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Capítulo 21

 La naturaleza de lo malvado

Siempre se ha escuchado que el mal es aprendido, ya que nadie nace con el propósito de herir a los demás. Siempre se ha creído que son las circunstancias las que orillan a unos a seguir un camino lleno de sufrimiento.

Pero para algunos el mal es algo con lo que se ha nacido y contra aquello con lo que luchan día con día por no ser sometidos a ese oscuro camino. Taddeo Castillo, hijo de un vidente que lucho contra el mal, pero que no desterró del todo y que no elimino de su sangre, misma que terminara por manchar las manos de su heredero.

El primogénito se encontraba en el lago colmillo, en tierras de la gran mesa. Sus ojos le mostraron el camino hacia aquella prisión que resguarda solo aquellos que trasgredieron las leyes naturales. Camino por sobre el lago hasta que llego al centro, las aguas estaban calmas, sin otra perturbación que no fueron los pasos del muchacho. Allí, en el centro, Taddeo apoyó la mano sobre la superficie, con sus ojos centelleantes abrió el portal que divide su línea temporal de aquella prisión. Se formaron unas escaleras en forma de caracol que lo guiaban a lo profundo del lago, eran de roca, tenían musgo y estaban deterioradas. Descendió con un paso lento y seguro hasta que la oscuridad era lo único que sus ojos percibían, el frío lijaba su piel e incluso el aire se había hecho más seco. Le costó seguir los últimos escalones que lo llevaron a una puerta que estaba entreabierta y de la cual salía una débil luz por el borde.

Para que aquella puerta pudiera abrirse dispuso de toda la fuerza que había en su cuerpo y que le concedieron sus habilidades. No pudo abrirla por completo, pero sí lo suficiente para deslizarse por la abertura. La puerta se cerró tras de él lentamente. La distorsión que había creado por el enfrentamiento con la diosa se había resarcido y su línea de tiempo nuevamente se alejaría de este mundo en él había ingresado. Solo volvería al suyo si cumplía su objetivo allí. Frente a él solo había una inmensa nada, el suelo que pudo percibir era arenoso, lo cubría una delgada capa de agua, no había nada su alrededor, incluso la puerta por donde había ingresado pareció haber sido un espejismo que se había llevado el viento débil que por allí soplaba.

—Así que este es el olvido—dijo para sí—un nada que compone todo lo que serás.

Cambio sus ojos y este le mostraron el camino.

En palabras que cualquiera lograra entender, ese lugar se podía llamar 'olvido' con el mismo significado que se le da normalmente a la palabra, es un lugar donde aquellos que son llevados terminan por ser olvidados o borrados de la memoria colectiva, ese lugar se adapta a ti y crea tu propio olvido según la regla que se haya trasgredido. Es un lugar que tiene un poco del poder de cada entidad superior y que está en los límites de la realidad, donde habita el hijo de la vida, la entidad creadora de todo.

—Danny Castillo, vidente no maldito, condenado a ser olvidado. A ese hombre vengo a visitar—dijo en voz alta que no era escuchada por nadie más que por él y la nada, sus pasos lo llevaron a una escalera que se formó bajo sus pies y que lo guiaron a una puerta que estaba allí en medio del aire, que no tenía nada tras o delante de sí. Al cruzarla vio allí a su padre, estaba en una estructura de roca. Frente a él y separados por un gran espacio estaba tu padre, un cilindro de roca que cortaba la estructura donde reposaba el vidente y pudo sentir al brujo tras el cilindro.

Su padre estaba sentado sobre sus piernas. Sus rodillas descansan en el suelo, y sus tobillos están apoyados sobre los muslos opuestos. Las manos las tiene unidas en el centro de su pecho, mientras sus facciones están contraídas. Sabía que buscaba reunir la concentración suficiente para nuevamente proyectarse hasta su línea temporal o eso pensaba Taddeo.

El muchacho solo cambio sus ojos, el vidente lo percibió y abrió sus ojos lentamente, alzó la vista y se encontró con la mirada de su hijo. La versión de Danny que veía Taddeo era una versión joven, debería tener casi su misma edad. Esto hizo que frunciera el ceño.