La noche que cubrirá la luna
El primogénito volvía a la gran casa, estaba desnudo y completamente exhausto. Su cuerpo estaba cubierto de sangre, tanto suya como de los contrincantes que enfrento; su espalda y brazos tenían múltiples laceraciones y mordidas, se veían también moretones y quemaduras.
Danny fue quien lo recibió, lo esperaba de pie frente a las escaleras de la entrada a la gran casa, las manos juntas a la espalda y una expresión neutral que no cambio en lo que su hijo se acercaba. Se miraron durante algunos minutos en silencio, desde aquella perspectiva Danny era más alto que su hijo. Si alguien los observara en la distancia, podría asegurar que estarían teniendo conversación.
—He vencido a la noche, padre—dijo Taddeo con un jadeo al final—, ahora sus demonios jamás me atormentarán.
Nuevamente, se extendió un silencio entre los dos. El vidente humedeció sus labios y, suspirando, bajo la mirada.
—Debes recuperarte, primogénito—el vidente uso su magia para que una tela cubriera la desnudez del muchacho y se hizo a un lado para que él fuera hasta su habitación. El primogénito paso por el lado de su padre y entro a la gran casa.
—Busquen a Lasha, díganle que debe asistir al primogénito en su recuperación—ordenó, Danny, a uno de los lobos que estaban cerca de él, el hombre asintió saliendo camino a buscar a la bruja—. ¿Las manadas hermanas confirmaron su asistencia a la reunión?
—Sí, Alpha. Llegarán entrada la tarde, dos horas antes de que se ponga el sol—respondió otro de los hombres que acompañaban al vidente—. También quedo organizada la reunión con el alcalde, sin embargo, por su agenda no puede reunirse hoy con usted, pero le concedió un espacio a primera hora del día de mañana.
—Muchas gracias, eso sería todo por ahora—el hombre hizo una sutil reverencia y se retiró. El vidente se quedó en la misma posición, sintió la leve perturbación que se había extendido por todas partes tras la derrota del padre de la noche y, con ello, la incipiente mirada de la madre sobre él. Es su hijo y en él también hay algo de responsabilidad.
Frente a él, al comienzo de las escaleras, se abrió un portal, Danny dejó salir un suspiro y decidió atravesarlo. Taddeo pudo apreciarlo por una de las ventanas de la gran casa, le gustaría saber el destino de su padre, pero necesitaba concentrar la energía que le restaba en sanar. Enfrentar la noche le costó mucho más de lo que imaginaba, los demonios que intentaron someterlo llegaron a ser demasiados, sin magia para desterrarlos, no paraban de surgir de la tierra. Más de una vez intentaron arrastrarlo a su mundo, donde el padre reina y donde hubiera sido reducido a un esclavo por la eternidad.
—Taddeo—la voz de la bruja lo trajo de vuelta—parece que esta no la tuviste fácil.
—Sí—respondió—no fue un combate sencillo.
—He venido para ayudarte con tu recuperación—Lasha se acercó al muchacho que tenía solo una toalla cubriendo de la cintura hacia abajo—. Sanas a un ritmo bastante lento, ¿fue por el uso excesivo de tus habilidades?
—Creí que era buena idea ahorrar parte de esa energía y usarla para potenciar las cualidades físicas de mi otra forma—respondió sin ver directamente a Lasha, la mirada de Taddeo seguía enfocada en lo que podía ver por la ventana—, pero al final del combate, bueno, no fue lo más sensato.
—También te envenenaron, ¿notaste eso? —el muchacho asintió—, bien, saliste muy bien librado al final. Podemos dirigirnos a tu recámara, allí aguardan algunas cosas para la recuperación.
Taddeo soltó el aire que tenía, le dio un vistazo a la bruja y camino hasta su cuarto. Al borde de la cama había una bandeja que contenía algunos cuencos con aromáticos ungüentos y varios vendajes nuevos. Él tomó lugar en uno de los costados de la cama, Lasha subió a la cama y arrodillándose quedo con la espalda del joven frente a ella. Con uno de los cuencos a un lado y un vendaje listo en su mano, acercó la mano libre a la espalda, a centímetros de tocar la piel.
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El de ojos Azules © #PGP2024
Fantastik•|Libro 2 - Videns|• »Porque no todo azul reflejó el océano, hubo alguna vez uno que reflejo el ojo de la muerte» Ser padre nunca es fácil; no existe un manual que te indique paso a paso qué hacer con un pequeño que solo llora a cada media hora y pi...