Escuchad aquí un designio.
Las seis y media de la mañana y en la casa todo empieza a moverse, unas pequeñas manos logran despertar al gran lobo que dormía profundo entre los brazos de su luna.
—Pequeño, ¿qué haces levantado a esta hora? —preguntó en somnolencia tomándole en brazos y subiéndole sobre los cómodos edredones.
—papá no me deja dolmil—el lobo tomó el pequeño rostro entre sus manos y calmó sus pesares.
— ¿Nuevamente sueñas con él? —el pequeño dio un asentimiento—no eres el único cachorro, papi también sueña con él, y muy a menudo—sus ojos brillaron, no como a él le hubiera gustado, no con ese intenso color que caracterizaba a su naturaleza, por el contrario, fueron los recuerdos los que bañaron sus mejillas y tiñeron su iris.
—papi, pol que tas tiste—preguntó curioso mirando con ojos iguales a los de su padre.
—Porque ya estás muy grande, y porque alguien cumple años hoy—lo tomó en brazos y lo elevó en el aire llenando la habitación con risas de ambos—hoy tío Jack te llevara a comer tu helado favorito.
El pequeño saltó de alegría y abrazó a su padre, Edwin inspiró el olor de su hijo sintiendo, en demasía, alegría. Ambos unieron sus frentes como ya les era costumbre hacerlo.
—Ve, el día hasta ahora empieza, así que a bañarse—el pequeño Taddeo corrió con su pijama de huellas de perro azules, cortesía de su abuelo, Chase. Regalo que el niño adoraba usar.
La casa nueva era algo espaciosa, pero pronto se acostumbraría. Pasó las manos por su desordenado cabello, con solo una pantaloneta cubriendo su cuerpo, se desperezó, tomó una ducha mientras tarea alguna canción que escucho cantar a Jack en las noches de lluvia en el cuarto de Taddeo para que conciliara el sueño.
Salió y no demoró en vestir un atuendo casual; pantalones de jean, unas botas de trabajo y una camisa manga larga de color cian. Se miró al espejo e inspiró buscando calma. Taddeo cumplía cinco años, cinco años en los que creció con Edwin, Jack, Chase y Lasha como mentores. Cinco años en los que creció aprendiendo de otros como fue su padre.
—Será que puedes dejar de verte al espejo por un momento y ayudar un poco con la decoración. Jack se llevará a Taddeo y eso nos deja un espacio medianamente largo para organizarlo todo—Lasha llevaba consigo una caja y tras ella le seguían más en el aire.
Bajó en cuanto pudo y junto a la joven bruja y Chase se empeñaron en organizar la dichosa celebración. Terminado esto, se dirigió hacia su oficina a desocuparse de labores como Alpha, algunas cláusulas y contratos necesitaban de su aprobación, otros de su revisión. Vendrían significativos cambios para la manada y esto solo llenaría su escritorio de montañas de papel que revisar y aprobar.
Llegado el mediodía terminó sus labores, y así dio paso a la reunión en la que Taddeo fue el centro de atención. Allí presentes estuvieron sus mentores, la manada y algunos de los Alpha de los Colmillo. Los niños de la manda jugaban entorno a la gran carpa destinada para la celebración. Taddeo corría llevando en sus manos una pistola de agua, mojando a sus demás amigos. Edwin lo detalla mientras bebe algo de jugo de zapalle, una exótica fruta utilizada en las fiestas más célebres.
—Ha crecido mucho—preguntó a su lado Nick, con un bebé en brazos.
—Si, parece que fue ayer cuando—tragó algo fuerte recordando el orbe que se desligó de su amado—, cuando dio sus primeros pasos—volteó a observar a Nick y a la cachorra que lleva entre brazos—pero tú tampoco lo has tenido fácil—esbozó una sonrisa cargando a la criatura que se removía algo inquieta por los sonidos que para ella deben resultar desconocidos.
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El de ojos Azules © #PGP2024
Fantasía•|Libro 2 - Videns|• »Porque no todo azul reflejó el océano, hubo alguna vez uno que reflejo el ojo de la muerte» Ser padre nunca es fácil; no existe un manual que te indique paso a paso qué hacer con un pequeño que solo llora a cada media hora y pi...