Un lobo en apuros
Despertó en un lugar que no conocía. La cama en la que estaba tampoco estaba en sus recuerdos. Se incorporó lentamente hasta que pudo quedar sentado, era una habitación rústica donde el olor a madero, humo y carne calaban tras cada respiración, estaba cubierto por una tela marrón. Lo habían descalzado, pero su ropa sí era la misma.
—Jacobo.
Su último recuerdo era ese muchacho, pero también había algo más. Él había soñado algo, con lobos, tenía imágenes borrosas de lo que creía, era un pueblo y la luna por sobre de ellos.
—Solo quiero asegurarme de que está bien—esa voz venía de afuera, tras la puerta. No lo tomó por sorpresa, tampoco hubo en él algo de preocupación. Mantuvo la mirada en la puerta a uno de sus costados, fue abierta lentamente y con cautela, como si no quisieran despertarlo. El rostro de Jacobo pudo reconocerlo tras unos segundos de que él se asomara, tenía una mirada preocupada.
—Me secuestraste—la voz de Danny hizo el Jacobo se golpeará con la puerta al intentar cerrarla sin haber sacado su rostro antes.
—Danny—Jacobo termino entrando al cuarto—no sabes lo aliviado que estoy.
—Me secuestraste—volvió a decir, pero esta vez más para él que para el muchacho que se acercaba a su cama.
— ¿Qué? —Danny vio que por el rostro de Jacobo se hizo una sonrisa—. No te secuestre, Danny. Tú te desmayaste, en la cafetería, ¿recuerdas?
Pero en su cabeza no tenía ningún recuerdo reciente estando en una cafetería.
— ¿Dónde estoy?
—En mi casa—respondió Jacobo y tomando lugar a los pies de la cama miró profundamente a Danny—bueno, en la casa de mis padres.
Danny asintió lentamente, su mirada recorrió la habitación.
—Si buscas tus zapatos, están por allá. Tu celular está en el bolsillo de tu saco que está sobre el armario.
Llevo su mirada hasta el mueble en la otra esquina de la habitación. Cuando volvió sus ojos hasta Jacobo se preguntó el porqué no se sentía asustado, cómo es que sigue sintiéndose seguro a pesar de estar en un lugar que no conoce.
—Ya casi llega el mediodía, ¿quieres quedarte a almorzar?
Hasta ese momento no había sentido el hambre, un poco de fatiga y el dolor, leve, en su cabeza.
—Me vendría bien algo de beber, Jacobo—respondió. El muchacho sonrió y salió de la habitación. Cuando coloco los pies sobre el piso de madero tuvo una ligera sensación de nostalgia. Se colocó sus zapatos, se colocó su saco y reviso el celular. Sin mensajes.
—Aquí tienes, un delicioso vaso con agua—la sonrisa ancha de Jacobo tenía algo de especial, o eso pensó Danny. En esa perlada dentadura podría fijarse tanto como en una pintura de un museo.
Agradeció con un asentimiento y bebió pausadamente del vaso, lo entregó y fue tras los pasos de Jacobo al exterior.
—Es una aldea—fue lo que pudo decir cuando aprecio las casas de madera que se esparcían a lado y lado de un camino de tierra por donde hombres y mujeres caminaban cada uno atendiendo a sus labores—. Jacobo, ¿dónde está ubicada la casa de tus padres?
—No hemos salido de la ciudad, no te preocupes.
—Estoy en medio de un bosque, en una aldea y rodeado de personas que desconozco. No me digas que no me preocupe—la seriedad en el rostro de Danny hizo que Jacobo hiciera una mueca.
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El de ojos Azules © #PGP2024
Fantasy•|Libro 2 - Videns|• »Porque no todo azul reflejó el océano, hubo alguna vez uno que reflejo el ojo de la muerte» Ser padre nunca es fácil; no existe un manual que te indique paso a paso qué hacer con un pequeño que solo llora a cada media hora y pi...