Capítulo 18

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La noche en la que se perdió.

Aunque suene poco creíble, el campo en que se enfrentaron fue en un duelo de adivinación. Usaron las cartas, las cartas divinas, usadas por la misma madre que todo lo decide para predecir lo que estaba por suceder. Cuando el reloj marcó la medianoche empezaron su enfrentamiento. Había cien cartas boca abajo, cada uno tenia un turno y el objetivo era sencillo, encontrar la carta que tiene la luna dibujada a mano alzada. En ese momento los dos eran simples mortales, sin habilidades, sin ojos especiales ni capacidades sobre humanas.

Se decidiría su victoria con el azar. Si ninguno atinaba sería un empate y podrían continuar con sus decisiones. Las cartas estaban distribuidas en diez columnas con diez filas. Primero iba ella, su mano tenia un ligero temblor, tenia milenios sin haberse sentido como una mortal a merced de otro.

Ella tomó la carta que esta en la columna cinco, fila ocho. Colocó su mano sobre ella, primero cerró el puño sobre la carta y dejando salir un poco de aire por su boca abrió la mano. La carta se revelo, era la rueda. Era turno de Taddeo, sobre él había todavía más presión. Él estaba obligado a encontrar esa carta, porque tan pronto Lyconia recuperará sus habilidades tendría que enfrentar su ira. No estaba seguro si podría enfrentarla.

Se dejó guiar por las sensaciones que sentía, sabia que no tenia sus habilidades por lo que termino dejando la mano sobre la carta de la columna nueve, fila tres. Su mano hecha puño fue capturada por un leve temblor que intentaba disimular. Abrió la mano lentamente, la carta se reveló a ese ritmo. Los dos se miraron y luego a la carta. El destino de más que ellos se acababa de decidir.

Ezequiel fue traído por Lasha a la gran casa. Ella estaba siendo presa de la angustia.

—Lasha, debes calmarte—Ezequiel tenia las manos sujetando las de joven bruja.

—No sé cómo sucedió esto—estaba sobrecogida por el llanto que quería someterla. Ezequiel apretó suavemente sus manos.

—Lasha, él es un hijo de lobo y vidente, es una criatura muy poderosa, para ti o para mi—Ezequiel hizo que un té llegara a ellos. Lasha lo recibió—tenemos suerte que no domine la magia, de lo contrario sería imparable por seres tan corrientes como nosotros—Ezequiel arremango las mangas de su camisa hasta el codo. Movió la cabeza para ambos lados y realizo dos rotaciones de hombros.

—Es igualito a Danny, se parece más a él que a Edwin—Lasha bebida de su té.

Ezequiel convocó a la magia antigua, diferentes inscripciones se grabaron en el piso de aquella sala donde estaban. Las puertas se cerraron y del suelo emergió un cuerpo. Taddeo observaba al brujo conforme era materializado en aquel espacio.

—Las cosas estaban por ponerse divertidas en aquel lago, Ezequiel—Taddeo sonrió ante la mirada del brujo.

—Desobedeciste una orden de tu Alpha, primogénito—el tono de Ezequiel fue demandante—. No debías abandonar la gran casa, mucho menos irte hasta Price y, por sobre todo, no podías inhabilitar los encantamiento que estaban sobre ti y que son por motivo de protección, tu protección.

Taddeo ya no sonrió. Solamente entrecerró los ojos. Cuando su cuerpo termino de materializarse fue encadenado por la magia antigua. Sus manos estaban atadas a la espalda, cadenas estaban rodeando sus pies y las mismas subían para rodear el cuello.

—Ezequiel, brujo del gran consejo, me temó que ahora no estoy a tu nivel—los ojos del muchacho cambiaron, las cadenas hechas de encantamientos se rompieron. Ezequiel dio paso atrás, mantuvo su guardia arriba y Lasha se apresuró para encantar la habitación para convertirla en una prisión.

—Retenlo mientras convoco al consejo—ella salió de la habitación. Ezequiel tomó aire.

—Retenerme—repitió Taddeo. Sonrió de lado y miró a los ojos al brujo—. Eres un respetado brujo, poderoso y sabio. Poderoso, pero algo oxidado. No quisiera que hiciéramos algo de lo que podamos arrepentirnos—Taddeo observó la sala en la que se encontraba, cada pared estaba encantada para resistir la energía equivalente a una detonación nuclear—aún tengo asuntos que atender.

—Primogénito, es mi deber como representante de los brujos resguardar a todas la criaturas de aquellos que atenten contra el orden natural—Ezequiel trajó a sus manos una daga.

—Te asignaron el trabajo de Maximiliano. Vigilar y respetar el orden natural—Taddeo sonrió y luego dejó escapar algo de aire en una larga respiración—quiero preguntarte algo, Ezequiel. ¿Estas feliz con tu vida?

Ezequiel iba a responder.

—Piénsalo por un momento—interrumpió Taddeo—en verdad estas satisfecho con la vida que has llevado hasta ahora como el representante que eres.

Ezequiel sabia a donde se dirigía la conversación.

—No, no estoy feliz con la vida que tengo, pero aceptó el lugar en donde fui colocado—respondió sin titubeo—. Acepto las carga, la soledad y el dolor del lugar en donde estoy.

—Mentir se da muy bien entre los brujos—espetó el muchacho—es algo de lo que me he dado cuenta en estos últimos años. Sabes, me es fácil ver tu línea de vida; tus decisiones, los amores que te abandonaron, la soledad en la que nadie te acompaño e incluso el rechazo de los tuyos cuando el consejo fue creado—con sus ojos iluminados detallo al brujo. Taddeo sabia que en un duelo cuerpo a cuerpo, llevaría la ventaja y si se iban al campo mágico estaría acorralado.

Ezequiel no respondió. Seguía atento a cualquier movimiento o perturbación que notara en Taddeo.

—No voy a enfrentarme a ti, Ezequiel—respondió Taddeo—. Tú y yo solo somos peones para ellos, simples fichas que utilizan según conveniencia y la guerra que voy a declarar no será contra los míos. Si tienes oportunidad dile a mi padre que no debe preocuparse, que siga con el plan que diseño, pero que cuide en especial del punto de encuentro entre nuestra tierra y los desiertos.

El cuerpo de muchacho cambio al de un lobo, el animal sacudió su pelaje y, posteriormente, aulló fuerte haciendo que el encantamiento en la sala se desvaneciera, en un momento estaba frente a Ezequiel y en una fracción de segundo pasaba por su lado con dirección a la puerta. Cuando el brujo reacciono y se dio vuelta el muchacho ya no estaba, no había rastro de él, no había residuos de magia que indicaran algún encantamiento o ayuda por parte de otro brujo.

— ¿Dónde está?

Tram atravesaba un portal con sus ojos encendidos y con ansiedad buscaba a Taddeo en el cuarto, pero solo se encontró al brujo. Él le devolvió la mirada.

—Ezequiel.

—Taddeo ha alcanzado un nivel que supera a cualquiera del consejo en nuestro estado actual—respondió—. No tengo conocimiento de donde esta o que planea hacer, pero si se que quiere enfrentar el orden natural.

—Orden natural—susurró Jasmine.

El consejo se quedo en silencio un momento meditando las opciones.

—Debemos buscar a Lucas y a Edwin, ellos sabrán—dijo Tram.

—Él no causara problemas—a su izquierda, por la puerta por donde salió Taddeo entró Max—. Por el momento estará entrenando fuera de nuestro alcance y de nuestra vista, en un paraje temporal.

Nadie se percató en qué momento Tram arremetió contra el vidente llevando hasta una de las paredes, con una mano apretaba el cuello y la otra la había cambiado parcialmente a su forma animal.

Max sonrió ante la ira de su compañero.

—Odio a los traidores—espetó Tram apretando los dientes parcialmente cambiados. Aumentó la fuerza sobre el cuello del vidente.

—Tram, vamos—dijo el vidente a media voz. Sus manos sujetaban el antebrazo y aplicaban algo de fuerza para aplacar la presión que se estaba haciendo sobre su cuello.

—Dame una buena razón para no arrancarte la garganta—los colmillos de Tram se habían pronunciado ligeramente.

—Te daré dos razones—dijo Max—la primera, se cómo enfrentar a Taddeo—Tram relajó la facciones—la segunda, la diosa lunar esta por llegar a la gran casa.  

El de ojos Azules © #PGP2024Donde viven las historias. Descúbrelo ahora