lo hicieras—respondió Nick—, pero no de la manera que piensas.

—No me vendría mal un vaso con agua—pidió Danny.

El mayor de los tres salió de la habitación, Jacobo se acercó un poco más a la cama del vidente.

El de ojos Azules © #PGP2024Donde viven las historias. Descúbrelo ahora