Corazón elástico

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Tocaron la puerta, no sé cómo lo logré, guardé el bote de lubricante en el cajón, me puse la ropa, y me metí en la cama, todo eso justo antes de que abrieran la puerta de golpe. Era mi padre, con pistola en mano, por la expresión de su rostro supe que estaba bastante preocupado.

―¿Qué pasa Stiles? ―Interrogó mi padre sin controlar su tono de voz, yo obviamente arrugué la frente porque no sabía de qué hablaba.

―¿Nada...?―respondí muy dudoso, él sólo se me quedó viendo.

―Venía yo en mi patrulla, volví para recoger unos papeles, cuando me acerqué a la puerta y escuché tus gritos o gemidos de dolor o algo así ―O mierda... ¿Enserio había gemido tan alto? Lo bueno es que a veces los sonidos se pueden confundir, como el llanto a la risa. Lo mejor de todo es que antes de que llegara mi padre había dejado de gemir el nombre de Derek si no, puede que me hubieran descubierto.

―Ah... sí, yo me pegué en Larcho espinilla al golpear de coraje la... ¿El mueble? ―Mi padre me miró dudoso, era obvio que no me había creído del todo.

―Entonces ¿te lastimaste la pierna y en lo que yo subía corriendo, tú te metiste en las cobijas y te hiciste como si nada hubiera pasado?

―Sí, eso fue lo que pasó ―Traté de sonar lo más convincente que pude. Mi padre sólo levantó los brazos y luego los dejó caer de nuevo.

―Ay Stiles... Han pasado cosas tan extrañas últimamente que ya no sé en qué creer, volveré a la comisaría. ―Y después se fue.

Más tarde, alguien tocó la puerta de la calle, bajé a abrir, era Scott.

―¿Qué pasa? ―Le pregunté.

―¿Puedo pasar?

Lo pensé, en estos momentos no sentía que nada me molestara.

―Claro.

Ambos nos sentamos en la sala.

―¿Y... qué pasa? ―insistí.

―¿Cómo estás después de haber leído el libro?

―Me sentí mejor.

―¿Enserio? ―preguntó como si no se la creyera.

―Sí, sí me siento mejor, me siento tan bien que lo único que quiero hacer es bang bang bang bang ―Hice pistolitas con las manos, como disparando―. Volarte la cabeza y llevarme tu dinero ―Después de decir eso, me reí y puse cara de psicópata, a lo cual Scott no supo si reírse o preocuparse.

―Eso quiere decir que... ¿quieres jugar Far Cry 3?

―Noup, pero ya que me siento mejor, creo que ya te puedes ir, ya sabes, para que pueda dormir, por favor Scotty ―Él asintió, se levantó y se fue.

A la mañana siguiente me desperté, en mi mente perseveraba la idea de acabar lo que anoche me interrumpieron, pero, al intentarlo no pude, no subió, y era raro, ¿qué había pasado con mis deseos de hacerlo con Hale? Me dije, está bien tal vez estés muy adormilado y no funcionará así, ya me había pasado. Me levanté de la cama, abrevé un poco, y después comí algo. Me acosté de nuevo, esta vez sin taparme con las cobijas, dejé pasar diez minutos, y lo volví a intentar. Nada absolutamente nada.

―¡Mira miembro! ¡Si no puedo acerté reaccionar ahora, haré que alguien lo haga! ―Me fui al baño, y me puse a "rockear" mientras me bañaba.

Me detuve un minuto, me miré al espejo, por ahora no había manera de ver cómo se lucía mi cabello ya peinado, pero si de una cosa, mi piel lucía con más color, y mis ojeras moradas desaparecieron. Además, había otra cosa, mi actitud; hoy no había despertado con todos los ánimos del mundo ¿verdad? Pero ya no actuaba tan negativo ante la vida, no como mañanas anteriores en los que me despertaba con esa sensación maligna. Por ahora sólo quería una cosa, placer, y sabía a qué persona recurrir.

Toda Una VidaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora