Capítulo 73

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Cap.73: Convivencia De Un Día... 31 Ma. Del 2015... 14:21hrs

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Otro día más para esa vida, que, hasta ahora, no se complicaba demasiado a pesar de los problemas de cierta persona. Nuestro protagonista miraba a través de la ventana del bus, el crio reía mientras jugaba con su hermana quien iba sentada sobre las piernas del azabache, este revisaba su celular, algunos mensajes o las redes sociales -estas últimas casi nunca las usaba-.

--¿me recuerdas a dónde es que vamos?--preguntó el ocre mirando a su pareja.

--ya verás--esa fue la respuesta de su esposo.

--papá, mamá, mira--la rubia y el crio señalaron un puente a lo lejos--¿qué es?

--es un puente, algo que esté encima de ríos, lagunas o golfos--habló el ocre.

No era la primera vez que salían de la ciudad, pero era la primera vez para ambos infantes, quienes miraban atentos a través de la ventana. El ocre suspiró, mirando de reojo a los puestos de al lado, un par de chicas que rumoreaban entre ellas para que "nadie" las escuchará, pero él llegaba a escuchar cada cosa que decían, par de vulgares, obviamente por las miradas que le echaban a su pareja hablaban de él, el azabache parecía no importarle demasiado sobre lo que dijeran, pero sería ridículo no ponerse algo celoso.

El azabache notó el cambio de humor de su esposo, agarrándole una de sus manos entrelazando sus dedos para al menos dejase de estar tenso por una rabieta de celos que conocía perfectamente, y no era bueno dejar que hirviera demasiado.

--grrrrrr--el más pequeño le gruñó al azabache en cuanto se percató de que agarraba a su progenitor, aferrándose al vientre de este como lapa--mío, no tuo.

--Edwin no empieces--habló el ocre, besando la cabeza de su hijo--estamos en la calle y no me gustaría regañarte porque eso estaría mal, ¿acaso quieres eso?--al ver que el crio negaba sonrió--está bien.

Padre e hija miraron al ocre, este se encogió de hombros, sacando su celular a revisar un mensaje que le había llegado, contestando este mismo para luego guardar el objeto móvil, acariciando las cabelleras del más pequeño.

Una vez al llegar a su destino, bajaron del bus, el ocre no soltaba la mano de su pareja, con la otra cargaba al crio que no quería despegarse de él hasta tenerle confianza al lugar, el azabache llevaba de la mano a la rubia que miraba todo con curiosidad altanera. Visitaban un zoológico, una petición de Amane de hace una semana atrás cuando veía la televisora, Stephan arqueó una ceja al ver la entrada del lugar.

Edwin miraba a los alrededores con cautela y curioso, muchas cosas nuevas tenían por ver, al escuchar un: "hace mucho que no visitábamos este lugar" por parte del ocre, jaló un poco la trenza de este, escuchando un quejido del mayor.

--¿qué te dije?--preguntó Stephan frunciendo el ceño levemente.

--vengan--habló Sajiro soltando la mano del ocre.

Este le siguió, ya teniendo controlado al más pequeño obviamente, caminaron hacia el interior del lugar, Amane se aferró a la mano de su padre por miedo a separarse de ellos entre la gente que había en el lugar. Pasaron por la zona de los reptiles, donde varias preguntas llegaban por parte de la rubia, a lo que el azabache tuvo que cargarle para que leyera la ficha del animal, un cocodrilo, el entusiasmo de Amane a veces provocaba una pequeña risa a sus padres, en cuanto a Edwin, este señalaba las cosas y Stephan le respondía diciéndole que eran. Sajiro solamente guiaba el camino en algunas ocasiones.

Los dos pequeños aprendían bastante ese día tan entretenido para ellos, gastaban bastante energía al corretear por una zona libre, quedándose cerca de donde sus padres estaban sentados. Obviamente no faltaban los coqueteos de hombres hacia el ocre y de féminas hacia el azabache, los dos pequeños se aparecían en la escena para abrazarles de forma sobreprotectora.

[...] 18:05hrs

Ya regresaban a casa, los dos pequeños se habían dormido luego de gastar todas sus energías ese día, ambos jóvenes adultos hablaban de algunas cosas, ignorando el tema que siempre les causaba molestia a ambos, caminaron un par de cuadras para llegar a su dulce hogar, el menor abrió la puerta, encendiendo las luces, se quitaron el calzado, el azabache cerró la puerta tras suyo, encaminándose al cuarto de la pequeña, Stephan fue por el mismo camino, entrando a la habitación al lado de la de Amane, dejando al crio en su cuna.

Un suspiro salió de sus labios, saliendo de aquel cuarto, mirando a quien era su pareja parada frente suyo, a lo que le abraza, siendo correspondido. Tras separarse bajaron a la primera planta, sentándose en los sillones en la sala, empezando a darse besos de vez en cuando, hasta llegar a comerse a besos.

Lentamente el menor quedó sentado sobre las piernas del azabache, las manos de este se posaron en la cintura del menor, quien empezaba a restregarse contra el mayor, ahogando pequeños jadeos en el beso entreabriendo sus labios, algo que aprovecho Sajiro para introducir su lengua en la cavidad bucal ajena, enredando sus lenguas en un beso francés, las manos de Stephan se iban enredando con los cabellos del azabache lentamente. Se separaron por la falta de aire que sus pulmones empezaban a exigir, con un hilo uniendo sus labios.

--creo que... si seguimos les daremos a esos dos un hermano más--burló el ocre acariciando las cabelleras de su esposo.

--umh, eso sería un problema, es suficiente con esos dos--comentó el azabache--. Amane no debes de espiar las conversaciones de mamá y papá.

El ocre miró a donde se encontraba de pie la ya nombrada, esta asintió, acercándose a donde ambos se encontraba, el azabache puso a su pareja a un lado suyo para que la contraria se sentase al otro costado. La rubia se sentó en ese lado, agarrando el control remoto a encender la televisión, mirando de reojo a sus padres que seguían algo empalagosos al estar abrazados de esa manera, el ocre abrazando por el cuello y pecho al azabache, y este, abrazaba con uno de sus brazos los hombros del menor, esa imagen llegó a darle cierta ternura a la rubia, que nuevamente enfocó su mirada en la caricatura.

A las pocas horas madre e hija se quedaron dormidos a cada costado del azabache, este suspiró, dejando al ocre recostado del respaldar del sofá, cargando a la más joven para irla a llevar a su cuarto, luego regresó a por su pareja, cargándole estilo princesa, notando que estaba entre despierto y dormido, cosa que llegó a darle gracia, no era de todos los días verle de ese modo.

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No puedo evitar colocar escenas cursis de esta pareja, recuerden falta poco para el arco final de esta historia, así que disfrutéis y si quieren segunda temporada, que esta historia llegue a +550 lecturas. Sin más que deciros me despido de ustedes... nos vemos... se les quiere mucho... chao~

Atte.: TheCreeper

Awake/DespiertaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora