Capítulo 27

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La semilla del final.

Un lobo se abalanzó contra el vidente, él evadió el ataque deslizándose sobre la arena que estaba bajo sus pies. El lobo continuo con mordidas y arañazos que eran lanzados uno seguido de otro, Danny mantenía un buen gesto amable en el rostro, el lobo fruncía el hocico después de cada desacierto.

—Si continúas con ese ritmo, te agotarás mucho antes de que yo siquiera haya comenzado —habló el vidente después de ver jadeando al lobo—. No olvides que soy un vidente; las acciones en el futuro inmediato pueden ser vistas y alteradas de ser necesarias.

—No te puedo enfrentar cuerpo a cuerpo—escuchó decir al lobo—no en mis condiciones actuales.

El lobo aulló, pero ese tenía un tono diferente. Las arenas a su alrededor mermaron, dejando de cubrir los pies del vidente y quedaron sobre una plataforma de roca. Su pequeño truco ya no funcionaría más, pero la agilidad de su hijo todavía no sería suficiente para tocarlo. Él tenía su magia como segunda barrera para protegerlo, pero no se atrevería a usarla contra Taddeo.

—Suficiente magia por ahora—gruño Taddeo—. Hasta el momento te has mantenido al margen del enfrentamiento, ¿será siempre así? Siempre manteniéndote al margen, nunca tomando la decisión correcta en su.

El lobo recibió una patada baja por el costado izquierdo, esta lo hizo gimotear, además de hacerlo retroceder un par de metros. Sin haberse recuperado fue sorprendido por un golpe certero en el hocico con el que resulto tirado sobre la plataforma donde había sangre mayormente del muchacho.

—Cuida tus palabras, primogénito—escupió Danny—. No me mantengo al margen porque no pueda enfrentarme, lo hago porque en tu condición rápidamente quedarías fuera de combate.

No recibió respuesta de parte del lobo que se recuperaba de los golpes, agitaba su cabeza para despejarla de la confusión y se concentraba en sanar las heridas causadas.

—Quiero ver que tan fuerte eres y que tan rápido te adaptas a una batalla—continuo Danny, el lobo se sostuvo sobre sus cuatro patas antes de mostrar los dientes e iluminar sus ojos, lanzándose contra el vidente intento moverse por sobre el tiempo del vidente, pero como lo había le había advertido su padre, ese movimiento no paso desapercibido, quien haciendo uso de la magia creo un pulso que arrojó a Taddeo en la dirección opuesta.

—Estás jugando conmigo—Taddeo estaba enojado—si quieres dejar en claro que eres más fuerte, no es necesario esto.

—Esto es necesario para que sepas lo que enfrentaras si eliges ese camino.

— ¿Amenazas ahora?

—Te dejo en claro los obstáculos que se presentarán al final de la carrera —respondió—. Puede que en el comienzo e incluso hasta la mitad no haya nada que te detenga, pero al final habrá una pared de un sólido material que, puedo asegurarte, no permitirá que cruces la meta.

El lobo cambió, era humano otra vez y fue vestido con la asistencia del vidente. El muchacho levantó su guardia, el vidente lo imitó, se acercaron y caminaron paralelo al otro. Los golpes, regateos, dos ganchos y un cruzado fueron el principio; más tarde ambos tenían leves golpes que sanaban lentamente. En porcentaje de daño recibido, Danny iba a la cabeza, mientras que por el lado de Taddeo era quien, por el contrario, más daño había causado. El vidente se mantenía regido, no devolvía más de dos golpes seguidos, evitaba zonas vitales al contraatacar.

—Tienes un buen rendimiento, pero debes pulir los golpes—ambos hombres jadeaban—debes tener más golpes conectados.

—Sigues manteniéndote al margen—contestó Taddeo. Su padre sonrió.

El de ojos Azules © #PGP2024Donde viven las historias. Descúbrelo ahora