Capítulo 63

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Cap.63: Arte y Violencia 1... 02 Feb. Del 2013... 10:00hrs

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Era uno de esos fines de semana donde se animaba a pasar tiempo con su hija, claro, teniendo al crio en brazos mientras veía a la rubia dibujar atenta en la mesa para café, tenía algo de calor, por lo que se había puesto algo fresco para la ocasión y así no agobiarse con la calor.

Su pareja se encontraba trabajando, así que debía de encargarse de los dos infantes él solo, no le sorprendía, aunque eso traía algo de beneficios para pagar la renta de la casa. La rubia se le acercó con una gran sonrisa, mostrándole su dibujo, el ocre lo agarró, agradeciendo por aquella obra de arte hecha por su hermosa hija, lo guardaría, si la pequeña quería ser artista mejor iba guardando aquellos dibujos para irlos comparando después.

Hasta el momento la pequeña infante dibujaba bien para su edad. Con el llanto del crio se levantó de su puesto, ya su pañal apestaba, mejor ir a cambiarle, dejando a la única hembra de la casa en la sala. Una vez en el cuarto de baño, retiró el pañal sucio, más la camiseta que le había puesto, empezando a bañarle con cuidado, riendo un poco al verle jugar con el agua.

--vamos Edwin...--dijo sacando al susodicho de la bañera, enrollando el cuerpecito de este con una toalla-- sé que te gusta jugar en la bañera pero debes salir.

El pequeño bebé se movía un poco para agarrar mejor comodidad en los brazos de su progenitor, la cual fue quebrada al ser dejado sobre la cama, boca arriba y la toalla extendida bajo su cuerpo. El ocre se encargó de secarle bien, para luego empezar a echarle talco en los pompis, y así colocarle el pañal.

--¡mamá!--la pequeña rubia ingresó al cuarto--¿puedo llamar a Velmar para que juegue conmigo?--preguntó en suplica.

--después del almuerzo--respondió el mayor de los presentes, cargando al crio--, ya te lo he dicho Amane, las visitas no pueden ser antes de las 12 a menos que duerma aquí.

--pero mamá.

Miró seriamente a la menor, esta suspiró derrotada, por una razón parecida a esa prefería a su padre, y eso lo sabía el de cabelleras ocres. Este le entregó al crio, a quien cargó con cuidado, sentándose en el suelo con su hermanito sobre su regazo, siendo vigilados por el de orbes grisáceos.

Era un día de esos en los que nunca salía a menos que fuera a comprar algunas cosas para el cuidado de Edwin o juguetes para el mismo, después de todo, este crio era un poco más inquieto con la presencia del azabache, y no se despegaba del ocre cuando eso ocurría.

Cuando faltaba poco para que el reloj marcase las 12 del mediodía, dejó al crio durmiendo en su cuna, para ir cocinando el almuerzo, siendo ayudado por la rubia en algunas cosas. Al terminar suspiró, mirando el reloj nuevamente, la pequeña infante fue de inmediato a abrir la puerta en cuanto el timbre sonó. El ocre midió el tiempo, llegando a escuchar murmullos a pesar de la distancia de la cocina con el corredor principal.

--<<que bueno que Edwin esté dormido>>

Agarró un cuchillo -con el filo místico corta cabezas-, colocando su mano con la que agarraba aquel objeto tras su espalda, acercándose a donde se debía de encontrar la pequeña rubia. Un hombre de origen desconocido estaba allí, teniendo un objeto filoso al cuello de su hija, quien sollozaba bajamente mientras miraba fijamente a su progenitor asustada.

--¿qué queréis?--no mostraba miedo, a pesar de que su pequeña corría peligro.

--si recuerdas a la jefa Kariole, ya sabrás que quiere--respondió otro hombre que ingresó por la ventana junto a otro par--es mejor que vengas con nosotros si no quieres que nada le pase a la niña.

El ocre mantenía el cuchillo en su espalda, era obvio que no dejaría que se lo llevaran así de fácil, pero, llevaban de rehén a su hija, ese detalle complicaba las cosas. Suspiró, e hizo como si se rindiera, al tener a tres de esos hombres cerca les atacó, cortándoles en la yugular con el cuchillo, quedándose quieto al notar que ahora apuntaban con un revolver a la cabeza de su hija.

--<<solo quedan ellos dos... pero si hago algo contra uno... matarán a Amane>>

Era un callejón sin salida, o eso pensaba al ver a su pareja ingresar con sigilo por una de las ventanas de la casa, dejando que uno de los hombres se acercase a su persona. Cerró sus ojos, al escuchar el disparo más el grito de la pequeña, se abalanzó encima de aquel hombre, quitándole el arma, y disparándole en la frente, soltando un pequeño jadeo.

--busca el botiquín Sajiro--ordenó acercándose a la infante, que sangraba del brazo izquierdo.

Rompió un trozo de su camisa, empezando a amarrarlo con fuerza sobre la herida para evitar que la sangre siguiera pasando, recibiendo el botiquín de primeros auxilias dado por su pareja, el azabache fue a atender al crio que se despertó llorando con fuerza, debía de ser el olor de la sangre que le llegaba a sus fosas nasales.

El joven adulto sacó del botiquín unas pinzas, colocando un trapo en la boca de su hija.

--muerde con fuerza.

La menor asintió asustada, en eso el ocre metió las pinzas en la herida de bala, provocando que la pequeña mordiese el trapo ahogando lo que sería un grito desgarrador. Fue buscando la bala hasta sostenerla con las pinzas, sacándole ese objeto tóxico del brazo.

No le preocupaba que el brazo de la rubia se fuese tintando a un color morado por evitar el flujo de la sangre por la venas, empezando a curarle la herida con alcohol, mientras se empezaba a escuchar el sonido de las sirenas policiacas.

--ahora hay que contarles a los gilipollas--habló el azabache parado frente al contrario cargando al crio.

--si...

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Hola... -esquiva las piedras- perdónenme por hacerle daño a mi preciosa niña, pero es mejor ir poniendo la tensión, ¿verdad? -le tiran tomates-, ya que, el próximo capítulo será un extra, luego seguiré este que quedó inconcluso, no se les olvide darle a la estrellita y dejar tu mejor insulto acá abajo en la cajita de comentarios... nos vemos... se les quiere... chao~

Atte.: TheCreeper

Awake/DespiertaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora