Capítulo 38

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Cap.38: Estudios... 11 Sep. Del 2006... 07:30hrs...

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La joven pareja caminaba hacia aquella institución, el ocre revisaba su libreta durante el camino, curioseando esta, el azabache en cambio le abrazaba por la cintura apegándola a él de forma algo sobreprotectora, cosa que no le importaba al sumiso de la relación, quien se centraba en guardar la libreta en su mochila llevando esta sobre uno de sus hombros. Se decidieron por hablar un rato para matar el tiempo en cuanto caminaban hacia la universidad, lo que más molestaba a ambos era el curso de preparación, esto era a causa de que ninguno de los dos tenían registros en alguna institución de grado menor. Al llegar, ingresaron tranquilos, mirando una de las carteleras las cuales tenían plasmado el listado de las distintas clases.

--al menos estamos en el mismo curso--comenta el azabache dejando de abrazarle--sería molesto que me tolerara a todas las putas que se me van a cruzar en el camino.

--es un lio total--musita bajamente el ocre, escuchando el timbre sonar, llevando una de sus manos para cubrir su oreja derecha--ese ruido es tormentoso.

Ambos se encaminaron al aula correspondiente al curso, sentándose en los puestos del fondo uno al lado del otro, en cuanto entró el director no prestaron atención a "la charla de bienvenida" que el viejo daba, el ocre empezó a escribir algo en la última página de su libreta, el azabache solamente apoyaba su codo en la mesa recargando su mentón en la palma de su mano. Cuando terminó aquella charla se retiró, dando paso al profesor, quien explicó algunas cosas como las reglas de la institución y normas de convivencia, cosas que desinteresaban a la pareja, el inicio a la clase finalmente se dio sin tener que presentarse a la clase completa, algo que aliviaba al ocre, debido a su apariencia innumerables preguntas llegarían de inmediato.

Con la primera hora completada se quedaron en el aula, viendo a los demás salir mientras conversaban, el ocre seguía escribiendo o dibujando cosas en la página final de su libreta, una chica rubia, cuerpo formado con curvas excepcionales, grandes pechos -inserten a Rangiku Matsumoto-, y de buena figura trasera, con los cabellos largos rubios y de tez morena se acercó a coquetear con el azabache, este le ignoraba y miraba a otro lado con repulsión, el ocre miraba la escena montada por la chica de forma disimulada, teniendo que aguantar las ganas de matar a esa puta barata a mano limpia.

--oye papi~ ¿qué te parece si nos divertimos luego de clases~?--cuestiona la rubia sentándose en la mesa del azabache de forma "seductora".

--lo siento, pero estaré ocupado--rechaza el azabache con asco y repulsión hacia la chica.

--ah por favor~--sonríe de forma coqueta, llevando una de sus manos al hombro del mayor--solo será un rato~

--creo que tienes los oídos tapados cariño~--se entromete Stephan cruzándose de brazos mientras miraba, arrugando un poco el ceño--¿acaso no les has escuchado? No tiene ganas de estar con una puta barata como vos--refunfuña levantándose de su puesto.

--¿cómo me dijiste?--cuestiona molesta la rubia, colocándose frente al menor -en estatura- de forma firme--repítelo en mi cara.

--puta... barata--repite de forma lenta descruzándose de brazos, mirando a la chica sin intimidarse--¿qué harás ahora?

--t--salvada por la campana, la chica regresó a su puesto meneando la cintura al caminar molesta.

El ocre volvió a sentarse en su puesto, el azabache le miró, al notarlo, le dedica una sonrisa algo nerviosa, a lo que el mayor suspira pesado, debió imaginarse que incluso ahí había de esas regaladas cualquieras que se daban cirugías plásticas para llamar la atención. Durante ese periodo de tiempo no prestó tanta atención a la clase, algo que notó su novio, quien se dedicó a tomar apuntes con calma, luego hablaría con el azabache al regresar a casa.

[...] 12:04hrs

Camino de regreso, la pareja iba en un silencio que se iba tensando cada vez más, el ocre se despidió del mayor al llegar a casa, tenía trabajo ese día, el azabache le deseó suerte que no necesitaba antes de ingresar a la casa, el menor suspiró, encaminándose a ese lujoso restaurante donde trabajaba, durante el camino, la chica de antes se le acercó a preguntarle varias cosas, una de ellas, era la pregunta que tanto irritaba a Stephan, él simplemente le ignoraba hasta llegar a su trabajo.

--lamento la tardanza--dice al ver a unos de los compañeros de trabajo, yendo a colocarse el delantal--¿qué ocurre Jorge?--cuestiona sin verle.

--¿eh? ¿Cómo supiste que era yo?--pregunta algo sorprendido, los demás le habían comentado que el ocre adivinaba quien se acercaba sin verle--veo que el rumor es cierto.

El menor volteó a verle, sonriendo un poco de forma ladina, agarró la mini-libreta donde tomaba las órdenes de los clientes, encaminándose a las mesas ocupadas junto a Jorge, un chico de 20 años, ojos castaños, cabellos a juego y de tez clara, ambos habían tomado el turno de la tarde debido a los estudios que habían comenzado ya. Durante todas esas horas, varios le coqueteaban al ocre, este solamente les decía que fueran a un prostíbulo si tanto querían follar con alguien, era imprudente pero así aquellos hombres se callaban y dejaban de molestarle, bueno, algunos, otros no se rendían tan fácil y buscaban la forma de que Stephan cediera ante ellos.

--que disfruten de su comida--le dice a un par de chicas que solían ir todos los días y, que siempre saludaban al ocre y le trataban bien--bueno, mi turno casi termina--murmura para sí mismo al ver el reloj colgante.

Fue a tomar la última orden en su turno, un hombre y su pareja femenina con pintas de tener una gran cantidad de dinero por sus prendas de vestir, una pareja adinerada, ¿quién lo diría?, el ocre se les acercó para tomar su orden, el hombre le miró de arriba hacia abajo, admirando seguramente la figura del joven, el ocre les dedicó una sonrisa a ambos más un "en un momento les traigo su orden" para así retirarse a la cocina, entregándole el papel a Agatha, la cocinera en jefe del lugar, una joven de 24 años, ojos color oliva, cabellos tinteados de verde en las puntas y de tez moreno claro.

Era un día como cualquier otro para el ocre, quien regresaba a casa algo tarde, teniendo el claro que el azabache ya había ido a su trabajo o si llegaba a equivocarse, estaría cuidando a la pequeña Amane, los postes comenzaban a encenderse para dar iluminación a las calles, acomodó sus cabelleras en una coleta alta, ya empezaba a darse la libertad en hacerse esos peinados que dejaban en claro lo largo de su cabello.

Acostumbrarse a esa vida era algo complicado...

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¿Me extrañaron? Ustedes: solo esperamos tu actualización. Bueno, yo igual os extrañé, espero que os haya gustado, no se les olvide darle a la estrellita y dejar tu comentario si queréis que te dedique un cap. Dedicado a: @LaChica_Rara1 y @villaincreppy... nos vemos... se les quiere... chao~...

Atte.: TheCreeper

Awake/DespiertaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora