Capítulo 16

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El vidente que perdió a su Alpha

Había un bonito arco de flores, más sillas de las que se hubiera imaginado para una ceremonia. El camino que llevaba al altar estaba lleno de flores, las sillas eran de madera blanca y los invitados vestían de un hermoso color azul claro, como un cielo en verano. Ellos por su parte vestían de blanco, uno más alto que el otro, se miraban a los ojos, el menor sostenía la mano del mayor mientras intenta colocar un anillo en su dedo

—En presencia de nuestros seres queridos hago esta promesa hacia ti, Nick—en los ojos del menor un mar de emociones se movía—prometo amarte en todas tus formas, tanto en las noches de luna llena como en los días de humanidad. Acepto todo lo que eres y prometo compartir contigo mi vida, mis alegrías y mis penas. Será tu felicidad, mi prioridad y en tus tristezas, estará mi consuelo. Seré tu compañero, tu amigo y tu amante.

Los ojos de Nick estaban humedecidos y esa humedad estaba por escapar de ellos.

—Me uno a ti con todo mi ser, serás mi compañero, mi semejante y mi eterno amor—continuó Danny—. De ahora y hasta el último día seremos dos mitades que complementen, dos almas que se entrelazan y dos corazones que laten como uno—colocó el anillo, miró directo a los ojos del mayor, este solo sonreía entre el llanto que lo superaba.

Cada uno con sus anillos puestos decidieron besarse con intensidad, mientras el júbilo de los presentes inundaba el ambiente. Taddeo también se había emocionado y no pudo evitar sonreír emocionado, sin duda había sido una ceremonia muy bonita. Él observaba desde la distancia junto con la madre.

—Fue una bonita ceremonia—dijo la madre cuando los invitados siguieron a los novios a la recepción—la decisión de unir sus vidas, sin embargo, será la resultante del final de ellos.

—El vidente—Taddeo atrojó la atención de la madre—mi padre solo tiene destinado sufrir, ¿por qué madre?

La mujer sonrío ante la duda que había en los ojos del menor.

—Me temo hijo, que eso es algo que tendrás que averiguar por ti mismo—respondió—. No tendría que tomarte muchos años averiguarlo.

Taddeo frunció los labios.

—La muerte reclamará a Nick a pesar de que Danny intente evitarlo—continuó Taddeo—fue asesinado por Cliff en esta línea.

—Así es—continuo la madre que llevo a Taddeo a ese momento.

Nick está atado a un árbol. Su dorso es atravesado por lo que parece ser una lanza, sus ojos están encendidos en un rojo carmesí, sus colmillos sobresalen y el gruñido que sale de su garganta resuena en el bosque.

Cliff frente a él sonríe.

—No lograrás someterlo, maldito brujo—Nick dejo salir algo de sangre por su boca—él te detendrá.

—Sabes que es lo que más disfrutaré—Cliff se dio vuelta dándole la espalda—cuando pueda verlo flagelándose por tu muerte y lloriqueando como un pobre ciervo herido. Dale mis saludos, bueno, si aún sigues vivo para cuando te encuentre.

Cliff abrió un portal y dejo el lugar. Nick perdía poco a poco fuerzas, estaba completamente debilitado por el veneno que había recibido del brujo. En su condición no se regeneraría, no podía detener el sangrado y tampoco podía evitar sentirse agotado. Había peleado hasta donde su cuerpo lo permitió.

—Danny—la voz se le hacía un hilo. Lloró porque sabía que no se alcanzaría a despedir del joven vidente—lo lamento. Lamento no haber sido más fuerte.

Con un débil rugido, Taddeo vio como la vida abandonaba el cuerpo de Nick. Sintió ira, asco y una tristeza abrumadora. Limpio las lágrimas que lograron abandonar sus ojos. Quería macharse, pero la madre señalo el bosque, así que decidió seguir observando.

La tarde había caído al bosque cuando el vidente apareció tras un portal, salió del bosque y miró al lago que se extendía frente a él. Luego volteo a su derecha, allí a unos metros vio un cuerpo y al acercarse sus peores miedos llegaron a su pecho.

—Nick—musito—no—se acercó y llevó las manos al rostro, al alzarlo los ojos estaban cerrados, la piel era fría y había perdido color—no, por favor—sollozó alejándose del cuerpo, se viró y miró a los extremos del lago. Sus ojos se iluminaron en un intenso azul y grito con toda la fuerza que había en su cuerpo. Las aguas del lago se agitaron, el viento soplo con fuerza y algunos árboles cedieron ante el dolor del vidente y cayeron al suelo.

El vidente estaba arrodillado con sus manos cubriendo sus ojos, el llanto lo sobrepasaba y a su alrededor solo podía escuchar el eco del rugido de su destino.

—No, no, no—repetía—yo lo sabía, pero aun así te acepte—miro al cielo. La noche se abría paso—fue mi culpa, debí haberte rechazado para que tu vida fuera más larga.

Se levantó y limpió sus mejillas. Sus ojos aún iluminados volvieron al cuerpo de su difunto esposo.

—Sé que fue él—dijo—y te aseguró que se retorcerá y pedirá clemencia.

El vidente retiro la lanza que atravesaba al hombre, lo retiro del árbol y cuando tuvo su cuerpo en el piso dio un beso gentil a su frente.

—Serás sepultado junto a ella y no tienes que preocuparte, te visitaré siempre que pueda—con un movimiento de manos, el cuerpo de Nick se elevó del suelo y fue envuelto en una tela gris. Junto al vidente atravesaron un portal que los llevaría hasta sus tierras.

Taddeo se acercó al árbol donde quedaban restos de sangre. Su mano tocó la sangre, sus ojos se iluminaron y vio los últimos años juntos de la pareja. Cinco años habían pasado desde la boda, querían tener una familia, él le daría un hijo a Nick.

—Madre—la mujer llego al lado de Taddeo—mi familia está destinada al sufrimiento, ¿no es así?

La mujer no respondió. Taddeo sea mirando el árbol.

— ¿Está bien que me sienta tan enojado con como desean que otros vivamos nuestras vidas?

Nuevamente no hubo respuesta.

—Las personas se cansan de sufrir, madre. Mi familia. Mi destino—Taddeo apretó los puños— ¿y si ya me cansé de ver todo este sufrimiento y quisiera que acabará?

—Algunas veces, hijo, el sufrimiento es mejor recompensa que una paz que nunca dura—la madre hablo.

—Puedo cambiar las cosas, madre.

—Puedes esparcir más sufrimiento, si lo deseas puedes destruir todo lo que se permitió, pero al final solo habrá sufrimiento—respondió.

—Creo que es hora de terminar con esto madre—Taddeo observó a la mujer—es momento de un cambio.

La mujer cambió el semblante amable que tenía.

—Debes de tener cuidado, hijo—aconsejo la madre—, ya que un mal paso te hará tropezar.

—Madre, si decido desobedecer las leyes de la naturaleza, quien será quien venga a condenarme.

—Normalmente, vendría el padre la noche, pero tratándose de alguien tan especial como tú podría ser la diosa lunar o incluso yo—ella elevó los hombros.

—Si decidiera asesinar a Cliff.

—Me temo que la vida de Cliff reposa en único lugar—la madre se dio vuelta mirando al lago—y para asesinarlo tendrías que arreglar el mal que se hizo y así que si vida vuelva a ser medida por el tiempo que tú y yo conocemos o destruir el lugar donde están recluidos. Sin embargo, te advierto una cosa, hijo, quien decide aprovecharse de las bendiciones que le fueron otorgadas, terminan siendo víctimas de su propia espada

La madre se desvaneció dejando a Taddeo con nuevas emociones en su interior, su mandíbula estaba tensa y en su ser había un nuevo sentimiento.

—Madre, he decidido que no viviré bajo las reglas que solo benefician a un ser. Al igual que mi padre, defenderé a mi familia, pero también tomaré partido contra aquellos que nos condenaron.

Taddeo volvió a su cuarto, allí en baño una sola idea rondaba su cabeza. Venganza. 

El de ojos Azules © #PGP2024Donde viven las historias. Descúbrelo ahora