Capítulo 33

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El problema de intentar ser una familia.


El día se había nublado, la brisa también era más fuerte y quizá era aquel silencio lo que más ruido hacía en los odios del primogénito. Él estaba tendido en el suelo, siendo sometido por la fuerza del vidente que tenía una mano extendida hacia él. Danny tenía solo algunos cortes en los brazos, uno en labio inferior y un moretón en la cuenca derecha de sus ojos que lentamente iba perdiendo aquella pigmentación.

Su padre, Edwin, miraba desde el límite de la arena expectante ante la situación, tenía los brazos cruzados sobre el pecho y la expresión endurecida. Tram, que estaba al lado de Edwin, había observado atento los movimientos del primogénito, descubriendo lo pulido que se había vuelto desde la última vez que lo vio enfrentarse a otro cambiante. Y por supuesto que había otros detallando aquel inusual encuentro entre un Alpha y su primogénito.

— ¿Has tenido suficiente, Taddeo? —preguntó Danny, quien mantenía el entrecejo fruncido y trataba de regular su agitada respiración.

—No me voy a rendir, si es lo que quieres preguntar—respondió a media voz—yo aún puedo levantarme—aunque intento usar toda su fuerza para despegarse del suelo, fue un intento sin éxito.

—Esto ya duro suficiente, primogénito—continuó el vidente, quien con otro movimiento de muñeca lo hizo elevarse del suelo, el cuerpo de Taddeo seguía rígido y fuera de su control—. Como no es posible que continúes con el enfrentamiento para mantener tu solicitud formal de duelo, este termina a mi favor. Eso es todo por los entrenamientos del día de hoy, por favor retírense a descansar.

Los más jóvenes asintieron a la orden y se dispersaron, dejando solamente a Taddeo en compañía de ambos padres y el representante del consejo. El primogénito dejó de ser sometido por la fuerza de su padre y ahora estaba sobre sus rodillas con las manos apoyadas en la arena, respiraba con dificultad intentando regular su ritmo.

Danny estiraba el cuerpo, tomando profundas bocanas de aire, acelerando el proceso de recuperación de su cuerpo y aliviando la tensión que ese enfrentamiento había causado en todo su ser. Edwin se acercó para asistir a su hijo, quien solo respiraba ya más pausadamente.

—Lamento.

—Entiendo tus intensiones, Taddeo—interrumpió Danny— y no voy a condenarlas. Tienes tanto derecho a solicitar un duelo con el Alpha como cualquier otra criatura de esta manada—se acercó hasta quedar frente a las manos de Taddeo—ahora ve a recuperarte, otra vez, y más tarde en la cena hablaremos con calma—el vidente le extendió la mano, la cual tomó Taddeo y una vez en pie dio un leve asentimiento pasando por el lado de Danny y de Tram sin decir algo más.

— ¿Cenar?

—Sí, mi vida—respondió Danny mirando a Edwin—una cena será el mejor lugar para hablar las cosas con más calma. Tram reúnete con el consejo y coparte las conclusiones a las que llegaste, hazme llegar un informe más tarde—el hombre asintió y despidiéndose atravesó un portal que se creó a unos metros de la arena de combate—. Quieres dejar de verme así, me pones nervioso, Edwin.

—Tú sabías que esto pasaría—susurró, Edwin, acercándose al vidente— ¿no es así?

—Aquí no hablaremos de eso, Edwin—respondió el vidente para luego dar un beso en una de las mejillas del hombre, quien negó un poco más tranquilo después del beso.


El comedor tenía diferentes platos para degustar, tres puestos se prepararon y el vidente fue el primero en encontrarse en su lugar ayudando a organizar aquella comida. ¿Hace cuanto no tenían una cena formal? Por las caras que colocaron las mujeres de la cocina supuso que había mucho tiempo, ¿acaso él había hecho alguna de estas cenas? No, no una para él y la familia que nunca pensó que tendría.

El de ojos Azules © #PGP2024Donde viven las historias. Descúbrelo ahora