Capítulo 13

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La condena que continuó.

Pasaron cerca de cuatro años para que Cliff despertara del sueño en que se había sumido. Durante ese tiempo fue víctima del inclemente frío que besaba cada parte de mi cuerpo, la necesidad de saciar el hambre que invadía mis sentidos me obligo beber del cráter, el cual se descongelaba cuando pensaba en que tenía sed. Tragar un sorbo de agua me causo el mayor dolor que pude experimentar, por lo que me limite a hacerlo únicamente cuando la locura se apoderaba de mí.

Mientras él se levantaba desorientado y respirando con dificultad, me limite a observar sus movimientos. Detallo cada espacio del lugar hasta que giro su cabeza y logro verme tras el cilindro de piedra. Su ceño se frunció y me señalo con una de sus manos, pero nada paso.

Cuando quiso gritarme, solo un jadeo de dolor salió de su boca. Negó con mi cabeza colocando un dedo sobre mis labios. Sé que entendió el mensaje, no emitió más sonido, se colocó en pie y observo las cadenas y los costados por donde esta caía. Abrió su boca como si estuviera saboreando. Con un gesto le señalé tras de él, el agua llena su cráter y él quiso lanzarse, pero logré evitarlo.

—Hijos míos—un calor abrigador invadió el lugar y por el lado donde estaba Cliff apareció una mujer, era algo pequeña, llevaba su cabello recogido elegantemente en un bollo alto, vestía un delicado enterizo de alguna tela gruesa, guantes sin dedos "protegían" las manos y llevaba atada a la cintura un bolso de tamaño medio. En su rostro se apreciaban los años, pero tenía un gesto amable—. Parece que el brujo ya despertó, tomó más tiempo del esperado, pero ya estás aquí.

La mujer se hizo a mi lado, logrando que pegara un respingo cuando hablo.

—El vidente lleva cuatro años esperando que despertaras—dijo estando a mi lado y colocando su mano en cada hombro—es hora de que escuchen.

Antes de que la madre lograra hablar, Cliff le hizo un interrogatorio similar al que yo le había hecho. Cuando la madre respondió ya no estaba.

—Hijos míos, deben de escuchar lo que se ha dicho para ustedes—la voz de la mujer hizo eco. Las cadenas de pronto pesaron más de lo que lográbamos cargar y tuvimos que arrodillarnos apoyando las manos en el suelo—. Por haber trasgredido los principios de la naturaleza al unir dos vidas, se les condena a ser olvidados. Esta será su prisión y también su prueba, aquí deberán apoyarse o ser sometidos por el otro.

Sentí la amargura de Cliff y también escuché sus pensamientos.

"¿En qué demonios nos metiste, vidente?", le escuché decir en su cabeza.

—Cuando el tiempo termine y el hijo de la vida no juegue más, serán juzgados nuevamente para saber si merecen ser salvados—continuo la madre—que el tormento los persiga por la eternidad y que el dolor jamás suelte su mano. Sufran, hijos míos.

El ambiente se hizo frío, eso significaba que ella ya no nos estaba vigilando. Pero también significaba que empezó la verdadera condena.

Cliff, como el buen brujo rencoroso que es, luchó por los siguientes años, día tras día, por no permitirme suplir mis necesidades. Ambos tiramos de la cadena evitando que él otro obtuviera alimento o agua. No hablamos entre nosotros, únicamente emitíamos sonidos como animales, tampoco apartábamos la vista del otro. Nos habían reducido a criaturas primitivas que se comportaban como bestias.

"No podemos seguir así, brujo", le reproché a través de nuestra conexión.

No recibí ninguna respuesta. Ambos estábamos de pie cuidando la postura del otro. Con ambas manos sujetábamos las cadenas.

"Entiendes que estaremos aquí durante la eternidad. No tiene sentido que sigamos enfrentando", dije esperando que dejará de tensar la cadena.

"Arruinaste el futuro que tenía asegurado", escuche su voz. Tras varios años de silencio fue como una liga sobre madera. "Primero tu madre y luego tú".

"Cliff, fuiste tú quien hizo su propia lápida", le respondí, "Mamá nunca tuvo malas intenciones, pero sí tuvo que intervenir era por las cosas que querías hacer"

"Tú nunca conociste en verdad a tu madre, vidente", las cadenas se tensaron un poco más. "Ella fue una loba respetada, pero cuando decidió ser bruja cometió su primer error. Era una mujer egoísta, ambiciosa y cuya arrogancia le costó a una manada la vida".

"No tienes derecho de hablar de ella", hale de la cadena.

"Lo contrario, Danny. Yo la conozco desde que era una cachorra aprendiendo a cambiar su forma. Fui quien intento arreglar muchas veces sus desastres y abogue por protegerla. A ella y la familia que había decidido formar.", su voz por un momento se hizo más amena, "pero decidió traicionar mi confianza, me dio la espalda cuando más la necesitaba".

"Ella".

"Ella no fue la mujer que tú conociste, Danny. El encontrar a su destino en Charles la hizo aterrizar y cuando se convirtió en madre tuvo que sepultar su pasado y abandonar su manada".

Quería creer que no era cierto, pero las memorias que Cliff me compartía daban respaldo a lo que decía. Y puede que tuviera razón. Mamá nunca habló de su familia, nunca tuve una visita de mis abuelos por parte de ella. Solo conocí a algunos familiares de mi padre. No tuve primos, tías o abuelos.

"Mery se negó a creer que había nacido un vidente. Le dije que con él podíamos remediar muchos de los males que se había hecho y, quizá, permitirte tener una vida normal", la voz de Cliff se apagó un poco y las cadenas de estar tan tensas, "ella tenía pensado contarte cuando alcanzaras la mayoría de edad, momento en el que empezaría a despertar tus habilidades y también cuando podrías conocer a tu destino".

"Uso su magia para evitar que hiciera uso de mis habilidades antes de tiempo, ¿no es así?", pregunté sintió un poco de ira.

"Se encargó de mantenerte al margen de su mundo. Pudiste tener una vida normal, pero ella se negó. Por culpa de tu madre muchas vidas se perdieron".

"Cliff, quiero saber", tenía que saber sobre el pasado de mi madre. Un pasado que nunca me moleste en ver. Es mi madre y se supone que confió en ella, pero..., ¿y si me equivoque al tomar las decisiones que me trajeron aquí?

"¿Por qué debería?", sonreí. Ese brujo parece que nunca fue alguien relajado.

"Estaremos demasiado tiempo aquí. Podemos conversar y puede hacerme entender. Quizá tus acciones estuvieron justificadas y yo me negó a verlo".

"Seguro que quieres conocer eso", preguntaba con una preocupación que no había visto nunca.

"Sí, pero antes, ambos necesitamos comer y tomar algo de agua. Dejemos de infantilidades, tendremos tiempo para eso después".

El primero en tomar agua fue Cliff. Devoró las manzanas que aparecían de tres bocados. Luego puedo acercarme a ese cráter para beber. La sensación que me provoco el primer sorbo de agua hizo que llorará. Nunca imagine que necesitara tanto algo hasta que me fue negado.

"Antes de que hable del pasado de tu madre, Danny, quiero que tengas algo claro", escuché a Cliff, "luego de que termine de hablar, no me interesa si comprendes las decisiones que tomé o no. Mi objetivo será salir de aquí a como dé lugar. ¿Entiendes eso?".

"Sí, lo entiendo", respondí. Y a pesar de que llegara a entenderlo o incluso, yendo más lejos, estar de su lado, lo enfrentaría si desea dañar a mi familia.

Así procedimos a sentarnos de espaldas al cilindro. Tengo la sensación de que después tendré que tomar, nuevamente, decisiones difíciles.

"Lo que te contaré sucedió luego de que tu madre tomara dos naturalezas", di un asentimiento, aunque sé que no podía verme, "para comenzar, tu madre fue la responsable del Darack. Ella lo creo".

El de ojos Azules © #PGP2024Donde viven las historias. Descúbrelo ahora